THAYS PEÑALVER | EL UNIVERSAL
jueves 24 de enero de 2013 12:00 AM
"Inflación, fuga de capitales, control de cambio, moneda súper devaluada, nadie quiere invertir ¿cómo se va a desarrollar así una economía?" advertía Chávez en su primer año. Meses más tarde diría que: "se han pagado en 20 años, tres veces el monto de la deuda externa original y debemos más que hace 20 años, es una deuda eterna". (Chávez 2/9/02). Solo 3 años bastaron para devaluar de 569 bolívares a 1.540 y más tarde explicó al mundo que restauraba el control de cambio porque desde su toma de posesión se habían: "fugado más de 35 mil millones, en un país cuyo PIB es de 100 millardos de dólares" (Chávez 26/1/03).
Quiso el destino que Chávez se convirtiera en el Presidente que más devaluó el bolívar, el que más endeudó a la nación, el que más gastó en aviones y tanques y del que se fugarían más divisas en toda la historia, hasta el punto que la fuga de divisas controladas alcanzó 150 millardos (Barclays), a lo que si le sumamos las palabras del Presidente, antes del control, la cifra total rondaría los 185 millardos.
Como ironía quiso también que se endeudara con la banca capitalista de tal forma que se convirtió en el primer Presidente que pagó el 100% de su deuda externa en intereses o 3 veces la anterior en un solo período, cancelando 123 millardos de dólares (BCV). Cuando se cumplan 40 años del endeudamiento chavista, se habrán pagado 440 millardos en intereses a los bancos extranjeros o 4 veces lo que pagaron los adecos y copeyanos, dejándolos como hermanitas de la caridad.
No faltará el necio que dirá que la deuda representa apenas el 25% del PIB, acudiendo al truquito de la "paridad". Ese genial invento de los maestros neoliberales que convenció a los líderes subdesarrollados que sus economías se triplicaron como por arte de magia, para que los tercermundistas corrieran a endeudarse hasta la última generación, en los mismos bancos que asesoraban, terminando como los incautos, cuando les suben el límite de la tarjeta de crédito. La realidad es que Chávez heredó una economía de 98 millardos y como lo presentó año tras año, el crecimiento solo fue del 38,2%. Así que nuestra economía real es de apenas 135 millardos de dólares de Caldera, en fin que producto de esta irresponsabilidad, debemos todo lo que tenemos.
Pero lo peor fue haber escuchado a ese líder antineoliberal caer redondo en la trampa neoliberal y de lo más sonriente le explicó al país, antes de irse a Cuba que: "El PIB venezolano se ha casi triplicado en una década; eso jamás había ocurrido en Venezuela" (Chávez 5/11/12), sin importarle que aquello jamás había ocurrido en sus propias memorias y cuentas en las que solo creció 38%.
Así que Maduro recibe una economía, cual padre de familia que le debe al banco el 100% de su patrimonio, en la que 185 millardos se fugaron, otros 123 millardos se pagaron en intereses, 25 millardos más en armas y municiones y 50 millardos en importaciones petroleras. Para un total de 383 millardos. Tan simple como el 40% de los dólares que se recibieron por concepto de petróleo fueron a engrosar los bolsillos de unos pocos y otros 367 mil millones se fueron en importaciones, para alimentar los bolsillos de otros pocos, 100% aprobados por el chavismo (BCV).
Por eso Maduro recibe una deuda externa que triplica la de Caldera, en una economía apenas 38% mayor que la de Caldera. Una economía con el peor crecimiento en 14 años después de Paraguay en América y la peor de los países socialistas. Recibe las peores calificaciones de deuda después de Argentina y Ecuador, por lo que pagará lo impensable si quiere endeudarse más y tendrá que hacerlo. Recibe una economía sustentada en 60 mil millones en importaciones, la mitad de exportaciones no tradicionales y un turismo cuya hotelería recibió apenas el 30% que hace 14 años, porque nadie quiere visitar un país con 150 mil muertos a tiros.
Recibe una industria que es como el caparazón de una chicharra, que pegada en un árbol parece una chicharra, pero está seca y hueca por dentro. En fin, que Maduro recibe al país en peores condiciones que el mismísimo Herrera Campíns y no por los ajustes económicos que serán aplicados en breve, sino por el implacable Viernes Negro que le espera, cuando el capitalismo salvaje le recuerde a los chavistas que no estaba muerto, sino de parranda y dejen de especular con el barril como en la época de Herrera Campíns, mientras los abogados neoliberales riendo y cobrando, nos adviertan que aumentar la línea de crédito en la tarjeta, no significaba que teníamos que endeudarnos irresponsablemente. Y la mayoría empobrecida sintiéndose engañada le grite que: "Con Chávez se vivía mejor".
¿Tiene esto salida? Urgiría en este momento un gran acuerdo nacional, como lo dijo Luis Castro Leiva hace unos años: "Tienen que deliberar bien y derechamente para que podamos sentir todos que la delegación de nuestro poder, de nuestra representación, no será usurpada por la sinrazón", si tan solo las dos minorías suicidas lo permitieran.
Quiso el destino que Chávez se convirtiera en el Presidente que más devaluó el bolívar, el que más endeudó a la nación, el que más gastó en aviones y tanques y del que se fugarían más divisas en toda la historia, hasta el punto que la fuga de divisas controladas alcanzó 150 millardos (Barclays), a lo que si le sumamos las palabras del Presidente, antes del control, la cifra total rondaría los 185 millardos.
Como ironía quiso también que se endeudara con la banca capitalista de tal forma que se convirtió en el primer Presidente que pagó el 100% de su deuda externa en intereses o 3 veces la anterior en un solo período, cancelando 123 millardos de dólares (BCV). Cuando se cumplan 40 años del endeudamiento chavista, se habrán pagado 440 millardos en intereses a los bancos extranjeros o 4 veces lo que pagaron los adecos y copeyanos, dejándolos como hermanitas de la caridad.
No faltará el necio que dirá que la deuda representa apenas el 25% del PIB, acudiendo al truquito de la "paridad". Ese genial invento de los maestros neoliberales que convenció a los líderes subdesarrollados que sus economías se triplicaron como por arte de magia, para que los tercermundistas corrieran a endeudarse hasta la última generación, en los mismos bancos que asesoraban, terminando como los incautos, cuando les suben el límite de la tarjeta de crédito. La realidad es que Chávez heredó una economía de 98 millardos y como lo presentó año tras año, el crecimiento solo fue del 38,2%. Así que nuestra economía real es de apenas 135 millardos de dólares de Caldera, en fin que producto de esta irresponsabilidad, debemos todo lo que tenemos.
Pero lo peor fue haber escuchado a ese líder antineoliberal caer redondo en la trampa neoliberal y de lo más sonriente le explicó al país, antes de irse a Cuba que: "El PIB venezolano se ha casi triplicado en una década; eso jamás había ocurrido en Venezuela" (Chávez 5/11/12), sin importarle que aquello jamás había ocurrido en sus propias memorias y cuentas en las que solo creció 38%.
Así que Maduro recibe una economía, cual padre de familia que le debe al banco el 100% de su patrimonio, en la que 185 millardos se fugaron, otros 123 millardos se pagaron en intereses, 25 millardos más en armas y municiones y 50 millardos en importaciones petroleras. Para un total de 383 millardos. Tan simple como el 40% de los dólares que se recibieron por concepto de petróleo fueron a engrosar los bolsillos de unos pocos y otros 367 mil millones se fueron en importaciones, para alimentar los bolsillos de otros pocos, 100% aprobados por el chavismo (BCV).
Por eso Maduro recibe una deuda externa que triplica la de Caldera, en una economía apenas 38% mayor que la de Caldera. Una economía con el peor crecimiento en 14 años después de Paraguay en América y la peor de los países socialistas. Recibe las peores calificaciones de deuda después de Argentina y Ecuador, por lo que pagará lo impensable si quiere endeudarse más y tendrá que hacerlo. Recibe una economía sustentada en 60 mil millones en importaciones, la mitad de exportaciones no tradicionales y un turismo cuya hotelería recibió apenas el 30% que hace 14 años, porque nadie quiere visitar un país con 150 mil muertos a tiros.
Recibe una industria que es como el caparazón de una chicharra, que pegada en un árbol parece una chicharra, pero está seca y hueca por dentro. En fin, que Maduro recibe al país en peores condiciones que el mismísimo Herrera Campíns y no por los ajustes económicos que serán aplicados en breve, sino por el implacable Viernes Negro que le espera, cuando el capitalismo salvaje le recuerde a los chavistas que no estaba muerto, sino de parranda y dejen de especular con el barril como en la época de Herrera Campíns, mientras los abogados neoliberales riendo y cobrando, nos adviertan que aumentar la línea de crédito en la tarjeta, no significaba que teníamos que endeudarnos irresponsablemente. Y la mayoría empobrecida sintiéndose engañada le grite que: "Con Chávez se vivía mejor".
¿Tiene esto salida? Urgiría en este momento un gran acuerdo nacional, como lo dijo Luis Castro Leiva hace unos años: "Tienen que deliberar bien y derechamente para que podamos sentir todos que la delegación de nuestro poder, de nuestra representación, no será usurpada por la sinrazón", si tan solo las dos minorías suicidas lo permitieran.
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