EN: http://konzapata.com/2015/07/rico-clase-media-pobres-todos-por-igual-estamos-metidos-en-esta-crisis-para-la-que-maduro-no-tiene-solucion/
Por Angel Medina Devis @angelmedinad.
La crisis económica golpea a toda la sociedad, ya no es cuestión a cuál
nivel socioeconómico se pertenezca, las dimensiones del desastre impactan directamente a todos por igual. Cada
cual desde su óptica siente como ha venido perdiendo capacidades de consumo, sufre de forma dramática los
impactos de la inflación y peor aún, del desabastecimiento.
La tan anhelada lucha de clases impulsada desde el poder chavista, que propugnaba la idea de que unos pocos
saquearon la Nación y le arrebataron oportunidades a la mayoría, o que intentaba explicar que una persona está en
la pobreza es porque sencillamente una pequeña burguesía se adueñó de su futuro y esfuerzo para chuparles como
sanguijuelas su progreso, se ha quedado desdibujada frente a la distorsión de nuestro sistema económico.
Hoy hacemos colas todos, consagramos a todos los santos la misma arepa que fue tan difícil conseguir, lavamos la
ropa con el mínimo de jabón en polvo que cuesta una fortuna obtener, sentimos el mismo sentimiento de no
conseguir productos, repuestos, materias primas o cuanta cosa se necesite. Por supuesto, cada quien en su medida,
posición y óptica se resiente, se incomoda frente a un sistema que nos coloca en el nivel de sobrevivientes.
El más adinerado ve como pierden valor sus activos en el país; le entra el escalofrió cada vez que le hablan de
procesos socialistas, resiente cada vez que debe acudir al paralelo porque sencillamente la reserva de los pocos
dólares preferenciales que existen, requieren de algo más que ganas de producir.
Ni hablar de la clase media, esa que ha llevado la peor parte del asunto revolucionario, que a pesar de ser
profesional no gana ni siquiera salarios dignos de cualquier obrero en un país industrializado, que vio perder su
escape anual cuando se evaporó eso que llaman cupo Cadivi, es la clase media emprendedora que se ve presa de un
sistema que lo ahoga y que le cierra las puertas y la pone en situación de conflicto al pretender verla como un sector
que no se necesita, que no debería ser parte del país.
Para la clase media, especialmente la más joven, se ha vuelto un sueño lejano aquello de comprarse una vivienda,
cambiar el vehículo, comprarse ropa, cosas todas normales en países vecinos y lejanos también. Son estos
ciudadanos de los que habla Conindustria en su encuesta de coyuntura del II trimestre de este año, que evidencia
unas expectativas frente al futuro inmediato negativas, pues el 68% de los encuestados revela una caída en sus
ventas, que las empresas están funcionando en menos del 50% de su capacidad y que son pocos los que manifiestan
que han aumentado su producción.
Al final de este camino, pero no por ello de últimos, están las clases populares, esas que se pintan de diversos
matices a la hora de estudiar sus ingresos, estilos de vida, tipos de vivienda, acceso a servicios o capacidad de
consumo. Son los ciudadanos que conforman el grueso de la población, que determinan el futuro del país con sus
decisiones, son la Venezuela grande, profunda, que opina, participa y tienen conciencia sobre su poder. Son los
hombres y mujeres de la parroquia, los del barrio, los que echan pa´ lante todos los días, que luchan para
mantenerse a flote, para llevar el pan a la mesa todos los días, para comprarle el estreno al hijo, para celebrarle el
cumpleaños como se merece a la niña, que no les queda otra que hacer cola para todo, que si bien forman parte del
sector formal de la economía, muchos de ellos son empujados todos los días al rebusque, al transformarse en microemprendedores
de una idea que les permita lograr los ingresos que el trabajo clásico no les ofrece y en estas
condiciones jamás le podrá ofrecer. Aquí está el grueso de ese 41% de la población que trabaja en el sector informal, según el INE un poco más de 5.3 millones de venezolanos.
Ellos son la verdadera reserva del país, a la cual se debe apostar para el progreso, porque significan los dispuestos a
trabajar para construirse un camino, aquellos que saben que nada es regalado y que por tanto, el esfuerzo es la
palabra clave. Son quienes también le han quitado valor al estudio como forma de crecimiento, porque tener títulos
no garantiza tener la papa completa. Son los sectores populares quienes conforman el grueso de eso que en política
se denominan los nini, son complejos y sobre todo atentos a escuchar, a ver con la más profunda crítica y sinceridad
la actuación de nosotros los políticos. Son los que no se engañan a la hora de decidir, son quienes esperan que los
toquen y los escuchen, pero también que le convenzan de un camino alternativo.
Y es de la esencia de los sectores populares donde aparecen los pobres. Esos con los que este Gobierno ha batido
todos los records, fabricando todos los días nuevos aspirantes a formar parte de este sector. Solo entre 2012 y 2013
pasamos de ser 7.1 millones de pobres a 9.3 millones, esto según cifras del INE que además se vienen escondiendo
desde hace un año. Son estas mismas mediciones las que han mandado a 700 mil nuevas personas a la situación de
pobreza extrema y según PROVEA, Maduro en lo corto de su gobierno, borró de plano cualquier avance logrado por el
comandante supremo en la lucha por reducir la pobreza. Para estos millones de compatriotas quedan reservadas las
promesas, el discurso gubernamental, la lista infinita de la misión vivienda y los mercales a cielo abierto donde, según
Marisabel Rodríguez la ex de Chavez, la carne que venden no es buena ni para un perro.
En resumidas cuentas, somos los mismos venezolanos quienes sufrimos sin distinción los efectos de que no se decida
nada en lo económico, de que se destruyera el aparato productivo, los presos de un control de cambio perverso que
ya no da para más, con los mismos miedos por la inseguridad los que nos toma y paraliza. Somos todos al final los
que seguimos siendo luchadores en un país que fue tomado por la incoherencia de quienes están en el poder.
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