En: http://www.lapatilla.com/site/2014/10/20/pedro-carmona-estanga-la-destruccion-de-venezuela-hazana-historica/
Pedro Carmona Estanga
La destrucción progresiva y continuada de una nación privilegiada
como Venezuela en estos 16 años de régimen chavista, no tiene parangón
histórico. Muchos países han atravesado por crisis coyunturales que han
podido sortear con políticas adecuadas, excepción hecha de otro caso
emblemático en América Latina: el de Argentina, país también
privilegiado que gracias al populismo no logra salir de las crisis
económicas recurrentes, pero que cuenta al menos con instituciones
relativamente independientes, con posibilidades de mejora si se diera en
2015 un cambio en la orientación política. Aún en el caso de países
como Bolivia, Ecuador o Nicaragua, regidos por modelos autocráticos y
principios del Socialismo del Siglo XXI, el manejo de la política
económica ha sido más realista y pragmática, con resultados distintos a
los del inmenso fracaso venezolano, originado en el dogmatismo e
incompetencia castrochavista, caso digno de documentar para el estudio
académico y político en la posteridad.
En otras latitudes, países como China y Vietnam han optado por
modelos capitalistas en lo económico y un sistema político
unipartidista, que les ha permitido alcanzar niveles sorprendentes de
progreso, hasta el punto de que China sería a la vuelta de un año la
primera potencia económica del mundo. Ello no habría sido imaginable
bajo la cerrazón y pobreza que caracterizaron al gobierno de Mao, hasta
el visionario golpe de timón de Den Xiaoping en 1978. Es también
admirable el caso de las economías ex socialistas de Europa Central y
Oriental, las cuales dieron un viraje hacia la democracia y la economía
de mercado, hasta el punto de que en su gran mayoría hacen hoy parte de
la Unión Europea de los 28, exhibiendo una transición exitosa. Hace poco
hice un recorrido por Eslovaquia, Hungría, la República Checa, la ex
Alemania Oriental, Berlín reunificada y Moscú, pudiendo apreciar cómo
después de décadas de sistema comunista, hoy son naciones que ven
distante esa experiencia, símbolo de la negación extrema de la dignidad
humana y del régimen de libertades, ello aunque en el caso de Rusia
prevalece un gobierno autocrático, con vocación imperial no desterrada,
pero dentro de un modelo de economía de mercado que facilita el logro de
sus objetivos de desarrollo económico y social.
El caso del régimen gobernante en Venezuela es inexplicable, pues ve
de reojo esas experiencias, para adentrarse en las arenas movedizas de
un trasnochado revanchismo, y de un exacerbado estatismo que ha
fracasado en todas las naciones que han transitado por el comunismo
ahogando a la iniciativa privada, factor indispensable para el
desarrollo de una nación, sin que el Estado sea capaz de sustituirla. En
una entrega anterior en este Blog analizamos las principales razones
que determinan que la economía venezolana esté en el abismo, y lo
difícil que resultará sacarla adelante, no obstante las cuantiosas
reservas disponibles de recursos naturales no renovables. Por desgracia
para el país, a lo largo de estos 16 años se han dilapidado unos US$ 1,5
billones que no volverán, de los cuales no quedan sino la destrucción
del aparato productivo, el deterioro de la calidad de vida, de la
infraestructura, de la institucionalidad, y distorsiones macroeconómicas
y actitudinales en la población de una profundidad tal, que costará
sudor y sangre superar a las generaciones venideras. Esa es la hazaña
histórica lograda y cacareada por el régimen.
Las cifras no mienten respecto de la profundización de la crisis,
entre ellas la aguda caída de las reservas internacionales, las cuales
se encuentran en el orden de los US$ 19 millardos, con reservas líquidas
que cubren apenas una semana de importaciones. La reducción de los
precios petroleros ampliará el hueco fiscal, pese a lo que con ligereza
anuncian voceros del gobierno, pues si con precios cercanos a 100
dólares por barril el déficit del sector público era del 15% del PIB,
con el petróleo a $80, la merma de ingresos por exportaciones podría
llegar a US$ 20 millardos. Como si fuera poco, el Banco Central de
Venezuela financia en forma creciente a PDVSA, es decir intensifica
emisiones inorgánicas, combustible ideal para el fuego inflacionario que
devora a la nación. Aunque hasta ahora se ha honrado la deuda externa,
pues un “default” sería catastrófico, no es menos cierto que el gobierno
ha colocado al país en una mora comercial del orden de US$ 12
millardos. Solo a las líneas aéreas se les debe US$ 4 millardos, además
de la los compromisos con proveedores de materias primas, alimentos,
medicinas, material hospitalario, transporte y bienes de capital. El
gobierno declara con orgullo que seguirá apretando las tuercas del
otorgamiento de divisas, con lo cual ya no solo sufren viajeros,
jubilados, gente de negocios o estudiantes, sino que se acentúa el
crítico nivel de desabastecimiento prevaleciente en todos los bienes de
primera necesidad.
Lo grave es que no hay visos de adopción de medidas que ataquen
estructuralmente dichos males. Así, después de tanta expectativa por un
anunciado “revolcón” en política económica, nada ocurrió. El mercado
cambiario sigue cerrado y distorsionado por una nefasta política de
cambios múltiples con inmensas brechas, a raíz de lo cual hasta las
Navidades auguran ser grises, como tengo el recuerdo en mis años mozos
de un triste diciembre en la Praga comunista de los años 60, ciudad
convertida hoy en la París del Este. El subsidio a la gasolina es
irracional e incosteable, por unos US$ 12 millardos por año, sin que el
gobierno se atreva a corregirlo gradualmente, porque le teme, y porque
Maduro no ejerce el poder pleno, sino que lo comparte con varios grupos,
entre ellos el todopoderoso Diosdado Cabello, el Ministro del Interior
Rodríguez Torres, el Ministro Ramírez, la oligarquía militar, y hasta
los colectivos.
Por ello, el país está sumido en un círculo perverso, del cual podría
salir reduciendo el gasto público, y los cuantiosos recursos que
destina a la ayuda petrolera externa con fines políticos; aproximando
los tipos de cambio y flexibilizando el mercado; reduciendo los
subsidios al mercado interno de combustibles, para al menos cubrir
costos; y reactivando el aparato productivo nacional para depender menos
de las importaciones, sin estatismos y exacerbados controles.
En lo político-social, la gangrena institucional hunde al país, dado
el propósito inmodificable del régimen de colocarse al margen del Estado
de Derecho en aras de una revolución que se antepone al orden
constitucional y ante la implacable persecución a la disidencia,
desconociendo los pronunciamientos de los organismos internacionales y
de Derechos Humanos. Además, profundiza fracturas y siembra antivalores
en la población, entre ellos mediante la tolerancia con los grupos
irregulares conocidos como “colectivos”, que no son otra cosa que un
paramilitarismo que ha corroído el papel de la Fuerza Armada y de los
cuerpos de seguridad, cobrando una nueva víctima en el horrendo crimen
del Diputado Serra, líder político de dichos colectivos. No hay que
seguir endilgando culpas de la descomposición nacional a la extrema
derecha, ni al “imperio” ni a Uribe, y aunque el gobierno afiance la
hegemonía informativa para ocultar su fracaso, es hora de que trabaje en
resolver los problemas del día a día de los venezolanos, atender su
desesperanza, detener la anarquía, y frenar el incomensurable costo del
éxodo de venezolanos al exterior.
Hace poco escuché al Presidente de la Asamblea Nacional Diosdado
Cabello en uno de sus programas radiales, y sentí pesar al ver cómo un
hombre con tanta responsabilidad e influencia, optó por un camino de
radicalismo extremo, de continuas amenazas contra estudiantes y
disidentes, y anuncia que el próximo CNE será de ellos, electo por el
TSJ y no por la Asamblea Nacional. Difícil pensar así en un diálogo
entre las fuerzas en pugna en el país, pues no hay talante democrático
en la conducta de un régimen que solo admite la paz basada en rendición.
La oposición debe saber que si no hay árbitro ni reglas electorales
equitativas, no hay posibilidad alguna de que en futuros comicios ocurra
otra cosa que la continuación de descarados fraudes electorales para
asegurar la perpetuación del régimen en el poder.
“Para la verdad, el tiempo; para la justicia Dios”
No comments:
Post a Comment