En pocas palabras. Javier J. Jaspe / Washington D.C.
Las últimas noticias llegadas de Caracas anuncian que está a punto de darse la partida para la campaña electoral con el fin de elegir nuevo presidente de la república, luego de la muerte de Hugo Chávez Frías, donde los principales contendores serán Nicolás Maduro, Vicepresidente encargado de la presidencia, por el madurocabellismo y Henrique Capríles Radonski, gobernador del Estado Miranda, representando a la oposición democrática.
Importantes analistas políticos coinciden en que Maduro tomará ventaja del fallecimiento de Chávez, del ambiente de pena que tal hecho ha producido en el conglomerado chavista, de las parcializadas condiciones impuestas por el Consejo Nacional Electoral que favorecen a Maduro y de la propia manifestación del muerto de nombrarlo como candidato a sucederlo en las indicadas elecciones. Sinembargo, aunque hoy ya se comenzó a calentar el ambiente entre los aludidos candidatos, con amenazas de carcel a Capriles por parte de los madurocabellistas, por las declaraciones dadas por el primero en el momento de aceptar su candidatura, todavía falta mucha pista por correr en esta carrera y entre los jugadores hay cierta cautela a la hora de casar sus apuestas, ya que Maduro no es Chávez y Capriles es un candidato de cuidado. Veamos.
Capriles ha sido capaz de vencer en dos contiendas consecutivas, a los dos principales vicepresidentes de Chávez, Diosdado Cabello y Elías Jaua, en las elecciones para la gobernación del Estado Miranda, e igualmente puso en evidencia la fortaleza de su respaldo electoral, en las elecciones presidenciales del pasado 7 de octubre, oportunidad en la cual se enfrentó al mismo Chávez y logró la importante cantidad de 6.5 millones de votos. En cambio, Maduro, salvo los votos que sacó para elegirse miembro de la asamblea constituyente y diputado de la Asamblea Nacional durante el período pasado, no exhibe capital electoral alguno que se le parezca al logrado por Caprles. Por tanto, no es descartable que Capriles pueda ser capaz de vencer a un tercer vicepresidente de Chávez, aún con su condición de encargado de la presidencia.
Por otras parte, varios factores de consideración obran en contra de la candidatura de Maduro, entre los cuales pueden destacarse las siguientes:
(i) Pobre gestión como canciller –Maduro tiene muy poco que exhibir durante los seis años que pasó al frente de la cancillería, salvo su gastada perorata en contra de los Estados Unidos y la conducción de una torpe diplomacia de chequera petrolera, para captar votos de otros gobiernos en provecho de los fantasiosos y muy costosos planes expansionistas de Chávez en América Latina y el Caribe, los mismos gobiernos agradecidos que en estos días se han hecho representar en sus exequias.
(ii) Peor gestión como vicepresidente - Su falta de preparación para ocupar funciones de mayor responsabilidad, se puso en clara evidencia durante el tiempo en que le correspondió desempeñarse como vicepresidente, a raíz de que Chávez tuvo que marcharse a Cuba en diciembre pasado, período que aprovechó principalmente para hacer campaña electoral en cumplimiento del guión para la transición a la muerte de Chávez, que le fuera transmitido por los Castro. En estos tres meses últimos de su gestión como vicepresidente, el país se ha visto enfrentado a una alta inflación, una escasez de productos básicos, un creciente deficit fiscal y una maxi-devaluación del bolivar para nombrar sólo estas cuatro calamidades económicas, las cuales se potenciarán en sus graves efectos sobre el país y su población, de ser elegido Maduro como presidente el próximo 14 de abril.
(iii) Uso descarado de ventajismo – Para algunos este ventajismo podría más bien constituir un punto a favor de Maduro, pero confiamos en que los venezolanos sabrán darle su verdadero valor a la hora de concurrir a las urnas electorales, para inclinar el voto hacia Capriles. Maduro simplemente se pasó descaradamente del límite legal y constitucional, en el uso de las ventajas del poder para favorecer su candidatura a la presidencia, al adelantar su campaña electoral prácticamente desde la que se encargó de la vicepresidencia; mover a su favor la casi totalidad de miembros del Consejo Nacional Electoral (CNE) y lograr la tolerancia de éste a su indicada conducta ilegal; promover las manifestaciones públicas del ministro de la defensa en respaldo de su candidatura, en abierta violación de la constitución; y orquestar con el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y Diosdado Cabello, una maniobra que le ha permitido encargarse de la presidencia y eludir el requerimiento constitucional que le impide al vicepresidente ser candidato presidencial, como lo comentaremos a renglón seguido.
(iv) Maniobra inconstitucional para postular su candiatura – Este es, a mi entender, uno de los flancos más débiles de la candidatura de Maduro a la presidencia de la república, a pesar de que algunos reputados comentaristas politicos alegan que los argumentos legales no restan ni producen votos. La burda maniobra orquestada por Maduro y Cabello con el Tribunal Supremo de Justicia, en cumplimiento del mismo guión de los Castro para favorecer la candidatura de Maduro a la muerte de Chávez, se puso de prístino relieve el pasado 8 de marzo, cuando la Sala Constitucional del TSJ, en tiempo record de receso judicial por el duelo decretado, habilitó las horas necesarias para emitir su inconstitucional decisión arriba aludida.
Esta decisión es inconstitucional porque se basa en la sentencia, también violatoria de la constitución, dictada por el mismo tribunal el pasado 9 de enero. Esta última sentencia decidió inconstitucionalmente que Chávez podía iniciar su nuevo período presidencial sin juramentarse el 10 de enero y continuar en el ejercicio de sus funciones. Pero aún admitiendo la validez de este argumento, lo cierto es que el TSJ lo fundamentó en la expectativa de que al superar su enfermedad, Chávez procedería a realizar su juramentación, lo cual es un requisito constitucional indispensable. Al haberse muerto Chávez, sin haberse juramentado, todo el edificio argumental de la sentencia del 10 de enero quedó sin ningún valor, por lo que mal podría ahora invocarse como fundamento de la sentencia dictada el pasado 8 de marzo. Por tanto, en virtud de que Chávez no se juramentó, procedía la aplicación de la disposición constitucional, según la cual, a la muerte de Chávez debía encargarse de la presidencia Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional y no el vicepresidente Maduro, como incorrectamente lo decidió la aludida sentencia.
Por otra parte, el TSJ en su sentencia del 8 de marzo también incurrió en una errada y contradictoria aplicación del texto constitucional, al decidir que Maduro, al encargarse de la presidencia, perdía su carácter de Vicepresidente, lo cual es un verdadero exabrupto jurídico, ya que, precisamente, es ésta condición la que le permite encargarse de la presidencia. Es decir, mediante su sentencia, el TSJ le dió a Maduro el carácter de presidente electo, condición que de manera alguna puede ostentar este último, ya que no ha sido designado mediante elecciones universales, libres y secretas, violando así dicha sentencia el principio fundamental de soberanía popular que ejercen los venezolanos mediante el voto, de acuerdo con la constitución.
En la sentencia del 8 de marzo se ve de manera más que obvia, que el interés del TSJ, al decidir que Maduro pierde su condición de Vicepresidente, al encargarse de la presidencia, es evitar que a éste se le appliqué la norma constitucional que le impide al vicepresidente postularse como candidato a la presidencia. Al contrario, mientras se encuentre encargado de la presidencia, Maduro está igualmente en ejercicio de la Vicepresidencia, en lo que concierne al atributo de encargarse de la presidencia, el cual le corresponde al cargo de Vicepresidente.
El referido atributo del cargo de Vicepresidente lo debe conservar Maduro mientras se encuentre encargado de la presidencia y no puede transferirse a quien se encargue de la Vicepresidencia, como es el caso de Jorge Arreaza, salvo que se produzca la falta absoluta del primero. En este aspecto, al proceder de la manera que lo hizo al dictar su inconstitucional sentencia, el TSJ hizo comparsa con el interés politico de Maduro, de disponer con ventajismo, directamente y sin intermediación de Cabello, durante la campaña electoral que se avecina, de los recursos del poder presidencial, incluidos los fondos de PDVSA, para favorecer su candidatura.
Finalmente, está la impresión no tan favorable que de seguroy causó a los venezolanos, la ceremonia de juramentación de Maduro, para encargarse de la presidencia, el pasado 8 de marzo, en la Asamblea Nacional. Ciertamente, esta ceremonia reveló varios aspectos de Maduro, incluidos su poca elocuencia y más bien insipidez en el verbo, marcados rasgos de inseguridad, carácter errático y falta de preparación para el cargo de presidente, que el mismo reconoció, los cuales dejan mucho que desear y lo afectarán en el proceso electoral en ciernes Para no seguir alargando este artículo, digamos que Maduro dió muestras evidentes de que el proceso que vivió el país durante la enfermedad de Chávez, no estuvo orientado por la verdad y la transparencia; se mostró insidioso tratando de alimentar la division de la oposición democratica, al elogiar a los contados miembros de ésta que asistieron al acto, sugiriendo que posiblemente aquella no presentaría candidato a las elecciones presidenciales; reiteró su carácter ñangaroso y marxista-leninista, que lo hace presa fácil para continuar la política de sumisión a los Castro, seguir subsidiando al gobierno cubano e implantar el castrocomunismo en Venezuela; estuvo completamente ausente de los problemas de inseguridad, deficiencia en los servicios públicos, desabastecimiento, inflación, falta de dólares y otros que hoy más que nunca acogotan a los venezolanos; amenazó a la oposición democratica y los sectores económicos con desencadenar un nuevo “Caracazo” (27-2-89) y ponerse al frente a favor del mismo junto con la cúpula militar madurocabellista; abusó de manera inverecunda de la muerte e imágen de Chávez para utilizarlo en su propio beneficio; aprovechó la presencia de invitados extranjeros para darse ínfulas, mientras omitía mencionar que los más relevantes, como Vilma Rousseff, Cristina Fernández, Sebastián Piñera y otros presidentes habían optado por retirarse a sus propios países el día anterior para no asistir a su juramentación; e incurrió en diversas manifestaciones de autoelogio, proclamando su extracción popular, supuesta falta de ambición y en su decir, valiosos servicios prestados a Chávez. De allí que no es difícil suponer que muchos chavistas al ver las sustanciales diferencias entre Maduro y las que ellos atribuyeron a Chávez en vida, decidan negarle el voto al primero.
En conclusion, todas estas debilidades de la candidatura de Maduro indican que no todo se encuentra en favor de su victoria. Más bien, obran positivamente a fin de que la oposición democratica consolide su union alrededor de la candidatura de Capriles, para lograr su triunfo el próximo 14 de abril e iniciar el proceso de reconstrucción de Venezuela después de la muerte de Hugo Chávez, como aspira la mayoría de los venezolanos.
En pocas palabras, ante el pronto comienzo del proceso electoral venezolano, con el fin de elegir nuevo presidente de la república, luego de la muerte de Hugo Chávez Frías, donde los principales contendores serán Nicolás Maduro, por el madurocabellismo y Henrique Capríles Radonski, por la oposición democratica, algunos comentaristas politicos se han adelantado a indicar algunos elementos que podrían estar favoreciendo a Maduro como ganador frente a Capriles. Sinembargo, todavía falta mucha pista por correr en esta carrera y entre los jugadores hay cierta cautela a la hora de casar sus apuestas, ya que Maduro no es Chávez y Capriles es un candidato de cuidado. En partes anteriores hemos mencionado algunos factores que podrían estar jugando en contra de Maduro y a ellos remitimos. Por tanto, no es difícil suponer que muchos chavistas al ver las sustanciales diferencias entre las cualidades de Maduro y las que ellos atribuyeron a Chávez en vida, decidan negarle el voto al primero.Todas estas debilidades de Maduro obran positivamente a fin de que la oposición democratica consolide su unión alrededor de la candidatura de Capriles, para lograr su triunfo el próximo 14 de abril e iniciar el proceso de reconstrucción de Venezuela después de la muerte de Hugo Chávez, como aspira la mayoría de los venezolanos. Veremos…
No comments:
Post a Comment