Funcionarios venezolanos,
bajo sospecha de convertir
el país en un centro global
de la cocaína
lunes, 18 de mayo de 2015 16:13 EDT

Diosdado
Cabello, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, es uno de los
principales blancos de las investigaciones de Estados Unidos sobre el
supuesto tráfico de drogas y lavado de dinero de altos funcionarios del
país, indicó un funcionario del Departamento de Justicia. Marco Bello/Reuters
Fiscales
de Estados Unidos investigan a varios altos funcionarios venezolanos,
entre ellos al presidente de la Asamblea Nacional, bajo la sospecha de
que han convertido el país en un centro global de tráfico de cocaína y
lavado de dinero, según más de una decena de personas al tanto de las
indagaciones.
Una
división élite de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por
sus siglas en inglés) en Washington y fiscales federales en Nueva York y
Miami están construyendo casos utilizando pruebas aportadas por ex
traficantes de cocaína, informantes que eran cercanos a altos
funcionarios venezolanos y desertores de las fuerzas armadas
venezolanas, revelaron estas personas.
Un
blanco importante, según un funcionario del Departamento de Justicia y
otras autoridades estadounidenses, es el presidente de la Asamblea
Nacional, Diosdado Cabello, considerado el segundo hombre más poderoso
del país.
“Hay
amplia evidencia para justificar que él es una de las cabezas, sino la
cabeza, del cartel”, afirmó el funcionario del Departamento de Justicia
de EE.UU., en referencia a un grupo de oficiales militares y altos
funcionarios de los cuales se sospecha de estar involucrados en el
narcotráfico. “Definitivamente es un blanco principal”.
Representantes
de Cabello no respondieron llamadas y correos electrónicos en busca de
comentarios. En el pasado, las autoridades venezolanas han rechazado
acusaciones sobre la participación de altos funcionarios en el
narcotráfico como un intento de EE.UU. por desestabilizar al gobierno
izquierdista en Caracas.
Cabello
dijo el miércoles en la televisión estatal que solicitó una prohibición
judicial de salida del país contra 22 ejecutivos y periodistas de tres
medios de noticias venezolanos a los que ha demandado por publicar este
año notas sobre las acusaciones de narcotráfico. “Yo me siento agraviado
y ninguno de ellos ha pedido disculpas, ahora el malo soy yo que me
acusaron de narcotraficante sin una sola prueba y el malo soy yo ¡Qué
cosas, no!”, apuntó Cabello.
El
gobierno del presidente Barack Obama no está dirigiendo ni coordinando
las pesquisas, que son llevadas a cabo por fiscales federales con
amplias facultades para perseguir sospechosos. No obstante, si las
investigaciones derivan en la presentación pública de cargos contra
Cabello y otros, el furor resultante en Venezuela podría sumir las
relaciones entre ambos países en la crisis más grave desde que el
difunto líder populista Hugo Chávez asumió el poder hace 16 años.
“Sería
sísmica”, afirmó un funcionario estadounidense sobre la prevista
reacción de Venezuela. “Le echarán la culpa a una amplia conspiración de
derecha”.
Funcionarios
estadounidenses dicen que han avanzado mucho en sus investigaciones.
Sin embargo, agregan que es posible que las posibles presentaciones de
cargos permanezcan selladas hasta que las autoridades puedan realizar
detenciones, algo que sería difícil, si no imposible, a menos que los
acusados viajen al exterior.
Las
investigaciones son una respuesta al crecimiento explosivo del
narcotráfico en Venezuela, dicen funcionarios estadounidenses.
Presionados por Colombia, donde las autoridades combatieron
enérgicamente el tráfico de drogas con US$10.000 millones en asistencia
que EE.UU. proveyó desde 2000, muchos traficantes colombianos
trasladaron sus operaciones al país vecino. En Venezuela, dicen
funcionarios estadounidenses, hallaron un gobierno y fuerzas armadas
dispuestos a permitir, y con el tiempo controlar, el tráfico de cocaína a
través del país.
“La
mayoría de los traficantes de alto perfil se mudó a Venezuela durante
ese tiempo”, dijo Joaquín Pérez, un abogado de Miami que representa a
narcotraficantes colombianos clave que han reconocido que operan desde
Venezuela.
Venezuela
no produce coca, la hoja que se usa para hacer cocaína, ni la droga en
sí. No obstante, EE.UU. estima que cerca de 131 toneladas de cocaína,
cerca de la mitad de la cocaína producida en Colombia, pasó por
Venezuela en 2013, el último año del cual se tienen cifras.
Los
fiscales no apuntan al presidente Nicolás Maduro, quien ha estado en el
poder desde la muerte de Chávez hace dos años. Sin embargo, altos
funcionarios de seguridad pública de EE.UU. dicen que consideran a
varios funcionarios y oficiales militares venezolanos como los líderes
de facto de organizaciones narcotraficantes que utilizan a Venezuela
como el punto de partida para los envíos de cocaína a EE.UU. y Europa.

Funcionarios
de EE.UU. sospechan que Tarek El Aissami, ex ministro del Interior y
actual gobernador del estado Aragua, ha recibido sobornos para facilitar
envíos de droga. Miguel Gutierrez/EFE/Zuma Press
“Es
una organización criminal”, señaló el funcionario del Departamento de
Justicia, refiriéndose a ciertos miembros de las altas esferas del
gobierno y las fuerzas armadas de Venezuela.
Mildred
Camero, quien presidió la Comisión Nacional Contra el Uso Ilícito de
las Drogas de Venezuela hasta que fue obligada a salir abruptamente en
2005, indicó que Venezuela tiene “un gobierno narcotraficante y de
lavadores de dinero”. Recientemente colaboró con un libro, Chavismo,
narcotráfico y militarismo, en el cual afirmó que la corrupción
vinculada con el narcotráfico había penetrado el Estado, nombrando a más
de una decena de funcionarios, incluyendo nueve generales, que
presuntamente trabajaron con traficantes.
Las
agencias de seguridad de EE.UU. señalaron que han acelerado sus
investigaciones en los últimos dos años, un período en el que la
economía de Venezuela ha empeorado drásticamente. El crimen desenfrenado
se ha disparado, lo que ha convertido a Venezuela en el país más
violento del continente y motivado a la gente a emigrar.
La
profunda crisis ha facilitado a las autoridades estadounidenses el
reclutamiento de informantes, dicen fuentes cuyo trabajo es enlistar
personas cercanas a altos funcionarios venezolanos. Narcotraficantes
colombianos y venezolanos también han llegado a EE.UU., con ansias de
proporcionar información sobre funcionarios venezolanos a cambio de
sentencias menores y la residencia, dicen autoridades de EE.UU.
“A
partir de la agitación en Venezuela, hemos tenido mayor éxito en el
desarrollo de estos casos”, precisó un fiscal federal del Distrito Este
de Nueva York que trabaja en casos venezolanos.
En
enero, los investigadores de EE.UU. lograron una captura importante
cuando el capitán de la armada Leamsy Salazar desertó y fue llevado a
Washington. Salazar, que había encabezado el equipo de seguridad de
Cabello, les dijo a las autoridades estadounidenses haber sido testigo
de que éste supervisó el envío de un gran cargamento de cocaína desde la
península de Paraguaná, en Venezuela, afirmaron personas al tanto del
caso.
Cabello
ha criticado públicamente a su ex guardaespaldas, asegurando que no
dirigía su equipo de seguridad y calificándolo de un “infiltrado” que no
tiene pruebas de su participación en el narcotráfico. “Nuestra
conciencia está totalmente tranquila”, dijo en una entrevista de radio.
Rafael
Isea es otro ex funcionario que ha estado hablando con investigadores,
según fuentes al tanto. Ex viceministro y por un breve lapso Ministro de
Finanzas y gobernador del estado Aragua, Isea escapó de Venezuela en
2013. Fuentes al tanto del caso dicen que Isea dijo a los investigadores
que Walid Makled, un jefe narco que ahora se encuentra en la cárcel, le
pagaba al ex ministro del Interior, Tarek El Aissami, para enviar
cargamentos a través de Venezuela.
Casi
un año después de abandonar el país, Isea fue acusado de cometer
irregularidades financieras durante sus días como gobernador por la
fiscal general del país, y por El Aissami, quién lo sucedió como
gobernador de Aragua.

Walid
Makled, un narcotraficante convicto que aparece aquí en el momento en
que las autoridades colombianas lo entregan a Venezuela, se jactó de
tener a 40 generales venezolanos en su nómina.Diego Santacruz/El Tiempo/Zuma Press
“Hoy
Rafael Isea, este bandido, traidor, está refugiado en Washington y
entregado al programa de testigos protegidos a cambio de aportar
información basura en contra de Venezuela”, anotó recientemente El
Aissami en la televisión venezolana.
Isea ha calificado las acusaciones de falsas, motivadas políticamente y diseñadas para desacreditarlo.
Además
de El Aissami, otros funcionarios poderosos bajo investigación incluyen
a Hugo Carvajal, un ex director de inteligencia militar; Néstor
Reverol, comandante general de la Guardia Nacional; José David Cabello,
el hermano de Diosdado Cabello, ministro de Industrias y además
superintendente nacional Aduanero y Tributario, y el general Luis Motta
Domínguez, un general de la Guardia Nacional a cargo de la zona centro
de Venezuela, de acuerdo con media docena de funcionarios y personas al
tanto de las investigaciones.
Llamadas
y mensajes de correo electrónico en busca de comentarios de varios
ministerios gubernamentales, así como de la oficina de la Presidencia de
Venezuela no obtuvieron respuesta. Algunos funcionarios han salido a
las redes sociales para ridiculizar las investigaciones estadounidenses.
Una cuenta de Twitter TWTR +0.49% a
nombre del general Motta Domínguez dijo a principios de este año: “Ya
saben el que quiera su green card y vivir en USA para conocer Disney, DIS +0.03% escoja su líder y acúselo de narco... DEA tours los atenderá jejeje!”.
Para
desarrollar los casos, los funcionarios de las agencias de seguridad
estadounidenses trabajan con exiliados venezolanos y otros para
localizar y reclutar a venezolanos insatisfechos.
“Nosotros
sacamos a la gente de Venezuela y nos reunimos con ellos en Panamá,
Curaçao y Bogotá”, dijo un ex agente de inteligencia que trabaja con
autoridades de EE.UU. para reclutar e interrogar a venezolanos que
tienen evidencia de vínculos entre las autoridades venezolanas y el
narcotráfico.
Ex
oficiales militares venezolanos y otros en el exilio ayudan al ponerse
en contacto con sus antiguos compañeros e instarlos a desertar, dijo el
reclutador. Si el desertor puede proporcionar información útil, indicó
el reclutador, es transportado por aire a EE.UU. y a una nueva vida.
“¿Qué
quiere Estados Unidos?”, preguntó el reclutador, que ha lleva
trabajando en casos venezolanos desde 2008. “Estados Unidos quiere
pruebas, evidencias de las relaciones entre los políticos, militares y
funcionarios con narcotraficantes y con grupos terroristas”.
Recientemente,
en Capital Grille, un lujoso restaurante de Washington, a unas cuadras
del Congreso de EE.UU., un operativo venezolano que trabaja con un
organismo de seguridad pública de EE.UU. contestó la llamada de un
intermediario de un funcionario de alto nivel en Caracas que buscaba
intercambiar información por un trato favorable de parte de EE.UU.
“Dile que lo veo en Panamá la semana que viene”, dijo el operativo, interrumpiendo su almuerzo de ostras y bistec.
El
mayor blanco es Diosdado Cabello, ex teniente del ejército de 52 años
que estableció un vínculo estrecho con Chávez en la academia militar
cuando ambos jugaban en el mismo equipo de béisbol. Cuando Chávez lanzó
un intento fallido de un golpe de Estado en 1992, Cabello dirigió una
columna de cuatro tanques que atacó el palacio presidencial en el centro
de Caracas.
Cabello
ha sido ministro de Obras Públicas —lo que también le dio control de
aeropuertos y puertos— y además ministro del Interior y vicepresidente.
También fue presidente durante unas horas en abril de 2002, cuando
Chávez fue expulsado brevemente en un fallido golpe de Estado.
Muchos
analistas y políticos en Venezuela dicen que creen que el poder de
Cabello rivaliza con el de Maduro y está fundamentado en su influencia
entre los generales venezolanos.
Julio
Rodríguez, un coronel retirado que conoce a Cabello de sus días en la
academia militar, indica que el presidente de la Asamblea Nacional tiene
lazos estrechos con 46 de los 96 tenientes coroneles actualmente a
cargo de batallones en Venezuela.

Hugo
Carvajal, ex director de inteligencia militar de Venezuela, acusado en
Nueva York y Miami de cargos federales de tráfico de droga, fue detenido
el año pasado en Aruba a petición de EE.UU., pero fue liberado bajo el
argumento de que tenía inmunidad diplomática. Noel Werleman/EFE/Zuma Press
Bajo,
fornido y de cuello corto y grueso, Cabello, que a menudo porta un
uniforme chavista estándar de camiseta roja y chaqueta tricolor con el
rojo, amarillo y azul de la bandera nacional, es anfitrión del programa
Con el mazo dando en la televisión estatal, en el que usa grabaciones
telefónicas de opositores para atacarlos y avergonzarlos. Rodríguez dijo
que cree que Cabello nunca hará ningún tipo de acuerdo con EE.UU.
“Diosdado es un kamikaze”, afirmó. “Nunca se rendirá”.
Investigadores
estadounidenses han construido trabajosamente casos contra funcionarios
venezolanos utilizando la información obtenida de casos delictivos en
EE.UU. En Miami, dicen personas familiarizadas con el asunto, un
elemento clave en dichas investigaciones fue un banda de contrabando de
drogas manejada por el colombiano Roberto Méndez Hurtado. Este
narcotraficante habría ingresado cocaína en Venezuela a través del
estado occidental de Apure y, de acuerdo con personas familiarizadas con
su caso, se habría encontrado con altos funcionarios venezolanos. La
cocaína era trasladada por barco o avión a islas del Caribe antes de
alcanzar las costas de EE.UU.
Méndez
Hurtado se declaró culpable en una corte federal de Miami en 2014 y
recibió una pena de prisión de 19 años. Fuentes cercanas a la
investigación dicen que él y sus cómplices no habrían sido capaces de
operar sin haberle pagado a una serie de altos oficiales militares y
funcionarios del gobierno venezolano.
“Es
súper claro el involucramiento de altos oficiales de la Guardia
Nacional y del gobierno de Venezuela en el narcotráfico”, dijo un ex
oficial de inteligencia y lucha contra el narcotráfico de la Guardia
Nacional de Venezuela que huyó del país el año pasado asustado por la
abrumadora la corrupción que veía a diario.
“Todos se sienten presionados”, dijo. “Las presiones llegan a que todos se rinden al narco”.
En
otro caso judicial en Brooklyn, los fiscales han conocido las
complejidades del comercio de drogas en Venezuela después de romper una
red de contrabando de cocaína dirigido por Luis Frank Tello, quien se
declaró culpable, según documentos judiciales. La cocaína era traída por
la frontera con Colombia y enviada al norte con la ayuda de agentes de
la Guardia Nacional de Venezuela, a veces desde el aeropuerto de
Maracaibo, la segunda ciudad del país.
Las
investigaciones estadounidenses de funcionarios venezolanos han estado
en curso durante años, aunque los investigadores a veces se han visto
frustrados por cuestiones políticas.

En
2008, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos puso a tres
importantes asesores del entonces presidente Chávez en una lista negra y
congeló todos sus activos en EE.UU. Entre ellos se hallaba Carvajal,
conocido como “El Pollo”, entonces jefe de la inteligencia militar.
EE.UU. actuó después de que amplias pruebas surgieran a principios de
ese año de las computadoras de un comandante de la guerrilla colombiana
muerto, en la que, según los gobiernos de EE.UU. y Colombia, se
describía el floreciente comercio de cocaína por armas entre los
rebeldes y generales y oficiales venezolanos.
En
2010, la fiscalía de Manhattan hizo pública una acusación contra
Makled, el distribuidor de drogas venezolano acusado de enviar toneladas
de cocaína a EE.UU. a través de Puerto Cabello, principal puerto
marítimo del país, supuestamente controlado por Makled. Este, que había
sido capturado en Colombia, se jactaba de tener 40 generales venezolanos
en su nómina.
“Todos
mis socios comerciales son generales”, dijo entonces Makled en su
correspondencia con uno de sus asociados, a la que tuvo acceso The Wall
Street Journal. “Te estoy diciendo despachamos 300.000 kilos de coca. No
podría haberlo hecho sin la parte superior del gobierno”.
Agentes
de la DEA entrevistaron a Makled en una prisión colombiana mientras se
preparaban para extraditarlo a Nueva York. Pero en cambio, Colombia lo
extraditó en 2011 a Venezuela, donde fue condenado por tráfico de
drogas. El pasado febrero fue condenado a 14 años y seis meses de
cárcel.
En
julio pasado, funcionarios antidrogas estadounidenses casi atrapan a
Carvajal, quien había sido acusado en Miami y Nueva York con cargos por
narcotráfico y detenido en Aruba a instancias del gobierno
estadounidense. Pero las autoridades holandesas lo liberaron a Venezuela
con el argumento de que tenía inmunidad diplomática.
Tras
la liberación de Carvajal, Maduro elogió al antiguo jefe de
inteligencia, a quien definió como un dedicado luchador contra las
drogas que batió récords mundiales capturando a capos del narcotráfico.
EE.UU.
también está recopilando información de los banqueros y financistas que
manejan el dinero de altos funcionarios venezolanos. Desde el año
pasado, dicen personas familiarizadas con el asunto, el gobierno de
EE.UU. ha revocado las visas de al menos 56 venezolanos, incluyendo
banqueros y financistas cuyas identidades no se han hecho públicas.
Algunos han tratado de cooperar con los investigadores con el fin de
poder volver a ingresar a EE.UU.
“Ellos
están sacudiendo a todos estos corredores de dinero”, dijo un abogado
que representa a dos financistas venezolanos que han tenido sus visas
revocadas. “La información está llegando muy rápidamente”.
—Chris Matthews en Nueva York contribuyó a este artículo.
Escriba a José de Córdoba a jose.decordoba@wsj.com y a Juan Forero a Juan.Forero@wsj.com
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