EDITORIAL EL NACIONAL
El
encuentro de míster Shannon con el presidente de la AN ha permitido la
circulación de numerosas conjeturas en el extranjero y entre nosotros. Uno de
los primeros sorprendidos ha sido el senador Marco Rubio, precandidato
presidencial del Partido Republicano de Estados Unidos y quien ha promovido
medidas de control político contra el gobierno venezolano, debido a su conducta
perjudicial para el establecimiento que representa. No entiende el senador
Rubio cómo haya sido posible que un vocero del Departamento de Estado se reúna,
como si cual cosa y sin explicaciones previas, con el sujeto sobre cuyos hombros
pesa una investigación por la comisión de supuestos delitos.
El
Departamento de Estado ha recibido el reproche como el que ve llover. Todo
marcha sobre ruedas, ha dicho el vocero de la dependencia encargada de las
relaciones exteriores en Washington, sin detenerse en pormenores. Algo
semejante ha afirmado Maduro, sin siquiera parpadear: las relaciones con
Estados Unidos se encuentran en un punto positivo y constructivo, comunicó a
sus gobernados, hasta el punto de esperarse un período de normalización por el
que se apuesta con anhelo. Y colorín colorado.
En
efecto, el cuento se detiene o no pasa a nuevos capítulos en espera de las
decisiones que tomen los responsables de la política exterior en los dos
países. En general sucede así en todas las latitudes y frente a controversias
diversas, no en balde la diplomacia se resuelve en salones herméticos en los
cuales no acercan sus narices los entrometidos. Sin embargo, en este caso se
observa la presencia de un entrometido: el presidente de la AN.
Antes de
su encuentro con míster Shannon en Haití, muy amigable y cariñoso si juzgamos
por las imágenes que de los protagonistas circularon, el presidente de la AN se
detuvo en Brasil. Pero no fue de turista, sino para adquirir suministros de
importancia ante las carestías venezolanas; y para garantizar, mediante tratos
formales, una relación confiable con las partes brasileñas de los acuerdos.
Curiosa conducta, no en balde la cabeza del Poder Legislativo está desligada de
este tipo de funciones. Son oficios que, en situaciones normales, no incumben
al coordinador de un parlamento. Son trabajos de diplomáticos, o de los
responsables de las dependencias del Ejecutivo a quienes corresponden en
atención a la especificidad del caso.
Tampoco
sucede que el presidente de un congreso participe en una conferencia
internacional como la sucedida en Haití, o aparezca como una de sus figuras
estelares. Son asuntos de la cancillería y de sus especialistas, son temas en
torno a los cuales se requiere una pericia que no tiene el presidente de la AN.
Pero allá estaba, en el centro
del evento o cerca del centro, el presidente de la Asamblea Nacional. Que el
suceso se presta a especulaciones en torno a la falta de coordinación en el
área de las relaciones exteriores, pero especialmente sobre quién es la voz
cantante del gobierno. ¿No es así, presidente Maduro?
Vía El Nacional
Que pasa Margarita
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