Sunday, August 13, 2017

Fernando Ochoa Antich: ¿Qué ocurrió en el Fuerte Paramacay?

Esa pregunta se la hacen los venezolanos desde el mismo momento en que apareció, el pasado domingo, en las redes el capitán (GN) Juan Carlos Caguaripano Scott, comandante de la “Operación David-Carabobo”, en compañía de un grupo de sus seguidores, uniformados y armados, para enviar un mensaje “desde la 41 Brigada Blindada acantonada en Valencia”.
Dicho mensaje, muy bien estructurado desde el punto de vista político, fue dirigido a los venezolanos y a la Fuerza Armada Nacional. Entre otros aspectos, el mencionado oficial afirmó que esa operación no constituía un golpe de Estado sino una acción “cívico y militar para desconocer la tiranía asesina de Nicolás Maduro, restablecer el orden constitucional y salvar al país de su destrucción total”…; manifestó  respeto y reconocimiento a la Asamblea Nacional; honró la heroica memoria de los jóvenes caídos en las acciones de protesta; y planteó la  conformación de un gobierno de transición y la convocatoria a elecciones generales libres con poderes públicos independientes.....
La inmensa mayoría de nuestro pueblo conoce perfectamente bien que el gran responsable de la tragedia nacional es Nicolás Maduro, secundado por una camarilla corrompida e ineficiente. Su empecinamiento en mantenerse en el poder lo ha llevado a violar consuetudinariamente la Constitución y leyes de la República, al punto de que la carta magna ha sido convertida en letra muerta, para poder gobernar a su real saber y entender. Allí está precisamente el origen del conflicto. Como es lógico, esa realidad no puede escapar tampoco al conocimiento de los miembros de la Fuerza Armada Nacional, la cual ha sido literalmente utilizada en contra de la mayoría de los ciudadanos que solo reclaman el ejercicio de sus derechos. Esa situación tiene que ser revertida, mediante la recuperación del imperio de la ley y el respeto a la dignidad ciudadana. No puede la Fuerza Armada permitir que Venezuela se convierta en un campo de batalla solo para satisfacer los caprichos y ambiciones de un grupo político cegado ideológicamente. Independientemente del conocimiento exacto de lo ocurrido en el Fuerte Paramacay, es un hecho que debe llamar a la reflexión a todos los miembros activos de la Fuerza Armada, en particular a los altos mandos, para que en ejercicio de sus deberes constitucionales cumplan lo establecido en el artículo 328 y asuman el ejercicio de sus deberes como único norte de actuación profesional...."

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