Las opiniones ya no están divididas. Los bancos de inversión consideran que la situación venezolana se agudiza. Sino es 2015 es 2016. El tema es de suma importancia mundial, dado que las deudas venezolana y de PDVSA consolidadas representan el 3% de los papeles de mercados emergentes a nivel mundial y el 8% del stock de deuda de Latinoamericana. El impacto no se haría esperar.
Por
Juan Antonio Avellaneda (Londres).-
La deuda de Venezuela se ha convertido en tema de discusión constante entre banqueros, analistas y académicos. Si se hará default o no ha sido motivo de acalorados debates en los cuales cuando uno escucha a los participantes no existe un punto medio: los defensores de que no habrá default explican y argumentan sus razones y los que vaticinan un default, la gran mayoría, se aferran a unos números macroeconómicos que ciertamente son mediocres. Esta semana informes de tres bancos de inversión, un debate de académicos y una reunión con unos inversionistas me nutrieron para sacar mis conclusiones sobre este tema.
Deutsche Bank, banco de inversión muy cercano al Gobierno y asesor de la última emisión de CITGO, publicó un informe de investigación en el cual afirman que Venezuela hará default este año o el próximo 2016. El texto explica que el problema ya no es el pago de capital de los vencimientos de este año, unos 1.500 millones de dólares en unas semanas y 4.600 millones de dólares de PDVSA en octubre. La situación en este momento y luego de los incompletos anuncios de ajuste económico, es que podría originar dificultad de cumplir con los intereses de la deuda externa. En consecuencia, los alemanes ven un default inminente ya; inclusive no por la falta en de capital, sino por el del impago del servicio de deuda o intereses. Se puede preguntar uno como es posible que el Deutsche Bank publique esto cuando es de los pocos bancos que asesora tanto a PDVSA como la República. La respuesta es que los departamentos de investigación de los bancos de inversión, son independientes de las unidades de negocios. Así lo impone la regulación. Sin embargo, para los no entendidos, este informe del Deutsche Bank ha levantado preocupaciones.
Jeffries y UBS también sacaron informe sobre la deuda venezolana en los que recomiendan vender los títulos dado que vaticinan un default y aunque en estos momentos los precios están muy bajos podrían caer aún más.
Esta semana también se pudo escuchar a través de la web un encuentro organizado por la Universidad de Harvard en el que participaron dos colegas, Ricardo Hausmann y Francisco Rodriguez, que curiosamente publicaron hace unos años un libro excelente sobre ajustes macroeconómicos en Venezuela. Hoy ambos académicos están ideológicamente encontrados. Hausmann ha venido explicando por qué el país va directo a una suspensión de pagos y ha levantado muchos comentarios su tesis, la cual comparto, de que el Gobierno para evitar caer en cesación de pagos de Wall Street ha venido haciendo un default interno de la económica, reduciendo importaciones y dejando de pagar a empresas. Francisco Rodriguez economista del Bank of America-Merryl Lynch, argumenta que no existe voluntad de dejar de pagar la deuda externa en el Gobierno; sin embargo explica que el 2016 puede ser un año complicado. Fue un gran debate.
Finalmente, mis reuniones en Londres con inversionistas, que más que eso son especuladores. Y es que la deuda venezolana se ha convertido en una especie de casino. Ya me decía hace unas semanas un banquero: “Los papeles de PDVSA son como comprar un ticket de lotería”. En este momento tanto la deuda de la República como la de PDVSA no atrae a los inversionistas clásicos, fondo de pensiones, fondos mutuales de mercados emergentes etc. Es apetito de los tiburones de Wall Street o los buitres como se les conoce, es decir los Hedge Funds. Me explicaba un manejador de estos fondos, que la apuesta es la siguiente: si ocurre algo positivo en Venezuela podría haber una recuperación de esta 30 puntos en los papeles; es decir, a los precios de hoy un rendimiento de casi el 100%. Si hay default, entran las demandas y los embargos en los que estos Hedge Funds son expertos, y allí, como me dice ese tiburón, hay aún más plata.
El Gobierno no se debe caer a engaños. Todos esos informes de investigación que han sido publicados por los bancos de inversión no es una conspiración ni nada parecido; son sus unidades de investigación que desglosan los números económicos, los analizan y llegan a conclusiones. El tema es de suma importancia mundial, dado que las deudas venezolana y de PDVSA consolidadas, representan el 3% de los papeles de mercados emergentes a nivel mundial y el 8% del stock de deuda de Latinoamericana. Una cesación de pagos traería un efecto en los mercados mundiales.
Lamentablemente en estos momentos no hay inversionistas interesados en esos bonos, los poco defensores son esos Hedge Funds de los que hablé y, por supuesto, uno que otro operador venezolano que dice tener información de que se hará esto y aquello para no caer en default, por lo que quizás en lo único que deberían coincidir los pesimistas y optimistas es en que nuestros papeles se han convertido en una especie de ruleta de casino. Quien ganará, no se sabe. Pero como me dijo el “tiburón“ con el que conversé: es una apuesta apetitosa.
La deuda de Venezuela se ha convertido en tema de discusión constante entre banqueros, analistas y académicos. Si se hará default o no ha sido motivo de acalorados debates en los cuales cuando uno escucha a los participantes no existe un punto medio: los defensores de que no habrá default explican y argumentan sus razones y los que vaticinan un default, la gran mayoría, se aferran a unos números macroeconómicos que ciertamente son mediocres. Esta semana informes de tres bancos de inversión, un debate de académicos y una reunión con unos inversionistas me nutrieron para sacar mis conclusiones sobre este tema.
Deutsche Bank, banco de inversión muy cercano al Gobierno y asesor de la última emisión de CITGO, publicó un informe de investigación en el cual afirman que Venezuela hará default este año o el próximo 2016. El texto explica que el problema ya no es el pago de capital de los vencimientos de este año, unos 1.500 millones de dólares en unas semanas y 4.600 millones de dólares de PDVSA en octubre. La situación en este momento y luego de los incompletos anuncios de ajuste económico, es que podría originar dificultad de cumplir con los intereses de la deuda externa. En consecuencia, los alemanes ven un default inminente ya; inclusive no por la falta en de capital, sino por el del impago del servicio de deuda o intereses. Se puede preguntar uno como es posible que el Deutsche Bank publique esto cuando es de los pocos bancos que asesora tanto a PDVSA como la República. La respuesta es que los departamentos de investigación de los bancos de inversión, son independientes de las unidades de negocios. Así lo impone la regulación. Sin embargo, para los no entendidos, este informe del Deutsche Bank ha levantado preocupaciones.
Jeffries y UBS también sacaron informe sobre la deuda venezolana en los que recomiendan vender los títulos dado que vaticinan un default y aunque en estos momentos los precios están muy bajos podrían caer aún más.
Esta semana también se pudo escuchar a través de la web un encuentro organizado por la Universidad de Harvard en el que participaron dos colegas, Ricardo Hausmann y Francisco Rodriguez, que curiosamente publicaron hace unos años un libro excelente sobre ajustes macroeconómicos en Venezuela. Hoy ambos académicos están ideológicamente encontrados. Hausmann ha venido explicando por qué el país va directo a una suspensión de pagos y ha levantado muchos comentarios su tesis, la cual comparto, de que el Gobierno para evitar caer en cesación de pagos de Wall Street ha venido haciendo un default interno de la económica, reduciendo importaciones y dejando de pagar a empresas. Francisco Rodriguez economista del Bank of America-Merryl Lynch, argumenta que no existe voluntad de dejar de pagar la deuda externa en el Gobierno; sin embargo explica que el 2016 puede ser un año complicado. Fue un gran debate.
Finalmente, mis reuniones en Londres con inversionistas, que más que eso son especuladores. Y es que la deuda venezolana se ha convertido en una especie de casino. Ya me decía hace unas semanas un banquero: “Los papeles de PDVSA son como comprar un ticket de lotería”. En este momento tanto la deuda de la República como la de PDVSA no atrae a los inversionistas clásicos, fondo de pensiones, fondos mutuales de mercados emergentes etc. Es apetito de los tiburones de Wall Street o los buitres como se les conoce, es decir los Hedge Funds. Me explicaba un manejador de estos fondos, que la apuesta es la siguiente: si ocurre algo positivo en Venezuela podría haber una recuperación de esta 30 puntos en los papeles; es decir, a los precios de hoy un rendimiento de casi el 100%. Si hay default, entran las demandas y los embargos en los que estos Hedge Funds son expertos, y allí, como me dice ese tiburón, hay aún más plata.
El Gobierno no se debe caer a engaños. Todos esos informes de investigación que han sido publicados por los bancos de inversión no es una conspiración ni nada parecido; son sus unidades de investigación que desglosan los números económicos, los analizan y llegan a conclusiones. El tema es de suma importancia mundial, dado que las deudas venezolana y de PDVSA consolidadas, representan el 3% de los papeles de mercados emergentes a nivel mundial y el 8% del stock de deuda de Latinoamericana. Una cesación de pagos traería un efecto en los mercados mundiales.
Lamentablemente en estos momentos no hay inversionistas interesados en esos bonos, los poco defensores son esos Hedge Funds de los que hablé y, por supuesto, uno que otro operador venezolano que dice tener información de que se hará esto y aquello para no caer en default, por lo que quizás en lo único que deberían coincidir los pesimistas y optimistas es en que nuestros papeles se han convertido en una especie de ruleta de casino. Quien ganará, no se sabe. Pero como me dijo el “tiburón“ con el que conversé: es una apuesta apetitosa.
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