Ramo
Verde, 22 de febrero de 2015.
Hoy me siento más que nunca firme y dispuesto a persistir en esta lucha por la libertad, amenazada por un régimen que pretende condenar a Venezuela a sufrir la fatalidad del atraso perpetuo.
Asumo como un honor estar reducido en esta celda que encierra mi cuerpo, pero sigue libre mi espíritu de lucha, que no se pierde en el dilema de escoger entre lo fácil o el camino difícil, porque mi conciencia me indica que sirvo al rumbo correcto. La cárcel es una vivencia intransferible, porque cuando se entrega la voluntad por una causa justa y noble a cada instante, se renuevan las fuerzas para levantar la cabeza y tener principios embanderados.
Experimento con Leopoldo y Daniel, una prisión injusta por encargo de un régimen desesperado que se va quedando sin pueblo y pretende mantener el poder a costa del deterioro creciente de nuestra patria, cuyo pueblo no escapa a la crisis múltiple del orden económico, social, político y muy especialmente, a la aguda crisis moral que nos reta a prepararnos para poder combatirla.
Estoy preparado mental y espiritualmente para soportar estas infamias y las penurias que deparan el hecho de estar preso injustamente, es esta una coyuntura en la que los dirigentes tenemos que cumplirle al pueblo que tenemos que dirigir y superar y eso entraña correr riesgo asumiendo responsabilidades.
Sé que esta situación es muy dolorosa para la familia y amigos que nos guardan afecto. Pero no es hora de vacilar ni hacer cálculos de los que “nos pueda pasar o qué cargo podemos perder”, es más importante y por lo tanto superior preocuparnos y ocuparnos de evitar que la anarquía y el despotismo liquiden el civilismo republicano que con sensación de lejanía algunos evocan de enero de 1958.
Perder a Venezuela es el único miedo que siento y ese sentimiento paradójicamente me nutre de coraje para no claudicar en la idea de soñar con mi Venezuela que está en el imaginario de la juventud que se desvive apasionada por la patria que merecemos.
Agradezco todas las manifestaciones de apoyo moral recibidas de mis compañeros y ciudadanos venezolanos y de otras partes del mundo, a quienes pido que no nos dejen solos en estas circunstancias aciagas.
No pido clemencia, simplemente, solidaridad oportuna para salvar la democracia en riesgo de desaparecer.
Conservo entero mi ánimo, porque ese es un recurso vital para no rendirse. Se puede perder la libertad personal, pero jamás el decoro, la dignidad, menos la fe y la esperanza, que son sentimientos poderosísimos capaces de doblegar el miedo con que pretenden paralizar a nuestro pueblo.
Pido a los compañeros y compañeras de la unidad que no permitamos que el régimen nos divida. Ese es un recurso junto a la represión que le queda a esta camarilla corrompida, para evitar la derrota que ya temen. Solo dividiéndonos podrán sobrevivir sobre las ruinas de este desastre que han provocado con sus dislates.
Hay que seguir luchando en la calle, cívicamente con la constitución en la mano y con la razón por delante, porque ellos tienen las armas, nosotros las ideas para unir a los venezolanos. La violencia son saltos al vacío que no conducen a ninguna parte.
Si de verdad quieren darme solidaridad y fuerzas sigan consolidando la Unidad creíble, coherente, franca, donde se reconozcan todos los liderazgos que interactuamos en la MUD.
Dejemos de lado las ambiciones y botemos los “talonarios de facturas”, porque no es momento de rencores y odios.
Pido que discutan en la MUD, la tesis constitucional de solicitar la renuncia de Maduro, porque esa vía es todo lo contrario a un “golpe militarista”.
Preparémonos para participar en unas eventuales elecciones parlamentarias pero con candidatos unitarios, unidos en consultas primarias y que además presenten al país un gran proyecto de rescate de nuestras instituciones.
Pido el mayor respaldo para Jesús “Chuo” Torrealba para que pueda cumplir su rol de ser “oídos y ojos” de todos sin distinción ni preferencias algunas.
A mis hermanas y hermanos del pueblo les confirmo mi seguridad y temple que heredé de mi madre Severa, madre abnegada que nos preparó para que siempre “fuéramos del tamaño del compromiso que se nos presente”.
A nuestro pueblo, le recuerdo que este régimen se sostiene sobre virtudes, que no las tiene pero sí sobre el pesimismo que estamos obligados a transformar en esperanza, estos regímenes no edifican, pero sí son diestros en destruir instituciones que hoy son deplorables, cachiporras para atropellar al pueblo. Este régimen se sostendrá solo si nosotros nos dejamos paralizar de miedo y nos resignamos a ver cómo se desmorona la nación por cuyo menor destino debemos movilizarnos.
Desde esta cárcel me preparo mentalmente para protestar votando el día en que se organicen las elecciones parlamentarias.
Para mis aliados afectuosos de Alianza Bravo Pueblo, mi palpitación de un corazón agradecido por tan prolijas declaraciones de solidaridad. Les aseguro que seguiré trajinando en pos de la libertad, de la justicia social, por la igualdad de oportunidades que son principios por los que románticamente nos desvelamos.
Confío plenamente en la capacidad de Richard Blanco, en la conducción del partido, para quien pido el más incondicional respaldo.
También sé de la sabiduría con que Edwin viene cumpliendo su labor en la MUD.
Para mis compañeros Alcaldes, mi gratitud que está preservada en la memoria del corazón que no olvida.
A mi Mitzy adorada, le digo que mientras escribía esta carta, vi desde los barrotes de mi cauterio un pedazo de cielo azul que se lo regalo como un beso eterno en testimonio de amor infinito, para una mujer maravillosa que siempre ha estado a mi lado, te confieso que me cuesta aprender a vivir sin ti.
A mis hijas, Daniela, Oriette, Vanessa, Mitzyta, Antonieta; a mi hijo Víctor, mis bendiciones que les mando con voz libre que no calla cuando habla la conciencia que no tiene pesos que lamentar.
Para mis nietas Oriana, Isabelita, Samantha y Camila, para mis nietos Ernesto, César Antonio, Nicolás y Jorge Andrés, mi bendición de quien lucha para que no pierdan la ilusión por el futuro, que defendemos con nuestra insobornable razón de luchar.
Pueblo de Venezuela, sigamos en pie de lucha, sigamos el ejemplo del venerado Pompeyo y tantos otros ciudadanos que ofrendaron su vida y su juventud defendiendo su ideal. No será en vano este sacrificio. No les puedo asegurar que la victoria será mañana, o el mes que viene, pero sí podemos afirmar que el triunfo de la libertad está más cerca que ayer.
Venezolanísimo, Democrático y Civilista.
Antonio Ledezma.
Hoy me siento más que nunca firme y dispuesto a persistir en esta lucha por la libertad, amenazada por un régimen que pretende condenar a Venezuela a sufrir la fatalidad del atraso perpetuo.
Asumo como un honor estar reducido en esta celda que encierra mi cuerpo, pero sigue libre mi espíritu de lucha, que no se pierde en el dilema de escoger entre lo fácil o el camino difícil, porque mi conciencia me indica que sirvo al rumbo correcto. La cárcel es una vivencia intransferible, porque cuando se entrega la voluntad por una causa justa y noble a cada instante, se renuevan las fuerzas para levantar la cabeza y tener principios embanderados.
Experimento con Leopoldo y Daniel, una prisión injusta por encargo de un régimen desesperado que se va quedando sin pueblo y pretende mantener el poder a costa del deterioro creciente de nuestra patria, cuyo pueblo no escapa a la crisis múltiple del orden económico, social, político y muy especialmente, a la aguda crisis moral que nos reta a prepararnos para poder combatirla.
Estoy preparado mental y espiritualmente para soportar estas infamias y las penurias que deparan el hecho de estar preso injustamente, es esta una coyuntura en la que los dirigentes tenemos que cumplirle al pueblo que tenemos que dirigir y superar y eso entraña correr riesgo asumiendo responsabilidades.
Sé que esta situación es muy dolorosa para la familia y amigos que nos guardan afecto. Pero no es hora de vacilar ni hacer cálculos de los que “nos pueda pasar o qué cargo podemos perder”, es más importante y por lo tanto superior preocuparnos y ocuparnos de evitar que la anarquía y el despotismo liquiden el civilismo republicano que con sensación de lejanía algunos evocan de enero de 1958.
Perder a Venezuela es el único miedo que siento y ese sentimiento paradójicamente me nutre de coraje para no claudicar en la idea de soñar con mi Venezuela que está en el imaginario de la juventud que se desvive apasionada por la patria que merecemos.
Agradezco todas las manifestaciones de apoyo moral recibidas de mis compañeros y ciudadanos venezolanos y de otras partes del mundo, a quienes pido que no nos dejen solos en estas circunstancias aciagas.
No pido clemencia, simplemente, solidaridad oportuna para salvar la democracia en riesgo de desaparecer.
Conservo entero mi ánimo, porque ese es un recurso vital para no rendirse. Se puede perder la libertad personal, pero jamás el decoro, la dignidad, menos la fe y la esperanza, que son sentimientos poderosísimos capaces de doblegar el miedo con que pretenden paralizar a nuestro pueblo.
Pido a los compañeros y compañeras de la unidad que no permitamos que el régimen nos divida. Ese es un recurso junto a la represión que le queda a esta camarilla corrompida, para evitar la derrota que ya temen. Solo dividiéndonos podrán sobrevivir sobre las ruinas de este desastre que han provocado con sus dislates.
Hay que seguir luchando en la calle, cívicamente con la constitución en la mano y con la razón por delante, porque ellos tienen las armas, nosotros las ideas para unir a los venezolanos. La violencia son saltos al vacío que no conducen a ninguna parte.
Si de verdad quieren darme solidaridad y fuerzas sigan consolidando la Unidad creíble, coherente, franca, donde se reconozcan todos los liderazgos que interactuamos en la MUD.
Dejemos de lado las ambiciones y botemos los “talonarios de facturas”, porque no es momento de rencores y odios.
Pido que discutan en la MUD, la tesis constitucional de solicitar la renuncia de Maduro, porque esa vía es todo lo contrario a un “golpe militarista”.
Preparémonos para participar en unas eventuales elecciones parlamentarias pero con candidatos unitarios, unidos en consultas primarias y que además presenten al país un gran proyecto de rescate de nuestras instituciones.
Pido el mayor respaldo para Jesús “Chuo” Torrealba para que pueda cumplir su rol de ser “oídos y ojos” de todos sin distinción ni preferencias algunas.
A mis hermanas y hermanos del pueblo les confirmo mi seguridad y temple que heredé de mi madre Severa, madre abnegada que nos preparó para que siempre “fuéramos del tamaño del compromiso que se nos presente”.
A nuestro pueblo, le recuerdo que este régimen se sostiene sobre virtudes, que no las tiene pero sí sobre el pesimismo que estamos obligados a transformar en esperanza, estos regímenes no edifican, pero sí son diestros en destruir instituciones que hoy son deplorables, cachiporras para atropellar al pueblo. Este régimen se sostendrá solo si nosotros nos dejamos paralizar de miedo y nos resignamos a ver cómo se desmorona la nación por cuyo menor destino debemos movilizarnos.
Desde esta cárcel me preparo mentalmente para protestar votando el día en que se organicen las elecciones parlamentarias.
Para mis aliados afectuosos de Alianza Bravo Pueblo, mi palpitación de un corazón agradecido por tan prolijas declaraciones de solidaridad. Les aseguro que seguiré trajinando en pos de la libertad, de la justicia social, por la igualdad de oportunidades que son principios por los que románticamente nos desvelamos.
Confío plenamente en la capacidad de Richard Blanco, en la conducción del partido, para quien pido el más incondicional respaldo.
También sé de la sabiduría con que Edwin viene cumpliendo su labor en la MUD.
Para mis compañeros Alcaldes, mi gratitud que está preservada en la memoria del corazón que no olvida.
A mi Mitzy adorada, le digo que mientras escribía esta carta, vi desde los barrotes de mi cauterio un pedazo de cielo azul que se lo regalo como un beso eterno en testimonio de amor infinito, para una mujer maravillosa que siempre ha estado a mi lado, te confieso que me cuesta aprender a vivir sin ti.
A mis hijas, Daniela, Oriette, Vanessa, Mitzyta, Antonieta; a mi hijo Víctor, mis bendiciones que les mando con voz libre que no calla cuando habla la conciencia que no tiene pesos que lamentar.
Para mis nietas Oriana, Isabelita, Samantha y Camila, para mis nietos Ernesto, César Antonio, Nicolás y Jorge Andrés, mi bendición de quien lucha para que no pierdan la ilusión por el futuro, que defendemos con nuestra insobornable razón de luchar.
Pueblo de Venezuela, sigamos en pie de lucha, sigamos el ejemplo del venerado Pompeyo y tantos otros ciudadanos que ofrendaron su vida y su juventud defendiendo su ideal. No será en vano este sacrificio. No les puedo asegurar que la victoria será mañana, o el mes que viene, pero sí podemos afirmar que el triunfo de la libertad está más cerca que ayer.
Venezolanísimo, Democrático y Civilista.
Antonio Ledezma.
Vía Últimas Noticias
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