Cuba recibe mañana, domingo, a José Manuel García-Margallo, el primer jefe de la diplomacia
española que visita la isla desde 2010, en un momento en que la Unión Europea
explora la posibilidad de llegar a un acuerdo de asociación con La Habana, cuando sus
médicos están desplegados en el epicentro africano del ébola y Colombia empezó
a negociar la paz en su territorio. Sin embargo, los «éxitos»
del régimen de los Castro en el ámbito internacional no se traducen en el
nacional.
Cuba se ha visto abocada a unas reformas económicas que no terminan de
despegar y sigue siendo una «dictadura totalitaria comunista», en
palabras a ABC del reconocido disidente Óscar Elías Biscet, «en la que una camarilla dirigida por los
Castro viola flagrantemente los derechos humanos mientras el
pueblo lucha por conquistar esos derechos». Margallo visita un país que todavía
tiene en sus cárceles amás de un centenar de presos políticos, unos 110,
según cifras de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación
Nacional.
«Un sistema probadamente ineficiente no puede ser actualizado»
A su llegada al poder en febrero
de 2008, tras la grave enfermedad de su hermano Fidel (88
años), Raúl Castro (83 años) se vio obligado a emprender una
serie de cambios económicos –nunca políticos, dejaron claro– que sacaran al
país del «borde del precipicio».
En la «actualización del modelo socialista» destaca la creación de
cooperativas privadas –que no han evitado que Cuba deje de importar el
80% de los alimentos de la cesta de la compra–, la concesión de
permisos a medio millón de cubanos para crear pequeños negocios (los
llamados «cuentapropistas») y el intento de reducir el papel del
Estado en la economía y en la vida diaria. «Un sistema probadamente ineficiente
no puede ser actualizado, mucho menos con medidas inconexas, parciales
y muchas prohibiciones, como demuestra la incapacidad de alcanzar
eficiencia, elevar la producción y motivar a los trabajadores», apuntó en este
sentido la periodista independiente Miriam Leiva.
Al mismo tiempo, la anunciada unificación del sistema monetario y cambiario no termina de
fraguarse. Para reducir la excesiva
dependencia en el inestable Gobierno venezolano –que le suministra más de
100.000 barriles de crudo diarios en condiciones muy ventajosas–, el régimen
cubano aprobó el pasado junio la Ley de Inversiones Extranjeras para atraer capital y envió
delegaciones por todo el mundo para presentar sus proyectos en el Puerto
del Mariel, la joya de la corona. Pero la prueba más evidente de que las
condiciones de vida de los cubanos no han mejorado es que en los últimos meses
han aumentado los emigrantes ilegales cubanos, muchos de ellos«balseros». (Un 75% entre 2013 y 2014 en el caso de Estados
Unidos).
Consenso
de la disidencia
En los últimos tiempos, la disidencia se ha puesto de acuerdo en «cuatro
puntos básicos» que activistas como Dagoberto Valdés oElizardo
Sánchez coinciden en que es «el mayor nivel de consenso alcanzado
hasta ahora». En los llamados «puntos de consenso de la sociedad civil cubana»
reclaman la liberación de todos los presos políticos, el fin de la
represión, la ratificación de los pactos internacionales de derechos
humanos y el reconocimiento de la sociedad civil cubana como legítimo
interlocutor.
Las Damas de Blanco y el Observatorio Cubano de Derechos
Humanos, entre otros, han enviado cartas a Margallo para pedirle que les reciba
o que «no rebaje su nivel de exigencia» en materia de derechos humanos. Pero en
principio no parece que un encuentro con opositores figure en la agenda del
ministro. Berta Soler, líder de las Damas de Blanco, le quería explicar
los casos de Sonia Garro, en prisión desde hace casi tres años y a
la espera de juicio, y de Haydée Gallardo, encarcelada desde el
pasado mayo como su marido, Ángel Figueredo. Garro y Gallardo
pertenecen a esta organización de mujeres defensoras de los derechos humanos.
En el plano político, todo sigue igual, con Fidel y Raúl Castro al
frente. Pese a sus limitaciones. Una nueva generación de militares, con el
coronel Alejandro Castro Espín al frente, podría estar
preparándose para el relevo.
Cinco
décadas de castrismo
Fidel y Raúl Castro, al
mando
Fidel y Raúl Castro, de 88 y 83
años respectivamente, siguen al frente de la dictadura cubana. El general
Castro no ha tenido más remedio que abrir la economía para la supervivencia del
régimen. Pero han dejado claro que de cambios políticos y libertades para los
ciudadanos, nada.
Economía en ruinas
Raúl Castro insiste en que los
cambios en la economía se introducirán «sin prisa, pero sin pausa». Mientras los cubanos se
desesperan con la carencia de alimentos o medicinas y su aliada Venezuela se
tambalea, el Gobierno ha puesto las esperanzas en la inversión extranjera. El
Gobierno asegura que necesita unas inversiones extranjeras directas por valor
de 2.000-2.500 millones de dólares anuales (1.600-2.000 millones de euros) para
que la economía despegue. El pasado julio, La Habana redujo las expectativas de
crecimiento económico a un 1,4% para todo 2014. En el primer semestre la
economía creció un 0,6%, según datos oficiales.
Derechos humanos, la
gran asignatura pendiente
En los últimos meses, la policía
política parece haber reducido el número de arrestos, según el balance mensual
de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional: de más de
mil al mes ha pasado a más de 400. Pero la represión sigue en forma de
amenazas, agresiones físicas, campañas de difamación, presiones a los
familiares...
Sin medios libres, ni
internet para todos
El régimen cubano controla todos
los medios de comunicación y el acceso a internet en la isla. Decide quién
puede acceder y a qué contenidos. En los llamados «cibercafés» o en los hoteles
hay cierta libertad, pero no todos los cubanos pueden pagar una hora de
internet con un salario medio de 15 euros al mes.
Vía ABC. España
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