Nariz de pinocho

En: http://www.confirmado.com.ve/Noticias/Confidencial/Nariz-de-Pinocho.aspx

Ruth Capriles
 

El histórico semanario Fantoches fundado por Leoncio Martínez en 1923, desarrolló una persistente línea editorial alrededor de dos imágenes contrapuestas: Juan Bimba, representando el pueblo en alpargatas, y Pinocho, representando a los burócratas gubernamentales que siempre mienten al pueblo.

Esa oposición simbólica, Pinocho vs. el pueblo, fue un instrumento magistral del periódico para crear consciencia en la población respecto a los engaños de los poderosos.

El uso de la mentira política tiene límites en la credibilidad de los ciudadanos y de alto riesgo como estrategia permanente para manipular potenciales electores. Especialmente porque la mentira alcanza el extremo de paradoja muy rápido. Si el mentiroso dice que no miente, miente. Y a Pinocho le crece la nariz cuando miente, pero al crecerle, todos saben que miente.

Hoy el Pinocho lleva la nariz muy larga y ya nadie le cree, porque si es verdad pensamos que miente y si dice que no, entonces ha mentido. Y Juan Bimba se cansa de tanta manipulación y lo que dice en la calle es simple: sea lo que sea, ya le toca a otro. El manejo de la psicología colectiva, ese masaje de la propaganda sobre el espíritu de los ciudadanos, parece ilimitado, pero como todas las elásticas, de tanto estirar pierden elasticidad.

El espíritu de los venezolanos está cansado del masaje. ¡Qué fastidio!, se oye en la calle. Ya no importa si es verdad o mentira. Ante la incertidumbre la solución es simple: otra persona a quien todavía no le haya crecido la nariz y de la cual podamos esperar que no diga tanta mentira.

Los gobernantes creen que el pueblo es estúpido e ignorante, y no se dan cuenta de que su nariz los traiciona ni cuando el pueblo ya no come coba. Mientras Pinocho se ocupa de mentir, el pueblo experimenta la inflación, el desempleo, la provisión incierta de alimentos, los obstáculos burocráticos, los impuestos, las mordidas y peajes; el deterioro y la miseria. El masaje fastidia, la elástica ha cedido. Sea lo que sea: ahora le toca a otro.