Marianna Párraga
Marianna Párraga, periodista especializada en energía y autora de Oro rojo (Ediciones Punto Cero) explica por qué Venezuela siendo un país productor de petróleo ahora debe importarlo según diversos medios de comunicación.
1. ¿Por qué Venezuela importa petróleo?
La pproducción de crudos extra pesados en Venezuela, provenientes de la Faja del Orinoco, se ha venido incrementando en las últimas décadas, mientras que la extracción de crudos ligeros y medianos de las llamadas “áreas tradicionales” (el Lago de Maracaibo y el norte de Monagas, principalmente) ha mostrado una acelerada declinación en el último lustro, debido a la sobrexplotacion de algunos yacimientos, la falta de inversión en otros y como consecuencia de la expropiación de firmas de servicio petrolero. Esto ha hecho que PDVSA tenga serias dificultades para conseguir “diluyentes”.
La pproducción de crudos extra pesados en Venezuela, provenientes de la Faja del Orinoco, se ha venido incrementando en las últimas décadas, mientras que la extracción de crudos ligeros y medianos de las llamadas “áreas tradicionales” (el Lago de Maracaibo y el norte de Monagas, principalmente) ha mostrado una acelerada declinación en el último lustro, debido a la sobrexplotacion de algunos yacimientos, la falta de inversión en otros y como consecuencia de la expropiación de firmas de servicio petrolero. Esto ha hecho que PDVSA tenga serias dificultades para conseguir “diluyentes”.
Por su densidad, los crudos extra
pesados de la Faja deben ser mezclados con algún tipo de diluyente,
tanto para su transporte como para poder ser procesados en refinerías
convencionales.
Históricamente, la solución a este
problema en Venezuela había sido procesarlos en unidades de mejoramiento
(similares a una refinería, pero de menor complejidad). Además, se
descubrió, se desarrolló y se patentó la orimulsión como solución de
transporte de lo que antes era conocido como “bitumen”. La orimulsión
dejó de ser producida en 2005-2006, después de que PDVSA argumentara que
al ser vendida al mercado eléctrico, la valorización de estos crudos
era mucho menor a la que ofrecía el mercado refinador.
Por otra parte, desde el año 2000,
cuando Hugo Chávez inauguró el último mejorador disponible (Hamaca) no
se planificó otro proyecto similar. Hasta que finalmente en 2010,
después de la estatización de la industria petrolera y la salida de
algunos de los socios que PDVSA tenía en esos emprendimientos en el
Orinoco, se volvieron a licitar proyectos de extracción y mejoramiento
en la Faja, que apenas ahora es que están comenzando a producir.
Con grandes retrasos a cuestas, PDVSA y
sus socios han tenido que recurrir a la importación de nafta en el
mercado abierto, pagando precios muy altos debido a que muchas de las
compras se hacen al contado, no a través de un contrato de suministro.
Esto lo hacen para poder contar con un diluyente para los crudos
pesados. Es algo crucial cuando los mejoradores existentes, como ocurre
con frecuencia, tienen problemas operacionales y se detienen, creando la
necesidad de contar con un volumen todavía mayor de diluyente para
poder desalojar los crudos extra pesados.
Cualquier ahorro en los costos de
importación que PDVSA pueda hacer incidiría positivamente en su posición
financiera y en la del país. Además, mezclar los crudos extra pesados
propios con crudo ligero importado daría como resultado unos blends
de mejor calidad que los que hoy PDVSA está produciendo. Pero en estas
circunstancias, y sin otra solución a la vista (porque los nuevos
mejoradores no estarán listos a tiempo en 2016, como se planeó, y
producir crudo ligero en Venezuela requeriría de mucho tiempo y un gran
esfuerzo), resulta que firmar un contrato de suministro luce mas
accesible para una PDVSA que lucha constantemente por lidiar con sus
conocidos problemas de flujo de caja. Esto afecta a la economía
venezolana como un todo, al existir un control de cambio y prácticamente
una sola fuente de dólares para toda la economía.
2. ¿Cómo afecta la importación de petróleo los ingresos en dólares de Venezuela?
Las importaciones petroleras son una pesada carga que PDVSA lleva a cuestas. Según las cifras del Banco Central de Venezuela, las importaciones petroleras (que incluyen tanto líquidos como compras de equipos para la industria) han superado los 12.000 millones de dolares en los dos últimos años, afectando seriamente la balanza de pagos del país.
Las importaciones petroleras son una pesada carga que PDVSA lleva a cuestas. Según las cifras del Banco Central de Venezuela, las importaciones petroleras (que incluyen tanto líquidos como compras de equipos para la industria) han superado los 12.000 millones de dolares en los dos últimos años, afectando seriamente la balanza de pagos del país.
Las importaciones no son nuevas, pero
fundamentalmente han consistido en la compra de productos refinados.
PDVSA comenzó a incrementar su importación de componentes para
refinación en 2011. Y en 2012, tras la severa explosión en la refineria
de Amuay que causó una crisis que se prolonga hasta hoy, esas compras se
dispararon para llegar a unos 150.000 barriles por día en la
actualidad. Una cantidad que pesa bastante en el presupuesto de PDVSA.
Más aún si se considera que muchos de esos combustibles son luego
suplidos al mercado interno bajo un subsidio grosero.
En 2012, algo que continuó el año
pasado, Venezuela se convirtió en importador neto de derivados. Es
decir: Venezuela importó un volumen de derivados del petróleo mayor a lo
que exportó. De manera que si PDVSA puede lograr una reducción de
costos con la sustitución de importaciones de derivados por crudo, esto
debería reducir la partida para importaciones.
3. ¿Qué tendría que suceder para que Venezuela no se vea en la necesidad de importar petróleo?
En primer lugar, tendría que haber un entorno de negocios que propicie la inversión, con el objetivo de acelerar los proyectos de construcción de mejoradores.
En primer lugar, tendría que haber un entorno de negocios que propicie la inversión, con el objetivo de acelerar los proyectos de construcción de mejoradores.
El alza de los impuestos petroleros, las
duras negociaciones entre PDVSA y sus socios de la Faja sobre los
términos contractuales y la falta de capital para invertir de PDVSA han
retrasado los proyectos. Incluso después de que se pensaba que los
escollos de la nacionalización podían haberse superado, al menos
parcialmente, con la licitación de nuevas áreas y la entrada de nuevos
participantes a la industria. Pero algunos socios de PDVSA, como
Petronas, se han ido de Venezuela tras infructuosas negociaciones con el
Estado. Y otros, como Petrovietnam, han amenazado con hacerlo.
PDVSA debería, en paralelo, hacer un
mayor esfuerzo monetario y técnico por recuperar los yacimientos en
declive y reimpulsar la producción, pero las onerosas transferencias al
Gobierno y la hiperdependencia del Estado de estos ingresos ha limitado
los recursos que PDVSA puede reinvertir en sus propios negocios, aun
cuando esto es urgente.
La expropiación de empresas de servicio
tuvo un impacto negativo sobre la producción de crudo y gas,
especialmente en el Lago de Maracaibo, que no ha sido revertido. Y PDVSA
no ha invertido lo suficiente en exploración y desarrollo para explotar
otras reservas de crudos medianos y ligeros que tiene, focalizándose
únicamente en la Faja, sin tener una solución de corto o mediano plazo
para la salida de los crudos extra pesados.
Por otra parte, se requiere mucho dinero
para mejorar los proyectos de mantenimiento de los mejoradores
existentes, a fin de que operen eficientemente. También se requiere
invertir en la verdadera modernización y mantenimiento del parque de
refinación, que sigue trabajando a media capacidad tras la crisis de
Amuay, sin poder producir suficientes derivados para el mercado interno.
Teniendo las mayores reservas de crudo
del mundo, Venezuela ha hecho muy poco en la última década por
desarrollarlas eficientemente. Se ha concentrado únicamente en asegurar
la mayor captura de renta posible. Ese enfoque, aunado a la politización
extrema de la industria (algo que le resta visión comercial a la
empresa) está afectando seriamente el desempeño de los negocios del
país.
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