The Economist advierte que Maduro usó más efectivos para capturar al
alcalde Ledezma que Obama cuando mandó matar a bin Laden. Venezuela “se desliza
hacia la dictadura”, dice la revista británica. “El gobierno de Maduro”, añade,
“hará todo lo que resulte necesario para mantenerse en el poder”
En la tarde del 19 de febrero, dice The Economist,
un grupo numeroso de hombres armados, algunos con sus rostros cubiertos,
ingresaron en las oficinas de Antonio Ledezma, el alcalde metropolitano de
Caracas, situadas en el sexto piso de un edificio, en la urbanización El Rosal.
Algunos portaban rifles de asalto; otros, pistolas, y al menos uno cargaba con
un escudo protector, de esos empleados por la policía para enfrentar disturbios.
Los hombres armados, que no se identificaron,
rompieron con una mandarria la puerta de vidrio de la oficina de Ledezma.
Cuando el alcalde exigió que le mostraran la orden, sus atacantes respondieron
con “expletives”, insultos. Al parecer, los periodistas de The Economist no
cuentan con un buen traductor de “expletives”.
El diario TalCual dijo que cuando Ledezma exigió a
sus captores mostrar la orden de arresto, “La respuesta de un supuesto
comisario del Sebin, que dirigió el ataque”, habría sido “¡Qué bolas tienes
tú!”, para luego “entre empujones y golpes, llevarse al alcalde detenido”.
El mismo comisario, según palabras del diputado
Richard Blanco, fue “quien hizo varios disparos al aire para dispersar a los
funcionarios de la Alcaldía Metropolitana y los familiares” que repudiaron la
incursión armada.
A las puertas de la oficina de Ledezma había una
flotilla de vehículos que parecían “salidos de un filme de acción”, dijo la
revista británica, entre ellos Hummers negros y flamantes vehículos todo terreno.
Los agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia no suelen trasladarse en
carritos por puesto.
“El abogado del alcalde dijo que alrededor de 80
hombres participaron en el operativo”, dijo The Economist. Y añadió: “Barack
Obama envió menos soldados para matar a Osama bin Laden”.
CRUZANDO EL RUBICÓN
Nadie supone que la Venezuela que anocheció con el arresto de Ledezma es la misma del día anterior. El título de The Economist al artículo analizando lo ocurrido el 19 de febrero es “Sliding toward dictatorship,” deslizándose hacia la dictadura. Y el subtítulo es aún más contundente: “El arresto del alcalde de Caracas indica que el régimen hará todo lo que resulte necesario para mantenerse en el poder”.
Nadie supone que la Venezuela que anocheció con el arresto de Ledezma es la misma del día anterior. El título de The Economist al artículo analizando lo ocurrido el 19 de febrero es “Sliding toward dictatorship,” deslizándose hacia la dictadura. Y el subtítulo es aún más contundente: “El arresto del alcalde de Caracas indica que el régimen hará todo lo que resulte necesario para mantenerse en el poder”.
Hasta The New York Times, que ha mostrado gran timidez
a la hora de reseñar la inmersión de Venezuela en el caos y en el
autoritarismo, salió finalmente a evaluar con ojo crítico el gobierno de
Maduro. (Justo a tiempo. Ya estaba a punto de cancelar la subscripción).
En un artículo con el título “Arresto de alcalde acusado de sedición profundiza la sensación de crisis en Venezuela”, Girish Gupta dijo que según “sugieren muchos críticos del gobierno”, la detención de Ledezma “es una manera de silenciar a la oposición, antes de las elecciones legislativas” de diciembre.
En un artículo con el título “Arresto de alcalde acusado de sedición profundiza la sensación de crisis en Venezuela”, Girish Gupta dijo que según “sugieren muchos críticos del gobierno”, la detención de Ledezma “es una manera de silenciar a la oposición, antes de las elecciones legislativas” de diciembre.
Gupta recordó también que “la oposición está en
condiciones de convocar a un referéndum revocatorio para el 2016” en el cual
podría pedirse la remoción de Nicolás Maduro del Palacio Miraflores.
“La impopularidad de Maduro”, dijo el corresponsal
de The New York Times, “combinada con las dificultades económicas, acrecienta
el temor de grandes disturbios como los registrados a comienzos del año
pasado”.
Pero más ominosas fueron las palabras de David
Smolansky, alcalde de El Hatillo, y miembro de una agrupación opositora.
Smolansky declaró a Gupta: “Todos aquellos que expresamos puntos de vista
diferentes a los de Nicolás Maduro, tenemos los días contados. La cuestión es
averiguar cuándo caerá la guillotina”.
The Economist es más categórico en sus dudas. Por
una parte, señala que la oposición venezolana representada por la Mesa de
Unidad Nacional, a fin de no caer en la trampa de demostraciones violentas,
“corre el riesgo de responder con demasiada timidez” a la arremetida del
gobierno contra sus dirigentes.
Y en ese caso, “simpatizantes de la oposición,
muchos de los cuales son muy escépticos de que se pueda desalojar al gobierno
en las urnas” podrían quedarse en su casa el día de los comicios.
Esto es, añade la revista londinense, “Si es que
realmente se convoca a elecciones. Algunos comentaristas piensan que si todo lo
demás fracasa, el gobierno está dispuesto a declarar el estado de emergencia y
suspender la constitución. Crecen las evidencias de que hará todo lo que
resulte necesario para mantenerse en el poder”.
UN HÉROE DE NUESTRO
TIEMPO
Es bueno recordar que la incursión de los Seals encargados de matar al líder de al–Qaida no ocurrió en territorio norteamericano, sino en Pakistán, una nación soberana que tiene un millón de soldados bajo sus armas y cuyo ejército ha participado en tres cruentas guerras contra su tradicional enemigo, India.
Es bueno recordar que la incursión de los Seals encargados de matar al líder de al–Qaida no ocurrió en territorio norteamericano, sino en Pakistán, una nación soberana que tiene un millón de soldados bajo sus armas y cuyo ejército ha participado en tres cruentas guerras contra su tradicional enemigo, India.
Por lo tanto, al menos de manera hipotética, podían
correr algunos riesgos. En cambio, la incursión de los agentes del SEBIN en la
oficina de Ledezma muy difícilmente pueda compararse.
Se han hecho varias películas sobre esas misiones
peligrosas que realizan soldados norteamericanos en territorio enemigo. Y
generalmente han sido éxitos de taquilla. Es muy emocionante observar a
efectivos militares deslizarse por sogas desde helicópteros, caer a tierra,
correr agazapados, y llegar a un escondrijo de los malos, que por alguna
extraña razón, nunca son muy diestros a la hora de avizorar el horizonte en
busca de enemigos. Siempre algún corpulento soldado norteamericano, que se
desliza con la elegancia de una gacela, le tapa la boca al vigía de turno, y lo
despacha sin que pueda emitir un solo grito.
Pero ¿algún cineasta bolivariano puede pensar en algo similar a la hora de filmar la captura de Ledezma? Bin Laden era un hombre que alentaba insensatos sueños de grandeza.
Pero ¿algún cineasta bolivariano puede pensar en algo similar a la hora de filmar la captura de Ledezma? Bin Laden era un hombre que alentaba insensatos sueños de grandeza.
Su demolición de dos gigantescos rascacielos
estrellando aeronaves comerciales y matando a casi 3.000 personas, lo ubica en
un sitio muy especial en la historia de la humanidad. Pero ¿cree Maduro que
pasará a la historia por ordenar el arresto de Ledezma? ¿Es acaso ese su legado
a la historia?
Ledezma es un hombre modesto, que tiene la mala
costumbre de participar en elecciones y ganarlas. Obtuvo en dos ocasiones
consecutivas el cargo de alcalde metropolitano de Caracas, con más de 700.000
sufragios. Apenas días después de su victoria, en el 2008, el gobierno del
presidente Hugo Chávez Frías le quitó la mayor parte de su autoridad y un 95
por ciento de su presupuesto administrativo. Y sin embargo, fue reelecto en
limpios comicios democráticos en el 2013.
En realidad, en cualquier parte del mundo
civilizado –sí, todavía existen partes civilizadas en el mundo– Ledezma sería
un héroe civil. Y lamentablemente, los héroes civiles no reditúan tantos éxitos
en taquilla como los hombres fuertes fanfarrones, de esos que nunca ganan
batallas, pero son buenos anunciando que las ganarán en el futuro.
¿Hasta cuándo seguirá Maduro alzando el puño en
alto, anunciando victorias inexistentes que están convirtiendo a Venezuela en
un remedo burlón de Cuba? Es obvio que para obtener finalmente un éxito
de taquilla, Maduro deberá revisar el libreto.
@mszichman www.marioszichman.blogspot.com
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Vía Tal Cual
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