March 24, 2014 12:02 a.m. ET
Matones chavistas enmascarados, armados y
montados en motocicletas —y no la policía o la Guardia Nacional— han
infligido el daño más grave sobre los manifestantes en contra del
gobierno en Venezuela, según relatos de testigos. La cantidad de
víctimas fatales desde el 12 de febrero ha sido de por lo menos 34, con
muchos más heridos de gravedad.
El presidente
Nicolás Maduro
atribuye la violencia a la oposición política, Estados Unidos e incluso el ex mandatario colombiano
Álvaro Uribe.
Los partidarios de Maduro están en las calles, dice, sólo para respaldar al gobierno electo.
Esto
siempre ha parecido poco probable. Incluso es más difícil de creer a la
luz de nueva evidencia que obtuve la semana pasada. Seis documentos
estampados con el sello del Ejército venezolano muestran claramente que
desde diciembre 2001, agentes del entonces presidente
Hugo Chávez
—el mentor de Maduro— buscaron formar una fuerza paramilitar. Más
aun, los esfuerzos de reclutamiento se enfocaron en las bases militares
con el fin de incorporar personal del Ejército a esta milicia no
uniformada. En otras palabras, el gobierno de Chávez buscaba
profesionales entrenados que pudieran portar armas.
Miguel Rodríguez Torres,
en aquel entonces teniente coronel, fue uno de los reclutadores,
según un documento. Rodríguez es hoy el ministro de Interior de
Venezuela, el funcionario
a cargo de la seguridad estatal. La misión
del Ministerio para Relaciones Interiores, Justicia y Paz incluye apoyar
a "las organizaciones de base popular". Eso incluiría los Círculos
Bolivarianos del país, que están basados en los Comités de Defensa de la
Revolución de
Fidel Castro.
Los Círculos Bolivarianos son en
apariencia grupos comunitarios con conciencia cívica. No obstante, la
violencia chavista en las calles es ejercida por civiles organizados,
entrenados y bien armados, otro aspecto del modelo cubano. Si apuntan
bien sus armas, ya sabemos por qué.
En
las últimas semanas, el secretario general de la Organización de Estados
Americanos (OEA),
José Miguel Insulza,
y la presidenta chilena,
Michelle Bachelet,
han defendido firmemente la legitimidad del gobierno de Maduro.
¿Acaso creen que los gobiernos que tratan de organizar escuadrones de la
muerte clasifican como democracias?
Los
documentos que tengo muestran que el 3 de febrero de 2002, el
comandante de la Reserva del Ejército escribió al segundo al mando del
ejército, el general
José Félix Ruiz Guzmán,
para informarle que Rodríguez Torres y otro teniente coronel
habían visitado su cuartel en diciembre. Estos dos oficiales pidieron
que la Reserva del Ejército proveyera personal para ser adoctrinados en
los Círculos Bolivarianos con el fin de aumentar sus tropas.
En su carta al general, el comandante de la
Reserva señaló que dado que los Círculos Bolivarianos eran de índole
"estrictamente política", la vinculación del Ejército con ellos iría en
contra de las regulaciones. Solicitó directrices del cuartel general.
Ruiz Guzmán respondió citando el Artículo 328 de la Constitución, que
prohíbe el involucramiento militar en la política: "En el cumplimiento
de sus funciones, (la Fuerza Armada Nacional) está al servicio exclusivo
de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política
alguna".
Los documentos sugieren que a
Ruiz Guzmán lo inquietaban los crecientes intentos por reclutar tropas
de parte de los activistas bolivarianos que ya estaban en las fuerzas
armadas. El 22 de enero de 2002, Ruiz Guzmán había ordenado al
comandante de Fuerte Tiuna (la mayor instalación militar de Caracas) a
tomar medidas para evitar que los autobuses que transportaban a
activistas políticos estacionaran en las cercanías del fuerte. Mientras
el entonces presidente Chávez se preparaba para celebrar el décimo
aniversario de su fallido golpe de estado, Ruiz Guzmán volvió a tratar
el tema del activismo político en la base. El 1 de febrero, ordenó al
oficial al mando de Fuerte Tiuna restringir el acceso a vehículos que
llevaban a personal no militar que fuera identificable como seguidores
de cualquier partido político. Le recordó a su subordinado sus
obligaciones constitucionales de quedarse al margen de la política.
Los
documentos muestran que desde un comienzo Chávez tenía un programa
activo para corromper y politizar las fuerzas armadas y formar un cuerpo
paramilitar dentro de los Círculos Bolivarianos. El actual ministro de
Interior fue uno de los líderes. Hoy en día, francotiradores organizados
y hombres armados en motos recorren las calles y matan con impunidad.
¿Y se supone que creamos que no hay un vínculo con el Estado?
Esta es una razón más para rechazar las
afirmaciones de que Venezuela aún clasifica como una democracia. La
Carta Democrática Interamericana de la OEA, aprobada el 11 de septiembre
de 2001, dice que "la democracia es un sistema de vida fundado en la
libertad y el mejoramiento económico, social y cultural de los pueblos".
¿Dónde están esas condiciones en la Venezuela de hoy?
La
presidenta Bachelet ha dicho que Chile "jamás apoyará a ningún
movimiento que de manera violenta quiera derrocar a un gobierno elegido
libre y constitucionalmente". Un buen pensamiento. Sin embargo, decir
que Maduro fue electo de forma democrática es
absurdo. Han pasado muchos años desde que
Venezuela llevó a cabo elecciones justas, en las que los candidatos
hayan tenido acceso a los medios de comunicación y con un consejo
electoral independiente. No obstante, incluso si Maduro hubiera obtenido
una mayoría de los votos registrados, la democracia requiere
tolerancia, pluralismo, protecciones a las minorías, libertad de
expresión y derecho de reunión.
Cualquier
gobierno que suelta a milicias para que maten de manera indiscriminada
con el fin de sembrar terror entre sus opositores no clasifica como una
democracia. Quizás Insulza y Bachelet reflexionarán sobre esa realidad.
No comments:
Post a Comment