Por
Redacción.- Tuvo que morir un magistrado. Tuvo que ser detenido el
presidente de Conindustria por ofrecer declaraciones sobre el
chinkungunya. Tuvo que ser allanada la residencia del presidente del
Colegio Médicos de Aragua por hablar de muertes producidas por una
extraña enfermedad. No son 8 sino 11, se contradijeron en el gobierno.
Maduro, entonces, comenzó a hablar de guerra bacteriológica. Hasta que
al fin, ayer, antes de irse a Nueva York a la Asamblea de la ONU,
reconoció que el cuadro realmente es grave. Lo reconoció en tanto que
anunció la creación del Estado Mayor Nacional para el combate
contra el dengue y el chikungunya. Además, el anuncio lo hizo en la
inauguración de un “Simoncito”, precisamente en el estado Aragua, en
cuya capital, en el hospital central de Maracay, se hizo el alerta desde
el principio, aunque el gobernador, Tarek El Aissami, protegido de
Maduro, negaba la versión, y más bien decía que se trataba de un ataque
contra Aragua por ser este estado “el epicentro de la revolución”.
Maduro dijo que él mismo supervisará el operativo del estado mayor
contra el combate del dengue y el chikungunya. Pero luego se fue a Nueva
York. Ya aterrizó en la Gran Manzana acompañado de Cilia Flores y María
Gabriela Chávez, entre otros.
“Pido a los gobernadores, alcaldes, Fuerza Armada, gremios médicos, a
todos, activar este plan especial para reducir el impacto del dengue y
el chikungunya en la población venezolana, aprovechar el impulso que nos
ha dado este ataque despiadado para atender ahora aún mejor estas
enfermedades virales”. Palabras textuales. Tomadas de VTV, el canal
estatal. Textuales y contradictorias, pues al mismo tiempo señalaba que
al virus y al mosquito “lo estamos combatiendo y está muy controlado en
el país”. Si está muy controlado, ¿para qué el estado mayor? ¿Para qué
el alerta?
A
Maduro y al gobierno hay que tomarle las declaraciones con pinza.
Reconocen y no reconocen. Lo que no se puede ocultar es la realidad. Lo
que era un operativo más contra el país desde los laboratorios del
enemigo, resulta que ahora amerita la unión de todas las fuerzas del
gobierno porque en verdad, el mosquito existe, está en todas partes,
menos en el Palacio de Miraflores.
Pero
si faltaba poco, a lo anterior se une una información inquietamente. Y
es que Cuba ha enviado médicos a Africa a combatir el ébola. Ya
se fueron a Sierra Leona, una de las zonas más contaminadas por el
ébola. Son 62 médicos y 103 enfermeros cubanos los que viajaron el
sábado pasado a combatir la enfermedad, no sin antes despedirse de sus
familiares a través de la televisión estatal, enviando mensajes de
tranquilidad.
“Le digo
a mi familia, al pueblo de Cuba, que tenga confianza en nosotros, que
vamos a regresar todos vivos, con vida, que nos vamos a proteger”,
señaló el enfermero Eduardo Prieto a la agencia AFP.
Según
esta agencia, los profesionales que marcharán a Sierra Leona cumplen
con una estricta preparación previa en La Habana, que incluye “el uso de
traje y equipamiento para enfrentar esa enfermedad”, relató el médico
Ediel Ramos.
¨La
comitiva también estudia sobre enfermedades hemorrágicas virales,
bioseguridad, promoción de salud e inglés¨, señaló Ileana González, una
de las responsables de la brigada.
Cabe
suponer que esas enfermedades hemorrágicas virales, que señala González,
deben ser parecidas a las que han aquejado a algunos pacientes en
Venezuela y sobre la cual el presidente Maduro ha señalado que se trata
de una ¨guerra biológica¨, el mismo argumento que han utilizado en La
Habana para excusar su incapacidad a la hora de combatirlas.
De
hecho, llama la atención que la Revista Cubana de Medicina Militar, en
su edición de diciembre de 2013, alertaba entonces sobre un cuadro viral
muy semejante al que algunos pacientes venezolanos han padecido
recientemente:
“Las
fiebres hemorrágicas víricas son un grupo de trastornos causados por
diversos virus RNA. Dependen para su trasmisión y mantenimiento de un
roedor o un insecto, que actúen como hospedadores y reservorio. Estas
enfermedades pueden adquirirse al ponerse en contacto con un hospedero u
otros animales infectados… Todas estas zoonosis comienzan con fiebre y
mialgias, a menudo de forma brusca, postración creciente, acompañadas
de cefalea intensa, fotofobia, hiperestesia, dolores torácicos o
abdominales, anorexia, náuseas o vómitos y otras molestias digestivas.
Al examen físico inicial se encuentra a un paciente grave con sufusiones
conjuntivales, hipersensibilidad con la palpación de los músculos o el
abdomen e hipotensión en el límite o hipotensión postural, a veces con
taquicardia. A menudo hay petequias, rubefacción de cabeza y tórax,
erupciones maculopapulares o eritematosas, edema periorbitario. Las
formas graves presentan choque. El choque, las hemorragias multifocales y
la afectación del sistema nervioso central (encefalopatía, coma,
convulsiones) son signos de mal pronóstico”.
No sería
exagerado preguntarse si algunos de esos virus se coló en cualquier
avión de los que van y vienen de La Habana a diario. Y, obviamente,
preocuparse ante la eventualidad de que alguno de los médicos o
enfermeros enviados a Sierra Leona pueda contraer el ébola y, conociendo
el misterio que siempre rodea a todo lo que ocurre en Cuba, los
venezolanos nos enteremos demasiado tarde.
No comments:
Post a Comment