Lilian Tintori, esposa del líder opositor preso, cree que la protesta está justificada por la desesperada situación del país. Esta es la entrevista realizada por la corresponsal en Caracas de ABC de España, Ludmila Vvinogradoff.
Ludmila Vvinogradoff/@ludmilavino
«Este es mi segundo hogar», asegura Lilian Tintori cuando visita a su marido, Leopoldo López, en la cárcel militar de Ramo Verde. El jefe del partido Voluntad Popular está preso desde el pasado 18 de febrero por liderar «La salida», un movimiento social que busca cambiar el Gobierno de Nicolás Maduro por la vía pacífica y constitucional. La caraqueña Tintori —profesora, deportista, presentadora de televisión y activista política de 35 años, madre de Manuela (4 años y medio) y Leopoldo Santiago (15 meses)— ha tomado el relevo del líder encarcelado, que no oculta su sueño de ser presidente de Venezuela. Tintori es una especie de portavoz de la organización. Y no se pierde ninguna de las marchas antichavistas que convoca la oposición desde el pasado 12 de febrero.
—¿Cómo es la celda de Leopoldo López?
—Es un espacio pequeño, como de unos nueve metros cuadrados, donde hay una cama, un lavabo y un cerro de libros, parece una biblioteca. Su celda se encuentra en el ala de castigo de la cárcel de máxima seguridad, donde también están los alcaldes de San Cristóbal (Táchira) y San Diego (Carabobo), Daniel Ceballos y Enzo Scarone.
—¿Qué libros está leyendo y cuál es su rutina?
—Hace ejercicios, lee un libro en día y medio y escribe un diario. Me pide que le lleve libros sobre economía, historia de Venezuela y filosofía. Sus carceleros lo tratan con respeto.
—¿De qué lo acusan?
—Hay dos cargos imputados injustamente: por instigación a delinquir e incendio. El 8 de mayo es el juicio.
—¿Cómo son las visitas?
—De jueves a domingo se permiten solo las visitas familiares. Le llevo comida casera y ropa. Cuando hay amor en una pareja hasta una cárcel puede parecer un paraíso. Es mi segundo hogar. La adversidad nos ha fortalecido.—¿Por qué lo tienen aislado?
—¿Pecaron de ingenuidad creyendo que lo iban a liberar pronto después de que Leopoldo decidiera entregarse a las autoridades?
—No, sabíamos que el encarcelamiento iba a tomar su tiempo y que no dependía de los elementos jurídicos, porque no hay pruebas de las acusaciones, sino de los políticos.
—¿Cómo comenzó todo esto?
—El 2 de febrero convocamos, Leopoldo López, la diputada María Corina Machado y el alcalde metropolitano Antonio Ledezma, asambleas populares en todas las plazas del país para presentar el proyecto «La salida». Y el 12 de febrero, Día del Estudiante, fue la gran marcha desde la Plaza Venezuela hasta la Fiscalía General para pedir la liberación de los estudiantes detenidos en Táchira, que terminó en hechos violentos en los que no tenemos ninguna responsabilidad.
—¿Fue política la detención de Leopoldo López?
—Esa misma noche del 12 de febrero se emitió la orden de captura contra Leopoldo. Su caso es absolutamente político y no jurídico.
—¿Por qué protestan?
—Venezuela está en crisis. Hay un descontento nacional, una inseguridad impresionante. Asesinan a más de 70 personas cada día. El salario no alcanza para mantener una familia. Hay escasez de alimentos y medicinas. En los hospitales no atienden a los pacientes porque no hay material. De cada diez venezolanos, siete quieren protestar. La gente no está contenta con el actual Gobierno y estamos pidiendo un cambio político.
—¿Cómo debe ser la marcha de Maduro?
—La salida pasa por tres puertas constitucionales: la renuncia de Maduro, la Asamblea Constituyente o el referendo revocatorio del mandato.
—¿Cómo podrán protestar ahora si el Tribunal Supremo acaba de prohibirlo?
—La Constitución consagra el derecho de manifestarse y vamos a seguir en las calles pacíficamente hasta lograr un cambio contundente. Somos mayoría.
—¿Apoyan los nuevos comicios en San Cristóbal y San Diego para el próximo 25 de mayo?
—Estamos apoyando a las esposas de los alcaldes Daniel Ceballos y Enzo Scarano (presos y destituidos por el chavismo) que son candidatas y van a ganar por mayoría de votos. Ellas van a asumir la defensa de las alcaldías por sus esposos y los electores.—¿Qué impresión le dejó la visita que el gobernador de Miranda, Henrique Capriles, hizo a Leopoldo en la cárcel?
—¿De qué ha servido el sacrificio de la cárcel si la situación no ha cambiado?
—Para que el pueblo despierte, y ya lo ha hecho. La gente ha reaccionado. Con eso nos damos por satisfechos de que la prisión mereció la pena el sacrificio. Estamos viviendo en una dictadura y esto cambiará.
—¿No se arrepienten entonces, lo volverían a hacer?
—No nos arrepentimos y lo volveríamos a hacer exactamente igual con la misma fuerza, energía y ganas.
—¿Qué opina sobre el diálogo de la oposición con el Gobierno?
—El diálogo no se negocia. Creemos en el diálogo democrático, pero para dialogar con un gobierno como este primero tiene que haber un mínimo de condiciones, como el cese de la represión y de la persecución, la liberación de los estudiantes y los presos políticos, así como renovar los poderes públicos, su mandato ha terminado.
—¿Considera correcto que la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) se siente a conversar sin esas condiciones?
—Está bien que lo haga, pero debe exigir resultados para que el diálogo sea efectivo. Si no hay resultados, hay que parar las conversaciones.—¿Cómo afectan a la MUD sus diferencias y divisiones internas?
—¿Leopoldo se adelantó en el tiempo? ¿Por qué no esperaron a que hubiera condiciones para el cambio?
—¡Qué más podemos esperar los venezolanos después de quince años de destrucción! Si estamos en crisis ¿por qué vamos a esperar? Tenemos que exigir la solución de nuestros problemas. El momento de la salida era ayer, el año pasado, hace catorce años. Vamos retrasados.
—¿Ve luz al final del túnel?
—Veo prosperidad, justicia y paz para Venezuela. Hacemos un grito de SOS mundial. Pronto impulsaremos una Constituyente.
—¿Leopoldo sueña con ser presidente algún día?
—Leopoldo sueña con arreglar Venezuela, con solucionar los problemas de los venezolanos. Si para llegar a esa posición hay que asumir la responsabilidad de ser presidente, así lo hará.
Retenidos en la cárcel militar
L. V. caracas
Viernes 25 de abril. 15.30 horas. Cárcel militar de Ramo Verde. En el trayecto de media hora desde Caracas a la prisión de Los Teques logramos hacer la entrevista a Lilian Tintori. La dejamos en la puerta del centro penitenciario; esperamos hasta que entra en el establecimiento junto a sus dos hijos pequeños, Manuela y Leopoldo Santiago, para visitar a su marido, Leopoldo López.
El fotógrafo David Maris y esta corresponsal aún no habíamos bajado del coche. Y, cuando nos disponíamos a regresar, los soldados nos interceptaron y nos retuvieron en el interior de la cárcel militar durante tres horas sin motivo alguno. Al fotógrafo le interrogaron y le levantaron acta de decomiso de su cámara, que se supone que le será devuelta tras ser revisada. Le dicen que podría contener «material estratégico». Pedimos que se queden con la tarjeta de memoria y que nos devuelvan la cámara, pero no hubo manera.
El coronel encargado de la cárcel llamó enfurecido a López y a su esposa por haber llevado a periodistas y «tomado fotos» cuando estaba prohibido. Y, como castigo por llevar a periodistas hasta la puerta de la prisión, le suspendieron las visitas a su marido durante quince días.
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