José Rafael Zanoni
En sesión
del aniversario de la OPEP
La
OPEP sigue existiendo, pero su papel en el convulsionado mundo de la
globalización, debe ser tomando en cuenta los cambios ocurridos.
El mercado petrolero esta hoy
inmerso en un proceso de transición energética, donde el peso del petróleo
disminuye en el balance energético global, disminuye y crece el uso de la
energías limpias.
Este proceso está impulsado por la
necesidad de disminución de las fuentes
energéticas fósiles, el abaratamiento de las nuevas energías, la diversificación
de las fuentes energéticas renovables, pero la producción de electricidad, a
esto se acompaña con la voluntad política de los grandes consumidores que
enfrentan las consecuencias de la contaminación ambiental y del cambio
climático que se expresaron en la conferencia mundial de París en Diciembre del
2015.
El mercado petrolero no ha podido
absorber la sobre oferta existente,
incrementada por la participación de
Irán y el descenso relativo de la economía China y el aumento de la producción de
USA.
En este contexto luce ilusorio que los precios
aumenten.
Otro hecho significativo lo
constituye que la producción OPEP de altos precios solo favorece a un pequeño
grupo de países y a las grandes multinacionales, aumentando el costo del
desarrollo de los países más pobres.
Planteadas así las cosas cual
debería ser la política hasta ahora parece racional que la OPEP ofrezca la
estabilidad del mercado manteniendo los niveles de producción y precios
cónsonos con esta situación.
También es necesario considerar que
los países Árabes con el liderazgo de Arabia Saudita están participando de
manera destacada en el mundo financiero occidental y no desean desestabilizar
los equilibrios financieros y apostar en un bajo crecimiento de las grandes
economías del mundo occidental.
Pensar que los Saudís puedan cambiar
esta política por las plegarias de sus socios que aportan poco al mercado es
también iluso; de allí que la influencia que se puede tener para cambiar esta
política es muy débil y solo es escuchado para apaciguar ánimos e impedir una
distorsión del mercado y una relativa pérdida del control de las cuotas de
exportación y una dependencia del mercado.
En este ámbito llega la OPEP a su
nuevo aniversario debilitado, su poder de fijación del precio del crudo, con un
liderazgo saudita afianzado y con una búsqueda cada vez más afanosa de
participación en el proceso de globalización.
Quisiera también precisar algunos conceptos que alimentan las ilusiones
petroleras.
Poseer reservas certificadas o no es
importante, pero no es condición suficiente para aprovechar la riqueza que
puede generar su explotación, se necesitan costos adecuados, inversiones,
tecnologías y mercados.
El caso de Venezuela es aun mas
complejo; su producción se encuentra comprometida por acuerdos internacionales
(China, PetroCaribe, Cuba), sus yacimientos tradicionales están en declive y
necesitan nueva inversiones, los costos de exportación de la faja son elevadas,
la capacidad de inversión de PDVSA se encuentra reducida por el aporte que debe
dar a la política social del estado y por su alta deuda externa.
Todos estos elementos son conocidos
en los medios especializados que hacen, que tengan una valoración de nuestra
situación petrolera no estimulante para desarrollar inversiones.
A esto se agregan los inconvenientes que se
originan por la aplicación de políticas económicas que lejos de aportas
soluciones a la crisis nacional.
Ser objetivo y basarse en la
realidad no es ser pesimista, solo reconociendo las limitaciones se pueden
encontrar las soluciones adecuadas y preservar las esperanzas perdidas.
Cosas
veredes, Sancho diría Don Quijote.
Dr. José
Rafael Zanoni. Vicepresidente de la
Academia Nacional de Ciencias Económicas
Vía Prensa ANCE
Que pasa Margarita
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