La situación actual no es nada halagüeña, la oposición política dividida en dos partes que parecen divergentes pero que son lo mismo, unos que llamaron a participar en el proceso para elegir primero gobernadores y luego alcaldes, hoy se encuentran que el régimen se adjudica la casi totalidad de cargos en disputa, publican una falsa participación masiva y no hay consecuencias, no hay una política para combatir, para luchar contra ese grosero fraude. Los otros, los que llamaron a la abstención, tampoco muestran una programación activa para cobrar resultados. Esta es nuestra tragedia, una dirigencia absurda incapaz de acordarse en una sola política para salvar a Venezuela, solo gruñen al régimen sin morderlo, unos en un estúpido plan de improductivos diálogos, otros criticándolos mediáticamente pero incapaces de unir los puntos cardinales de una rebelión que se nota a flor de piel en un país desesperado. Tal parece que la abrumadora abstención de este último episodio de las municipales, de la cual se dice que pasa de 80%, tampoco tendrá consecuencias para el régimen en su consolidación dictatorial, a pesar de la pelea interna entre sus facciones gansteriles que aflora a gritos.
Ante las contradicciones, equivocaciones y ceguera de la oposición dividida, el régimen seguirá avanzando, ahora convocarán elecciones presidenciales con Maduro de candidato con el mismo entramado electoral que le garantizará el fraude, y mismas políticas bobaliconas de los dos toletes opositores: abstención pasiva y participación pasiva de nuestros absurdos partidos peleándose entre sí.
¡Ah malaya nuestra suerte!
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