ORIAN BRITO PEÑA| EL UNIVERSAL
sábado 12 de julio de 2014 12:00 AM
El reciente escándalo por la supuesta compra por parte de Venezuela de arroz con sobreprecio a una empresa fantasma en Argentina, ha despertado el interés de la prensa independiente en ese país por investigar la magnitud de las transacciones, que podríamos calificarlas de fraudulentas, entre el Gobierno argentino y el venezolano.
De acuerdo con los colegas argentinos, la Cámara de Industriales Arroceros de Entre Ríos, denunció las operaciones de venta de arroz sin elaborar a Venezuela, a cargo de una empresa totalmente ajena al sector, a la cual Venezuela paga más de 200 dólares por tonelada (ya ha vendido unas 40.000). Aunque la negociación "beneficiaría" a la nación sureña, lo que realmente está provocando es la quiebra de los sectores agricultores de ese país a quienes no se les permite la posibilidad de exportar sus productos, sino que una empresa que aparentemente no tendría mayor conocimiento en la materia, se estaría llevando la gallina de los huevos de oro.
La conexión de los dueños de la empresa Bioart SA, que supuestamente tiene buena relación con el ministro argentino Julio De Vido y el embajador Carlos Cheppi, se evidencia en fotografías que juntos se han tomado en diversos sitios, particularmente resalta una en la que aparece María Gabriela Chávez, la hija del expresidente Hugo Chávez. No obstante, más allá de la foto el principal factor de gravedad en este caso son las transacciones económicas en donde las instituciones tanto argentinas como venezolanas hasta el momento, no se han pronunciado al menos para simular que iniciarán una investigación al respecto, lo que las convierte en cómplices del fraude.
Aunque es ostensible la carencia de divisas que mantiene en peligro la actividad económica venezolana, el Gobierno se atreve a despilfarrar comprando materia prima con sobreprecio, a quienes seguramente si se les efectúa el pago por los servicios ofrecidos, siendo los agricultores venezolanos los más burlados frente a un sistema que en vez de estimularlos mediante inversión, capacitación y seguridad, opta por importar el producto con precios duplicados; un acto que podría catalogarse como traición a la patria.
Recientemente en el diario El Universal del pasado jueves, reportaban que "las empresas afiliadas a la Cámara Venezolana de Distribuidores de Repuestos, Equipos Pesados y Agrícolas (Cavedrepa) no reciben divisas desde hace más de un año y en la subasta 13 del Sicad, que convocó al sector, solo dos de las 14 compañías que acudieron resultaron favorecidas".
La revolución agrícola se queda en el discurso frente a la destrucción del sector productivo, no importa los tractores chinos o las semillas que puedan importar, la realidad es que no hay avances. En algún momento, cuando se produzca un cambio en la estructura del poder, se conocerán más detalles de la siembra socialista, sus guisos y sus mentiras.
De acuerdo con los colegas argentinos, la Cámara de Industriales Arroceros de Entre Ríos, denunció las operaciones de venta de arroz sin elaborar a Venezuela, a cargo de una empresa totalmente ajena al sector, a la cual Venezuela paga más de 200 dólares por tonelada (ya ha vendido unas 40.000). Aunque la negociación "beneficiaría" a la nación sureña, lo que realmente está provocando es la quiebra de los sectores agricultores de ese país a quienes no se les permite la posibilidad de exportar sus productos, sino que una empresa que aparentemente no tendría mayor conocimiento en la materia, se estaría llevando la gallina de los huevos de oro.
La conexión de los dueños de la empresa Bioart SA, que supuestamente tiene buena relación con el ministro argentino Julio De Vido y el embajador Carlos Cheppi, se evidencia en fotografías que juntos se han tomado en diversos sitios, particularmente resalta una en la que aparece María Gabriela Chávez, la hija del expresidente Hugo Chávez. No obstante, más allá de la foto el principal factor de gravedad en este caso son las transacciones económicas en donde las instituciones tanto argentinas como venezolanas hasta el momento, no se han pronunciado al menos para simular que iniciarán una investigación al respecto, lo que las convierte en cómplices del fraude.
Aunque es ostensible la carencia de divisas que mantiene en peligro la actividad económica venezolana, el Gobierno se atreve a despilfarrar comprando materia prima con sobreprecio, a quienes seguramente si se les efectúa el pago por los servicios ofrecidos, siendo los agricultores venezolanos los más burlados frente a un sistema que en vez de estimularlos mediante inversión, capacitación y seguridad, opta por importar el producto con precios duplicados; un acto que podría catalogarse como traición a la patria.
Recientemente en el diario El Universal del pasado jueves, reportaban que "las empresas afiliadas a la Cámara Venezolana de Distribuidores de Repuestos, Equipos Pesados y Agrícolas (Cavedrepa) no reciben divisas desde hace más de un año y en la subasta 13 del Sicad, que convocó al sector, solo dos de las 14 compañías que acudieron resultaron favorecidas".
La revolución agrícola se queda en el discurso frente a la destrucción del sector productivo, no importa los tractores chinos o las semillas que puedan importar, la realidad es que no hay avances. En algún momento, cuando se produzca un cambio en la estructura del poder, se conocerán más detalles de la siembra socialista, sus guisos y sus mentiras.
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