En: http://www.hacer.org/latam/?p=36454
Eneas A. Biglione
El pasado 12 de Febrero la sociedad civil venezolana, haciendo gala
de una importante madurez cívica, salió decidida a las calles de su país
a demostrar que las cosas ya no pueden continuar así, que las políticas
intervencionistas y abusivas impuestas por el actual régimen – electo
en condiciones particularmente cuestionables y teledirigido desde La
Habana – han hecho que el día a día se torne insostenible. El pueblo
venezolano, auto-convocado desde las redes sociales, muy pese al fuerte
bloqueo de páginas web y las medidas extremas de censura de prensa, se
hartó de la impunidad, de la corrupción, de la represión, de la
inseguridad rampante, de la violación flagrante y cotidiana de sus
derechos humanos, de la destrucción de la divisa nacional, del saqueo a
las empresas públicas y del desabastecimiento, entre muchos otros abusos
y trabas al desarrollo y la convivencia pacífica.
La fachada democrática del régimen no tardó en terminar de caerse,
llamando de inmediato a la brutal represión generalizada por medio de la
violencia a través de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), el SEBIN y
los grupos armados no oficiales que, desde su creación, se dedican a
derramar sangre y cometer delitos en las calles con total impunidad. El
resultado fueron cientos de encarcelados, tres muertos y un número
importante de heridos pertenecientes al valiente movimiento estudiantil
en particular y al pueblo venezolano en general. La tolerancia, el
diálogo y las libertades individuales fueron pisoteadas una vez más por
un régimen que parece dispuesto a aferrarse con uñas y dientes al poder y
al costo que sea.
La importancia del tema no es menor. Desde que Hugo Chávez fue electo
en 1998, el régimen venezolano ha venido ejerciendo una perversa
influencia sobre sus países satélites del socialismo del siglo XXI en el
continente americano y ha venido estableciendo alianzas con países de
otros continentes cuyo accionar amenaza la integridad futura del mundo
occidental. En resumidas cuentas, desde HACER manifestamos total
solidaridad con el pueblo de Venezuela, esperando que a la mayor
brevedad posible logre reencausar sus esfuerzos hacia un modelo de país
verdaderamente efectivo, libre, democrático y sostenible en el
tiempo. Del desafío que los venezolanos enfrentan hoy, la lección que
rescatamos para toda América Latina está muy clara: un pueblo habla,
grita y reforma aquello que está mal. En el proceso, sus cuerpos podrán
ser heridos o encarcelados, pero sus almas… jamás podrán serlo.
* Eneas A. Biglione es Director Ejecutivo de la Fundación HACER: www.hacer.org
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