6 February, 2011
No me refiero al cólera que llegó desde el Caribe para asustar a ricos y pobres con su secuela de vómitos y diarrea. No me refiero a ese cólera de manos sucias y materias fecales en acción; me refiero a su versión femenina la cólera, mucho más destructiva, y en nuestro caso, bolivariana por demás.La Cólera Bolivariana es rabia suelta, ira súbita, furia desbordada, arrebato devastador, irritación continua, violencia cotidiana que nuestros gobernantes ejercen diariamente contra adversarios tildados de toda cosa: enemigos, espías, plasta, pitiyanquis, burgueses inmundos, escuálidos de mierda, imperialistas. En fin, la lista de epítetos es larga e intensa como la cólera que la genera.
Nuestra cólera bolivariana, endógena, cívico – militar, antiimperialista y pro – cubana, es más que una epidemia pasajera y controlable, es un estado ideológico dirigido a triturar, demoler, pulverizar, desintegrar, disgregar, atomizar cualquier intento de pensamiento disidente, de idea distinta, de tendencia desemejante.
Esa cólera bolivariana es mucho más destructiva que el cólera caribeño: las instituciones demolidas, los hospitales en el suelo, las viviendas faltantes, los muertos de todos los días, tardes, noches y madrugadas, los presos políticos, las carreteras derruidas, la basura boyante, los niños de la calle, la creciente inflación, los regalos albinos, la indolencia gubernamental dan buena prueba de esa enfermedad que los venezolanos debemos soportar cotidianamente.
La cólera bolivariana se transmite por radio y televisión, tengamos pues cuidado al encender esos aparatos: cuando se anida produce un rojo – rojito en el cuerpo y una fiebre delirante, convulsa que lleva a gritar de manera suicida:
¡Así, así, así es que se gobierna!
¡Cólera bolivariana, Socialismo y Muerte!
¡Moriremos!
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