MARUJA TARRE | EL UNIVERSAL
viernes 9 de septiembre de 2011 12:00 AM
Venezuela ha sido siempre tierra de realismo mágico, pero ahora estamos llegando a paroxismos que nos acercan a una especie de locura colectiva. Cada noche en las múltiples emisoras gubernamentales, cuando no es en cadena, podemos contemplar unos inspiradores y místicos programas o encuentros de amor y fe, en donde aparecen peregrinos, magos, brujos, sacerdotes. Todos ellos cantan, bailan, rezan, lloran, gritan, ríen, ejecutan actos de la más variada índole para lograr una mejoría en la salud del Comandante-Presidente. Algunos escépticos aseguran que se trata de agentes tarifados, pero me he dedicado a observarlos y estoy convencida de que se trata de gente sincera. A ellos yo aplicaría exactamente una frase de "La Guerra de Fin de Mundo" de Vargas Llosa: "mujeres y hombres que se vuelven un solo ser sumiso y reverente, dispuesto a darlo todo por quien ha sido capaz de llegar hasta su postración, su hambre y sus piojos, para infundirles esperanzas y enorgullecerlos de su destino".
Al mismo tiempo que vemos estas manifestaciones surgidas del alma popular, que en gran parte explican el éxito electoral de Chávez, paralelamente tenemos a otros fanáticos que han iniciado, según ellos, "la Guerra de Cuarta Generación". Estos sí podrían ser tarifados, anónimos, cuyos rostros y nacionalidades ignoramos por completo. Son los locutores que glosan continuamente sobre el mar de felicidad cubano, los hackers que se roban las cuentas de los opositores en Twitter, los espías que difunden conversaciones telefónicas, todo un submundo de delincuentes tecnológicos que dicen ayudar la causa de la revolución. Entre "La Guerra de Fin de Mundo", y "la Guerra de Cuarta Generación", se encuentra Venezuela, un país cuya población, en su gran mayoría, solo quiere vivir en paz.
Al mismo tiempo que vemos estas manifestaciones surgidas del alma popular, que en gran parte explican el éxito electoral de Chávez, paralelamente tenemos a otros fanáticos que han iniciado, según ellos, "la Guerra de Cuarta Generación". Estos sí podrían ser tarifados, anónimos, cuyos rostros y nacionalidades ignoramos por completo. Son los locutores que glosan continuamente sobre el mar de felicidad cubano, los hackers que se roban las cuentas de los opositores en Twitter, los espías que difunden conversaciones telefónicas, todo un submundo de delincuentes tecnológicos que dicen ayudar la causa de la revolución. Entre "La Guerra de Fin de Mundo", y "la Guerra de Cuarta Generación", se encuentra Venezuela, un país cuya población, en su gran mayoría, solo quiere vivir en paz.
No comments:
Post a Comment