Sunday, October 7, 2012

En esta hora, una nota sentimental y privada

En: http://www.lapatilla.com/site/2012/10/07/thaelman-urgelles-en-esta-hora-una-nota-sentimental-y-privada/

Thaelman Urgelles

Mi primer recuerdo es estar sentado en el balcón de mi casa en Barquisimeto, como a las 7 de la noche, un día de 1953. Tenía 4 años y lloraba, porque estaba solo y unos señores de traje y liquilique preguntaban por mi papá o mi mamá. Era la Seguridad Nacional. Mi valiente madre, de visita donde unos vecinos cercanos, desoyó sus consejos de no volver a la casa, encaró a los esbirros y les abrió para que efectuaran el allanamiento. Lo demás es muy borroso para mi memoria y quizás lo reconstruya sobre suposiciones.
Pero lo que resulta innegable es que mi primer recuerdo estuvo vinculado con la política y sus tribulaciones y con los pequeños heroísmos de que está hecha en nuestras inconclusas naciones. De mis padres comunistas heredé el sentido de justicia, la rectitud moral y también un insondable e ilimitado amor por Venezuela. Pronto en la vida descubrí que la idea comunista conducía, cuando triunfaba, en el lado opuesto de aquellos hermosos principios morales y humanitarios.
Esta noche, cuando nos disponemos a librar la batalla más importante de nuestras vidas, no pude evitar un viaje hacia mi primer recuerdo y hacia mis amados padres que tan temprano me pusieron en contacto con la política real que tantas veces troncó los sueños de los venezolanos; una que creímos dejar atrás hace un par de décadas y que una madrugada de 1992 arremetió con mayores bríos para colocar un par de infames paréntesis en nuestro destino.
Mañana tendremos la oportunidad de enviar el penoso inciso a una gaveta del archivo de asuntos por olvidar. Estoy seguro que a una mayoría de nosotros no nos temblará el pulso ni nos abandonará el valor para ejecutarlo. Toda mi alma estará puesta en ello, cuando mire el tarjetón y en él visualice la entrañable foto que me reúne con Malena, nuestros hijos y nietos, en el centro del espacio que en esta tierra concita mi emoción más pura e incondicional, que no es otro que Venezuela.

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