AVELLA| EL UNIVERSAL
lunes 27 de enero de 2014 12:00 AM
No estoy aquí instando a los venezolanos a abandonar el país, ni a tirar la toalla en la lucha contra este régimen. Quienes deben renunciar a Venezuela, quienes deben abandonarla no somos nosotros, sino los castro-comunistas. Son ellos y no nosotros, quienes deben irse, porque Venezuela es nuestra y no suya. Lo que digo parece ingenuo, pero lo cierto es que nos falta tomar conciencia de esta realidad tan triste que hoy nos atañe. Nos estamos dejando quitar el país; nos estamos dejando cercar y si no reaccionamos pronto, terminaremos comiendo alpiste en una jaula, como nos advierte Yoani Sánchez.
Algunas personas de la oposición consideran "radicales" a quienes sencillamente captan que urge un cambio de rumbo si se pretende salvar a Venezuela. No sé qué tan radical sea quien es consciente de que los poderes están todos secuestrados y de que estamos inmersos en una economía del narcotráfico. No sé por qué parece radical captar que están atropellando nuestros derechos fundamentales, por humanos, como lo son la libertad de pensamiento, de expresión, de iniciativa y de propiedad. No sé por qué puede parecer radical alguien que capte que estamos siendo dominados por los hermanos Castro desde Cuba y que nuestro sistema de identificación, nuestro petróleo y nuestros puertos, están subordinados a sus intereses.
Captar con claridad lo que pasa no implica ser violento, si eso es lo que entienden por "radical". Sólo implica que se ve la gravedad del momento que vivimos y la anomia que nos domina. Ser pacífico no equivale a ser pasivo, así como el diálogo no equivale a ser sumiso. El pacífico es decidido porque sabe que la libertad se exige; no se negocia. A diferencia del violento, el pacífico es fuerte porque se autogobierna, como lo ejemplificaron Gandhi, Luther King, Mandela y Havel, entre otros, pues no se puede buscar la paz a través del odio. La resistencia pacífica, sin embargo, exige y manda, pone condiciones, pues supone un convencimiento profundo de la superioridad del bien que se busca y pretende, ya que se le reconoce como derecho elemental. Por eso Gandhi, en un momento de abatimiento del pueblo indio, propició el movimiento que instaba ya a los británicos, de un modo más radical, a "renunciar a India", a "abandonarla" (¡Quit India!), pues consciente y convencido del derecho que todo pueblo tiene de autogobernarse, se determinó a conseguir la independencia de su país.
Con respeto a todo venezolano que lucha y ha luchado; con respeto a todo aquel que se ha atrevido a alzar su voz; con el mayor respeto a cada venezolano que considera que hace algo por Venezuela (y me incluyo), me atrevo a decir que urge que tomemos conciencia de lo que nos ocurre, de modo que captemos lo crucial que es unirse en estos momentos para replantearnos la lucha. Todo aquel que sea valiente debe serlo aún más; todo aquel que deba ser más valiente debe serlo ya, pues sin la determinación de Gandhi, de Luther King o de Mandela, no saldremos de esta crisis. "(...) El camino hacia la libertad no es sencillo –dijo Mandela en su discurso de toma de posesión. Sabemos que ninguno de nosotros puede lograr el éxito actuando en solitario. Por consiguiente, debemos actuar en conjunto, como un pueblo unido, para lograr la reconciliación nacional y la construcción de la nación, para alentar el nacimiento de un nuevo mundo".
Gandhi logró la independencia de la India; Luther King la libertad del pueblo negro y Mandela, la reconciliación entre los blancos y los negros, asumiendo un alto grado de conciencia de lo que es la libertad. Nuestra situación precisa de logros igualmente elevados y en apariencia inalcanzables, pues la estructura de maldad, de mafias, de narcotráfico que nos sustenta es, sin lugar a dudas, difícil de erradicar, pero no imposible. Para estos líderes, lo fundamental era la voluntad de sentido, el carácter indomable de una voluntad convencida por la calidad de ese bien superior que pretendieron –y lograron- alcanzar. Vieron con claridad que la libertad era un bien superior. Lo vieron, se convencieron y dieron todo por alcanzarlo. Desafiaron a sus regímenes correspondientes con su determinación; con la claridad de tener derecho a aquello que reclamaban. Gandhi movilizó a miles a sacar la sal de "su" mar; Luther King llegó hasta la Casa Blanca a reclamar "el cheque en blanco" de la libertad e igualdad de derechos civiles; Mandela organizó protestas contra el apartheid impuesto en su sociedad. Todos, en su contexto, traspasaron los límites impuestos por quien realmente sometía y coartaba la libertad, derecho natural. Reclamaron sus derechos provocando: exigiendo un diálogo que reclama, no que mendiga. Se atrevieron.
No podemos aceptar que Cuba nos gobierne ni que el país devenga en un narco-Estado. Exhorto a cada venezolano a tomar más conciencia de lo que vivimos. Cuando se exigen derechos no se pide permiso. No nos los darán, además, precisamente porque no hay derechos. ¡Despierta y reacciona Venezuela!
Algunas personas de la oposición consideran "radicales" a quienes sencillamente captan que urge un cambio de rumbo si se pretende salvar a Venezuela. No sé qué tan radical sea quien es consciente de que los poderes están todos secuestrados y de que estamos inmersos en una economía del narcotráfico. No sé por qué parece radical captar que están atropellando nuestros derechos fundamentales, por humanos, como lo son la libertad de pensamiento, de expresión, de iniciativa y de propiedad. No sé por qué puede parecer radical alguien que capte que estamos siendo dominados por los hermanos Castro desde Cuba y que nuestro sistema de identificación, nuestro petróleo y nuestros puertos, están subordinados a sus intereses.
Captar con claridad lo que pasa no implica ser violento, si eso es lo que entienden por "radical". Sólo implica que se ve la gravedad del momento que vivimos y la anomia que nos domina. Ser pacífico no equivale a ser pasivo, así como el diálogo no equivale a ser sumiso. El pacífico es decidido porque sabe que la libertad se exige; no se negocia. A diferencia del violento, el pacífico es fuerte porque se autogobierna, como lo ejemplificaron Gandhi, Luther King, Mandela y Havel, entre otros, pues no se puede buscar la paz a través del odio. La resistencia pacífica, sin embargo, exige y manda, pone condiciones, pues supone un convencimiento profundo de la superioridad del bien que se busca y pretende, ya que se le reconoce como derecho elemental. Por eso Gandhi, en un momento de abatimiento del pueblo indio, propició el movimiento que instaba ya a los británicos, de un modo más radical, a "renunciar a India", a "abandonarla" (¡Quit India!), pues consciente y convencido del derecho que todo pueblo tiene de autogobernarse, se determinó a conseguir la independencia de su país.
Con respeto a todo venezolano que lucha y ha luchado; con respeto a todo aquel que se ha atrevido a alzar su voz; con el mayor respeto a cada venezolano que considera que hace algo por Venezuela (y me incluyo), me atrevo a decir que urge que tomemos conciencia de lo que nos ocurre, de modo que captemos lo crucial que es unirse en estos momentos para replantearnos la lucha. Todo aquel que sea valiente debe serlo aún más; todo aquel que deba ser más valiente debe serlo ya, pues sin la determinación de Gandhi, de Luther King o de Mandela, no saldremos de esta crisis. "(...) El camino hacia la libertad no es sencillo –dijo Mandela en su discurso de toma de posesión. Sabemos que ninguno de nosotros puede lograr el éxito actuando en solitario. Por consiguiente, debemos actuar en conjunto, como un pueblo unido, para lograr la reconciliación nacional y la construcción de la nación, para alentar el nacimiento de un nuevo mundo".
Gandhi logró la independencia de la India; Luther King la libertad del pueblo negro y Mandela, la reconciliación entre los blancos y los negros, asumiendo un alto grado de conciencia de lo que es la libertad. Nuestra situación precisa de logros igualmente elevados y en apariencia inalcanzables, pues la estructura de maldad, de mafias, de narcotráfico que nos sustenta es, sin lugar a dudas, difícil de erradicar, pero no imposible. Para estos líderes, lo fundamental era la voluntad de sentido, el carácter indomable de una voluntad convencida por la calidad de ese bien superior que pretendieron –y lograron- alcanzar. Vieron con claridad que la libertad era un bien superior. Lo vieron, se convencieron y dieron todo por alcanzarlo. Desafiaron a sus regímenes correspondientes con su determinación; con la claridad de tener derecho a aquello que reclamaban. Gandhi movilizó a miles a sacar la sal de "su" mar; Luther King llegó hasta la Casa Blanca a reclamar "el cheque en blanco" de la libertad e igualdad de derechos civiles; Mandela organizó protestas contra el apartheid impuesto en su sociedad. Todos, en su contexto, traspasaron los límites impuestos por quien realmente sometía y coartaba la libertad, derecho natural. Reclamaron sus derechos provocando: exigiendo un diálogo que reclama, no que mendiga. Se atrevieron.
No podemos aceptar que Cuba nos gobierne ni que el país devenga en un narco-Estado. Exhorto a cada venezolano a tomar más conciencia de lo que vivimos. Cuando se exigen derechos no se pide permiso. No nos los darán, además, precisamente porque no hay derechos. ¡Despierta y reacciona Venezuela!
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