Como era previsible, las medidas económicas tomadas por el gobierno resultaron extemporáneas, inadecuadas e insuficientes. En consecuencia, terminaron sometiendo a la población a mayores penurias y a más inflación. La desesperanza, con sus secuelas personales y sociales, no ha hecho sino profundizarse. Incluso los gestos oficiales calculados como generadores de optimismo no han logrado sino alimentar la frustración. Del promocionado viaje a China solo quedan, de parte de los anfitriones, declaraciones ambiguas y algunas promesas –escasas y condicionadas– y, para Venezuela, más compromisos –de pagos, de suministro de petróleo, de nuevas concesiones......
Entre las muchas urgencias de Venezuela, esta es una de las primeras: pensar un Plan –así, con mayúscula– sobre el cual la gente, las instituciones, las comunidades, puedan trabajar. Se trata de trazar un verdadero plan que logre concitar apoyos, con soluciones en el ámbito político, pero también y de manera muy importante, en el económico. Se trata de dar contenido al liderazgo, de no dejar las decisiones en manos de los amigos o de las circunstancias, de aglutinar voluntades de los principales actores de una sociedad moderna y participativa, no solo de los políticos. Se trata de ponerse de acuerdo en lo sustancial, en el modelo y en las reglas, de atender las causas, no solo las consecuencias. La crisis humanitaria que hoy desangra a Venezuela es una consecuencia......
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