AXEL
CAPRILES M.
Hay un
lugar común de la esperanza: “Las empresas quiebran pero los países no se
acaban”. Falso. El Imperio songhai fue el más cultivado y opulento de la tierra
en los territorios que pertenecen hoy a Níger y Burkina Faso. Haití fue parte
de la colonia más próspera del Imperio español y Beirut, en el Líbano, fue la
Perla del Oriente Medio. ¿Qué son hoy?
Siempre
habrá Venezuela fue el título de un popular libro de mi tío Miguel
Ángel Capriles (un editor y empresario de los de antes, de los que tenían toda
su fortuna en el país) y, sin duda, tendría que ocurrir una catástrofe
ecológica para que desapareciera el territorio, o sufrir una gran derrota en
una guerra con los países vecinos para que perdiéramos algo más del territorio
que ya hemos perdido en estos dos largos siglos de existencia republicana.
Depende de lo que llamemos país. Si usamos la palabra como referencia a un
grupo humano con lazos morales y un ordenamiento jurídico, con un sistema
económico y unas metas compartidas dentro de un área geográfica delimitada, es
probable que comencemos a pensar diferente.
La
pérdida de la capacidad técnica y productiva de Pdvsa, la venta o pérdida de
sus refinerías en el exterior por decisiones equivocadas, sentencias o fallos
de tribunales y árbitros internacionales, son solo una suma de daños que se
agregan a un problema mucho más agobiante, como es haber dejado pasar el momento
de las vacas gordas y tener que afrontar el cambio en el paradigma energético
mundial sin nada en la mochila, desnudos en una sociedad acostumbrada solamente
a competir por la captura de la renta petrolera, incapaz de producir para
sobrevivir. La revolución bolivariana, sin embargo, es la autora de daños mucho
más profundos en nuestra sociedad. ¿Cómo serán las sensibilidades, las
disposiciones emocionales y sentimentales, de los hijos de tantas mujeres
violadas, padres asesinados, familiares secuestrados y violentados? ¿Cuál será
el coeficiente intelectual promedio de una población con carencias proteicas,
alimentadas con grasas y carbohidratos? Desde el año 2002, muchos venezolanos
de la oposición han erróneamente anunciado que el país no aguanta más. Probablemente
aguantaremos mucho más, más escasez, más pobreza, más homicidios. Pero la
Venezuela que tenemos en nuestra imaginación, aquella Venezuela democrática que
fue un modelo de desarrollo para la América Latina del siglo XX, esa ya no
existe ni existirá más. La revolución ha dejado su estigma de decadencia y
degradación.
@axelcapriles
Vía
El Nacional
Que pasa Margarita
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