MIGUEL BAHACHILLE M.| EL UNIVERSAL
lunes 5 de mayo de 2014 12:00 AM
Las penosas apariciones públicas de Maduro, además del incitar al aumento de la inseguridad social de todos los estratos, menguan la asertividad requerida por un "jefe de Estado" para registrar los reales conflictos del país. El vacío gerencial para ejecutar planes fructíferos, es ocupado por dominios satelitales mordientes que "expanden sus cosas" a costa de la avería moral y material incluso de los mermados afectos del régimen. La represión contra estudiantes es hasta ahora el único distintivo de la acción de gobierno. La glorificación que hiciere Maduro de policías represores así lo corrobora.
¿Se perturba la élite gubernativa, dueña de excelsos haberes, por la hosca realidad de jóvenes que procuran un futuro promisorio? La juventud venezolana pone el pecho para no transitar la vidriosa ruta oficialista conducente al "retraso satisfactorio" como el implantado en Cuba. El país vive la peor crisis desde 1908 cuando asumió el poder Juan Vicente Gómez. En aquel tiempo los estudiantes sentían su lucha como un débito social que conduciría a la libertad. Hoy, bajo subterfugio de revolución, el régimen los agrede cruelmente por resistirse a ser eyectados hacia el pasado.
La repulsa de someterse a la discusión abierta sobre los conflictos sociales que aquejan a la mayoría, lejos de beneficiar políticamente al régimen como suponen los radicales impúdicos, profundiza las disconformidades sociales. En los grupos económicos oficialistas es precisamente donde resaltan las castas que "fulguran" con prácticas explotadoras. Para evitar riesgos y retener "a su clientela", estos "mecenas" tratan de anular la información de interés general mediante amenazas o compras de medios que osen divulgar crónicas potencialmente polémicas.
Este régimen perverso, bajo égida cubana, va fabricando prejuicios en proporción al deterioro de su estabilidad política. Veamos:
1- El alto costo de la vida e inflación se deben a la perversidad de comerciantes obscenos y no a la economía popular al estilo "Dakazo".
2- Los estudiantes son financiados por EEUU para desestabilizar al gobierno siendo que acá tienen el mejor futuro del mundo garantizado por el señorío brindado por la "revolución educativa".
3- La oposición venezolana, integrada por la derecha golpista, pretende ungirse del poder para imponer intereses bastardos.
4- La escasez como tal no existe. Los productos se reducen debido al mayor poder adquisitivo del pueblo que "puede comprar más".
5- Los mayores índices de criminalidad ocurren en municipios controlados por la oposición. No así dónde imperan los colectivos.
Decenas de citas análogas ocupan el genio de los "administradores de la República" mientras la violencia maldiciente se consuma con balas y bombas lacrimosas. El régimen reclama para sí el amor de Dios. El mismo Dios de sus ejércitos que arremete contra estudiantes. También el mismo que ilumina la mente de legisladores y jueces que encarcelan sin previo juicio y de manera exprés. Los excesos del pasado tantas veces evocados por Chávez, ocurridos de modo fortuito y no sistemático como ahora, le valen al gobierno para justificar las ferocidades del presente.
No podemos caer en la trampa de los prejuicios. Éstos se prestaron para las más crueles aberraciones de la historia. Hitler decretó ante las masas, por arte de magia, al pueblo alemán como "elite de la humanidad" y "raza de señores". Basado en prejuicios convenció a la mayoría de la existencia de infrahombres (judíos) que debían ser exterminados por ir contra "la autenticidad del país". Que era necesaria una limpieza cultural; que ni Goethe ni Beethoven, entre otros, eran necesarios.
¿A qué viene la cita? El oficialismo desprecia y hostiga a estudiantes de universidades tradicionales, registradas por su aptitud y tradición educativa, para honrar a discípulos provenidos de institutos erigidos en la última década. La desvergüenza no es otra cosa que la impudicia de hacer lo que no puede sostenerse ante el grupo ni ante el propio yo. La ética es todo lo contrario. Ésta no la hallaremos en un sistema que se burla de los derechos humanos.
¿Se perturba la élite gubernativa, dueña de excelsos haberes, por la hosca realidad de jóvenes que procuran un futuro promisorio? La juventud venezolana pone el pecho para no transitar la vidriosa ruta oficialista conducente al "retraso satisfactorio" como el implantado en Cuba. El país vive la peor crisis desde 1908 cuando asumió el poder Juan Vicente Gómez. En aquel tiempo los estudiantes sentían su lucha como un débito social que conduciría a la libertad. Hoy, bajo subterfugio de revolución, el régimen los agrede cruelmente por resistirse a ser eyectados hacia el pasado.
La repulsa de someterse a la discusión abierta sobre los conflictos sociales que aquejan a la mayoría, lejos de beneficiar políticamente al régimen como suponen los radicales impúdicos, profundiza las disconformidades sociales. En los grupos económicos oficialistas es precisamente donde resaltan las castas que "fulguran" con prácticas explotadoras. Para evitar riesgos y retener "a su clientela", estos "mecenas" tratan de anular la información de interés general mediante amenazas o compras de medios que osen divulgar crónicas potencialmente polémicas.
Este régimen perverso, bajo égida cubana, va fabricando prejuicios en proporción al deterioro de su estabilidad política. Veamos:
1- El alto costo de la vida e inflación se deben a la perversidad de comerciantes obscenos y no a la economía popular al estilo "Dakazo".
2- Los estudiantes son financiados por EEUU para desestabilizar al gobierno siendo que acá tienen el mejor futuro del mundo garantizado por el señorío brindado por la "revolución educativa".
3- La oposición venezolana, integrada por la derecha golpista, pretende ungirse del poder para imponer intereses bastardos.
4- La escasez como tal no existe. Los productos se reducen debido al mayor poder adquisitivo del pueblo que "puede comprar más".
5- Los mayores índices de criminalidad ocurren en municipios controlados por la oposición. No así dónde imperan los colectivos.
Decenas de citas análogas ocupan el genio de los "administradores de la República" mientras la violencia maldiciente se consuma con balas y bombas lacrimosas. El régimen reclama para sí el amor de Dios. El mismo Dios de sus ejércitos que arremete contra estudiantes. También el mismo que ilumina la mente de legisladores y jueces que encarcelan sin previo juicio y de manera exprés. Los excesos del pasado tantas veces evocados por Chávez, ocurridos de modo fortuito y no sistemático como ahora, le valen al gobierno para justificar las ferocidades del presente.
No podemos caer en la trampa de los prejuicios. Éstos se prestaron para las más crueles aberraciones de la historia. Hitler decretó ante las masas, por arte de magia, al pueblo alemán como "elite de la humanidad" y "raza de señores". Basado en prejuicios convenció a la mayoría de la existencia de infrahombres (judíos) que debían ser exterminados por ir contra "la autenticidad del país". Que era necesaria una limpieza cultural; que ni Goethe ni Beethoven, entre otros, eran necesarios.
¿A qué viene la cita? El oficialismo desprecia y hostiga a estudiantes de universidades tradicionales, registradas por su aptitud y tradición educativa, para honrar a discípulos provenidos de institutos erigidos en la última década. La desvergüenza no es otra cosa que la impudicia de hacer lo que no puede sostenerse ante el grupo ni ante el propio yo. La ética es todo lo contrario. Ésta no la hallaremos en un sistema que se burla de los derechos humanos.
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