En: http://www.lapatilla.com/site/2015/02/04/gustavo-coronel-carta-a-jorge-giordani/
Gustavo Coronel
Su viaje hacia el horror comenzó con una frase de arrogante
optimismo: “Tendremos que quitarnos los inversionistas a sombrerazos” y
termina, 16 años después, con una trágica admisión : “Somos el
hazmerreír de América Latina” . En estos 16 años de viaje ininterrumpido
hacia el foso social del planeta usted ha sido uno de los principales
culpables. Usted ha sido uno de los funcionarios más corruptos que ha
tenido este grotesco régimen. No hablo de robo al erario público, lo
cual no me consta, sino de la destrucción que usted y sus locas ideas
han causado a este pobre país. La peor forma de corrupción es aquella
que hace que un hombre incapaz ocupe posiciones de autoridad que le
permitan hacer daño. La peor forma de corrupción es la de aquel que sabe
el daño que está causando y sigue empecinado en causarlo. Esa fue su
trayectoria durante estos 16 años de tragedia y tristeza para Venezuela.
Usted llegó al poder de manos agarradas con el difunto sátrapa. Para
aquel poco culto paracaidista (que nunca saltó de un avión) usted, de
mayor edad y con pretensiones académicas que resultaron ser de dudosa
certeza, representaba la figura ideal del consejero paternal. Su primera
gran idea fue la de construir un emporio de riqueza al sur de
Venezuela, a lo largo del eje fluvial Orinoco-Apure. “Esta será la
columna vertebral de Venezuela”, dijo el difunto con entusiasmo, ver: http://www.psuv.org.ve/temas/noticias/Eje-Orinoco-Apure-sera-columna-vertebral-de-Venezuela/.
Hasta el avinagrado Alberto Müller Rojas se sumó con entusiasmo a la
idea, al decir: “[construyamos allá ] un centro de importancia política,
militar, científico y cultural. Cabruta, tal como lo pensó Ramiro Nava,
el Julio Verne venezolano, podría ser el sitio ideal para tal
propósito”. Uno de los componentes más absurdos de este plan fue
anunciado por el difunto con bombos y platillos: el Gasoducto del Sur,
que iría de Venezuela hasta Argentina. Ninguna de estas locuras se
concretó pero el país gastó alrededor de $200 millones en estudios y
actividades de uno u otro tipo y miles de horas-hombre desperdiciadas.
Obligado por el progresivo deterioro financiero del régimen usted
abandonó sus grandiosas pretensiones de planificador para convertirse en
agente directo de corrupción. Para ello comenzó a diseñar presupuestos
“creativos”, en los cuales el ingreso petrolero era groseramente
sub-estimado a fin de escamotearles a las gobernaciones y alcaldías el
dinero que les correspondía por ley. Ello hizo posible (y todavía lo
hizo posible hasta hace poco tiempo, cuando el barril de petróleo se
cotizaba a más de $90) que el poder ejecutivo, léase Chávez primero y
ahora Maduro, utilizaran a discreción miles de millones de dólares,
gastados sin transparencia alguna por el hamponato oficial. Así lo
reconoce usted en su carta cuando habla del gasto alocado y fuera de
control que llevó a un inmenso endeudamiento. Lo que usted no dice en su
carta es que usted fue uno de los principales responsables de este
inmenso crimen contra la nación. Usted también ha sido una de los
principales responsables del ruinoso control de cambio que ha generado
la hiper-corrupción. Unos $30.000 millones han ido a parar a los
bolsillos de empresarios fantasmas y de sus cómplices del régimen.
Pero es que, además, usted es una persona torva, a pesar de ofrecer un
aire monástico, propio de quien vive en el mundo superior de las ideas.
Si hemos de creerle a Guaicaipuro Lameda – y yo le creo – usted le
expresó que era necesario mantener pobres a los pobres, como estrategia
para perpetuarse en el poder.
Su carta, dada a la publicidad cuando fue botado del gobierno (ni un día
antes), pretende eximirlo a usted de toda responsabilidad en el
desastre que ha ocurrido en Venezuela. En esa carta usted habla de
Chávez como su compañero de viaje, en busca de “un mundo mejor… y de la
patria grande”. Para ello ustedes se embarcaron en un política suicida
de dádivas a los pobres y a los regímenes ideológicamente fines de
América Latina, la cual – lejos de sacar a nuestros pobres de la pobreza
– los hizo más dependientes del estado populista y paternalista. Al
hacerlo hostigaron sistemáticamente a la clase media que es el pilar
esencial de generación de riqueza en cualquier país.
En su carta usted se confiesa uno de los padres de esa horrible criatura
que se llama “Plan de la Patria”, documento cursi y fraudulento que es
una de las principales razones por la cuales somos el hazmerreír de
América Latina y del planeta. Habló usted en esa carta de tres grandes
objetivos: (1) Sacar del abandono a sectores marginados; (2), desmontar
la máquina de poder que habían instalados grupos externos e internos,
recuperando a PDVSA y alineando a la Fuerza Armada con los “intereses
populares”; y, (3), crear un aparato productivo público.
Para lograr lo primero recurrió usted a la política de dádivas y
limosnas que ha puesto a las amas de casa venezolanas a caerse a
trompadas por un pollo. Para lo segundo trata de exhibir como logros lo
que han sido, en realidad, acto de destrucción: una PDVSA endeudada y
degradada; un Banco Central satélite de los abusos de poder; una Fuerza
Armada prostituida y en cuyo seno habitan con total impunidad los
narcotraficantes. En cuanto a lo tercero, solo cabe preguntar: Giordani:
dónde está ese aparato productivo?
Confiesa usted en su carta que en las elecciones de Octubre 2012, las
cuales fueron fraudulentas desde el inicio, al presentarse un ser
agonizante para una elección que – de ganar – lo comprometía con el país
por seis años, se llegó al uso ilegal de recursos financieros que han
debido ser utilizados para el bien de la nación y no para garantizar la
permanencia en el poder de la pandilla que usted integraba.
Admite usted en su carta que, a fin de lograr los recursos necesarios
para mantenerse en el poder, se endeudó a PDVSA, se endeudó el gobierno
central internamente y se puso al Banco Central a imprimir dinero
inorgánico, al mismo tiempo que se mantenían grandes contingentes de
empleados públicos, a pesar de que las empresas del estado fueran
deficitarias y no necesitaran una burocracia inflada. En otras palabras,
convirtieron al Estado en una inmensa maquinaria de comprar votos. Le
cayeron ustedes a realazos a los pobres y promovieron una importación
suntuaria para dar una ilusión de abundancia. Se repartieron neveras,
televisores y toda clase de aparatos electrónicos entre los pobres y
casas y automóviles entre los militares.
Habla usted de la unión cívico-militar como condición necesaria para
preservar lo que usted llama “la independencia nacional”. Esta es la
doctrina del fascista, anti-semita y difunto Norberto Ceresole. Ello ha
llevado a una Fuerza Armada corrompida hasta la raíz, traficando en
drogas, colocándose al margen de la constitución. Todo lo que ustedes
tocaban se pudría.
Confiesa usted que la enfermedad de Chávez causó rupturas en el
gobierno. Con ello demuestra que no existía un equipo, que el gobierno
era Chávez, que no había tal revolución sino chavismo, que ustedes
seguían a un vulgar caudillo, un salto atrás al siglo XIX.
Dice usted que los problemas se acentuaron al mostrar PDVSA y el BCV
“signos de independencia”. Es paradójico que usted diga esto, puesto que
estos organismos deben ser autónomos. El problema real fue la baja
calidad gerencial y moral de quienes han manejado estas instituciones,
incluyéndolo a usted.
Habla usted de un Maduro botarate e incapaz. Pero debo recordarle que
Chávez también fue un botarate incapaz, más dañino aún que Maduro porque
tenía más autoridad para hacer desastres y tuvo más dinero para botar.
Habló usted de enfrentar la corrupción, pero lo que hizo fue pedir
más controles. Más controles no terminan con la corrupción, la aumentan.
Lo que termina con la corrupción es el castigo a los corruptos y usted
en 16 años no ha acusado a nadie por ese motivo. Ha sido parte del
problema, no parte de la solución.
Su viaje insensato de destrucción nacional ha terminado con una admisión de fracaso. Así lo registrará la historia
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