En: http://www.lapatilla.com/site/2014/09/01/pablo-aure-larga-travesia/
Pablo Aure
Escribir para un diario que hoy cumple 81 años es un verdadero
privilegio. Llena de orgullo el hecho de que un octogenario como El
Carabobeño nos permita esa prerrogativa. Es uno de los más preciados
reconocimientos poder escribir para una casa editorial de añeja
trayectoria.
A la familia Alemán Pérez, quienes a pesar de las aguas turbulentas
por las que navegamos hoy en nuestra amada Venezuela, debemos reconocer
que han sido buenos timoneles para continuar hacia puerto seguro este
barco cargado de ilusiones y verdades.
En los últimos años han debido enfrentarse a cruentos y muy poderosos
piratas que apuestan a su naufragio, pero su tripulación ha sabido
sortear el temporal. Seguros estamos de que aquellos sueños de libertad
que inspiraron a don Eladio Alemán Sucre en el comienzo de esta larga y
fecunda travesía no se esfumarán. Hay para rato coraje y vocación en
estos primeros 81 años de recorrido.
¿Qué pasó con nuestro petróleo?
Hemos leído en varios medios de comunicación nacionales e
internacionales una terrible noticia: “Venezuela importará de Argelia
petróleo”. Si eso es cierto, podemos concluir diciéndole a quienes no
estaban seguros de que esta locura del socialismo del siglo XXI era el
camino hacia la destrucción de una nación, que mayor prueba no se puede
mostrar. Que el imperialismo no destruyó la economía venezolana, sino
que fue este mismo régimen rojo rojito.
Cuando esta barbarie comenzó, Pdvsa era una empresa conformada por
tecnócratas en beneficio del país, que exploraba, perforaba, producía y
exportaba petróleo y sus derivados. Desgraciadamente hoy, endeudada
hasta los tuétanos, se ha convertido en un reducto de holgazanes al
servicio del proyecto de destrucción. No dudamos de que hay gente
valiosa en la empresa pero están confinados a espacios reducidos donde
les impiden poner en práctica su formación.
Porque el interés del régimen es acabar todo lo que en algún momento
sirvió. Primero enriquecerse con fortunas inconmensurables a expensas de
una patria que languidece y un pueblo que pasa trabajo. Robar es la
misión primordial. Y no existen controles.
Plan de la Patria
Resulta un insulto a la inteligencia del venezolano que nos sigan
hablando de un fulano Plan de la Patria. Aquí no hay plan de nada que
sea progreso o bienestar para el pueblo. Ese “plan” para lo único que ha
servido es para llenar de dólares las alforjas de los capitostes
militares y civiles del régimen, y a muchos que se ocultan en el
anonimato, que, además, se disfrazan de opositores.
Lo digo con dolor. Sí hay disfrazados de opositores que siguen viendo
este régimen como un gobierno más de los anteriores, y que creen que
cohabitando con ellos serán capaces de subsistir esperando
periódicamente elecciones fraudulentas. Hoy, muchos de los que protestan
contra el sistema biométrico que piensa instalar el gobierno a partir
del 30 de noviembre en supermercados y farmacias son aquellos “mansos”
seres que no han alzado su voz para ir contra las “captahuellas” que
colocan en los centros electorales los días de votación. ¡Díganme que
no!
¿Patria o morgue segura?
Ayer en el portal www.lapatilla.com leía que entre el 1° y el 29 de
agosto habían ingresado a la morgue de Bello Monte más de 400 cadáveres.
Detallaba la noticia que en la gran Caracas las muertes violentas cada
mes aumentaban. Pareciera entonces que lo único que nos ha garantizado
este régimen es la seguridad, pero para los malhechores.
Sin duda alguna, es una manera de control: mayor inseguridad en las
calles, más temor en la población. Temor a todo: a la escasez, a salir
de las casas y a la inflación. La inseguridad es reseñada en todas las
encuestas como el principal problema de la población. Me niego a pensar
que sea una mera casualidad el tema de la inseguridad en cada rincón del
país.
Señores es política de Estado mandarte a la cárcel o a la morgue si
te atreves a desafiar sus intenciones ¡No tienes nada que hacer en la
calle, tu casa y si acaso tienes trabajo son los únicos lugares donde
debes o puedes estar, caso contrario no te garantizamos nada! Cuando
hablo de la cárcel no me refiero a los que delinquen atracando o
asesinando, nada de eso, pues la cárcel está reservada para aquellos
infelices que no están enchufados con el régimen o simplemente osan
criticarlo o a oponerse en las calles en manifestaciones pacíficas.
Ya no solo hay ladrones de cuello rojo que imposible pisen un
establecimiento penitenciario sino que hay jueces y fiscales con el
mismo color de cuello encargados de ejecutar las órdenes del alto
gobierno.
“Alborotadores irán a Tocuyito”
El gobernador de Carabobo la semana pasada en su último programa
radial denominado “Hablando de poder”, que más bien debería llamarse
“abusando del poder”, reconoció su irrespeto a la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, que en su artículo 68 contempla el
derecho a protestar de manera pacífica y sin armas.
Pues bien, el ciudadano Francisco Ameliach Orta, gobernador del
estado Carabobo, en flagrante intromisión en asuntos de la justicia, en
ese programa ha pretendido erigirse como juez o legislador, al señalar
cuándo y dónde se debe recluir a quienes expresen su inconformidad
mediante la protesta.
En clara e inocultable alusión al movimiento “Carabobo se Respeta”,
que días antes había protagonizado una ocurrente protesta contra las
“captahuellas” dentro de las instalaciones del supermercado Bicentenario
de la Av. Bolívar Norte de Valencia, se atrevió a sentenciar que: los
“alborotadores irán a Tocuyito”.
Si en Venezuela existiese un poder judicial autónomo, lo mínimo que
deberían hacer los jueces penales carabobeños sería hacer un llamado de
atención al ciudadano gobernador frente a tan infames y autoritarias
declaraciones ¡pero qué va! muchos de los jueces que hoy tenemos en
Carabobo y en otras parte del país, incluido el Tribunal Supremo de
Justicia, no son jueces verdaderos, pues se comportan como ramplones
escribanos de los que detentan el poder.
Sube la temperatura
Llegamos a septiembre y el calor popular sigue subiendo. Ya no es tan
silencioso el descontento en las barriadas populares. Lo que antes no
observaban ya lo comienzan a notar. No es el supremo e intergaláctico el
que está en Miraflores, es su heredero, quien es visto como el
responsable de la tragedia venezolana. Ya lo señalan con nombre y
apellido. Hasta las encuestas con claras afinidades oficialistas como
las de Schemel reflejan a Nicolás Maduro como culpable de las penurias
que padecemos.
No son los “manitos blancas” los que trancan las calles ni los que
alzan la voz para protestar por el ineficaz servicio eléctrico, es la
gente de pueblo, los pobres y excluidos quienes se atreven de manera
desafiante a exigir sus derechos.
Pronto comenzarán las clases y muchos representantes no han podido
comprar ni siquiera el uniforme a sus hijos. Ellos están en la
encrucijada de comprar los útiles escolares o de alimentarse. Si hacen
una cosa no podrán hacer la otra. Ya veremos el anuncio de la falta de
acondicionamiento de infinidades de centros educativos.
Las reparaciones siempre las dejan para última hora. Este año estará
más complicado su acondicionamiento porque el régimen está en
bancarrota. Llegaremos a un octubre crucial y de grandes definiciones.
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