Laureano Márquez
1 Febrero, 2013
Seguramente nos dirán que es un cuento chino, una manipulación mediática, pero parece ser que los socios asiáticos esta semana se negaron a seguir mandando plata. Al parecer, ellos piensan que los reales que nos han prestado no se están invirtiendo del todo bien y por otra parte, el petróleo que están recibiendo no tiene la calidad adecuada. Nuestros “hermanos” del país de la Gran Muralla, intentan también colocar una en el suministro de fondos a Venezuela. Puede que uno se niegue a creer en las cifras y análisis que cada semana hacen nuestros economistas advirtiendo sobre el pésimo rumbo que transitamos en materia financiera, pero el indicador chino, por así llamarlo, sí que es un buen dato.
los papelitos verdes con la cara de George Washington, siguiendo el viejo principio de las antiguas lavanderías chinas que negándole el fiado a los abusivos criollos les espetaban en el pecho un: “si no hay lial no hay lopa”.En otras palabras, el imperio chino es tan imperio como cualquier otro. Además, es común la afirmación de que el capitalismo chino es de los más salvajes del planeta.
Su promotor fue Deng Xiaoping, cuando una mañana proclamó, usando una frase que incluía la segunda parte de su apellido: “No importa el color del gato, lo importante es que cace ratones” y desde entonces no han parado la cacería, entre ellos nosotros, que hipotecamos nuestro presente con petróleo futuro. Pero uno supone que con tantos miles de años meditando sobre la naturaleza humana, a los chinos no se les escapan los detallitos. Los enredos nuestros, tan habituales para uno, deben resultarles incomprensibles, por mucho que vengan de la patria de Confucio. Aquí, por vainas de nuestra vida democrática, nos acostumbramos a sindicatos, derechos sociales, huelgas y todas esas cosas que a ellos deben resultar extrañas, como eso de votar. En un país donde los trabajadores no tienen descanso, ese guabineo nuestro con el trabajo debe ser agobiante, más con el solazo de El Tigre. Seguramente, como los occidentales somos todos igualitos, confunden al ministro de petróleo con el vicepresidente y ahora con esta ausencia presente, peor. Probablemente les angustia la duda de saber si manda uno, dos o tres. Quizá les resulta sospechoso que un país se endeude tanto justo en el momento en que más dinero le ingresa (¡les confieso que a mí también!).
Es sabido que la China es poseedora de una cultura milenaria y una ancestral sabiduría. Analizando lo que nos sucede y apelando para la comprensión de Venezuela a los viejos postulados filosóficos del Tao, que revelan que hay un flujo en el universo que se llama Tao y fluye incesantemente y mantiene las cosas en orden y equilibrio, una de ellas la balanza comercial de los países. Es con base en este principio, que acaban de decirnos: “Se acabó lo presTAO”.
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