Eugenio A. Martínez
La mala percepción del Ejecutivo
Nacional en la opinión pública no necesariamente implicaría un
descalabro electoral del chavismo. ¿La causa? La orientación política
del grupo de ciudadanos entre los cuales la abstención comienza a ganar
terreno.
Según el último estudio de Percepciones Ciudadanas sobre el Sistema Electoral[1] conducido
por el Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés
Bello, 4 de cada 10 venezolanos considera que el voto no es la
herramienta para dirimir los conflictos de poder. Mas grave aún: el
56,5% de los electores desconfía en algún grado del Consejo Nacional
Electoral (CNE)[2], el organismo que debe garantizar que los conflictos de poder en el país se diriman a través del voto.
Cuando se analiza al grupo de ciudadanos
que desconfían del árbitro o han perdido la esperanza en el voto como
herramienta para encontrar vías de solución a los problemas del país, se
encuentra que estos son mayoritariamente quienes se definen como no chavistas o independientes.
Las cifras
Veamos los números en concreto: al día
de hoy la abstención juega a favor del gobierno del presidente Nicolás
Maduro y afecta de forma importante a los grupos políticos que lo
adversan, con una dramática tendencia al alza en los últimos 12 meses.
A mediados del año 2013, la desesperanza
que conduce a preferir a la abstención como opción política alcanzaba a
47% de los ciudadanos que se definían como no chavistas moderados, desesperanza que para el mes de octubre de este año afecta a 54% de las personas que se ubican en este segmento. Entre los no chavistas radicales
la situación es aún más dramática: a mediados del año 2013, el 46% de
los ciudadanos decía que prefería abstenerse; hoy lo hacen 54% de los
ciudadanos ubicados en este segmento.
Sin embargo, no pueden concluirse que la
abstención es algo exclusivo de quienes abiertamente reconocen que no
apoyan al Ejecutivo Nacional. Al día de hoy, el crecimiento de la
abstención es más pronunciado entre quienes se dicen independientes,
pasando de 24% en el año 2013 a 40% en la actualidad. Hablamos de un
crecimiento de 16 puntos porcentuales en un año.
La desesperanza de los grupos de no
chavistas e independientes no es compartida por quienes se dicen
chavistas. Aunque en este segmento el grupo de quienes prefieren
abstenerse también ha experimentado cierto crecimiento, la proporción es
insignificante en comparación con los otros dos bloques, al punto que
apenas 14% de los ciudadanos identificados con la Revolución Bolivariana
avala a la abstención.
¿Qué causa la abstención?
La abstención puede analizarse desde dos
perspectivas: Estructural y coyuntural. En el primer caso involucra a
las personas que no confían en el sistema y no desean participar en los
asuntos públicos mientras la segunda está asociada con aquellos
ciudadanos que dejan de votar en ocasiones puntuales en función delas
candidaturas, tipo de elección o entorno país.
El problema en Venezuela es que a partir
del año 2013 la abstención coyuntural comienza a crecer y a dar
evidencias preocupantes; si no se corrigen las causas que la provocan
podría conventirse en un fenómeno estructural. En este sentido no
extraña la proliferación de personas que a través de las redes sociales
comienza a consultar sobre la posibilidad de retirarse voluntariamente
del Registro Electoral.
La principal señal de alarma se
encuentra en la creciente insatisfacción de los venezolanos con la
democracia, pero especialmente con el árbitro electoral, de ahí la
importancia de garantizar un CNE que recupere la confianza de los
votantes que no se identifican abiertamente con el Ejecutivo Nacional.
Al día de hoy solo quienes se definen
como chavistas perciben que las elecciones son justas y solo los
revolucionarios piensan que los votos son contados correctamente.
En el estudio de Percepciones Ciudadanas sobre el Sistema Electoral
se indica que 70% de los chavistas moderados confían en el organismo
comicial, sentimiento que crece hasta 90% en el segmento de los
chavistas extremos.
En la otra acera la percepción es
totalmente distinta: 81% de los no chavistas moderados y 86% de los no
chavistas extremos desconfían del árbitro.
Este indicador esta estrechamente
relacionado con la forma en que los ciudadanos perciben que los
resultados que anuncia el CNE reflejan la voluntad popular.
86% de los chavistas extremos están
convencidos de la exactitud de los resultados, opinión que comparten 62%
de los chavistas extremos, 53% de los no chavistas moderados y apenas
43% de los no chavistas extremos.
La teoría dice que para ganar una
elección se debe tener más apoyo y votos que el adversario; no obstante
si no se corrigen las deficiencias que generan la desconfianza de los
ciudadanos, para ganar una elección bastará solo en desmotivar a los
votantes potenciales del contrincante.
La designación de los nuevos rectores
del CNE no es cualquier cosa. Los nombres que se coloquen para conducir
nuestros procesos electorales podrán garantizar que el ganador de una
elección lo sea porque contó con más votos, o contribuir al triunfo de
un bloque político desmotivando a los votantes potenciales del
adversario.
El bienestar del país exige, necesita
que las personas seleccionadas para dirigir al CNE sean capaces de
fortalecer la confianza y credibilidad en el árbitro electoral ante toda
la sociedad, no generar rechazo y abstención en un sector de los
ciudadanos.
///
[1]
[1] El estudio cuantitativo sobre “Percepciones ciudadanas del sistema
electoral venezolano” forma parte del proyecto Integridad Electoral
conducido por el Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica
Andrés Bello. El estudio cuantitativo fue desarrollado por la
encuestadora Delphos entre el 17 de septiembre y el 5 de octubre de
2014; consistió en 1.200 entrevistas en hogares para un error muestral
de +/- 2% y un nivel de confianza de 95%.
[2] Para ampliar este punto puede leer el artículo: ¿Por qué la mayoría de los venezolanos desconfían de CNE?
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