El presidente estadounidense
consolida en la ONU el giro de la política hacia Cuba
Escuchar
cómo se reclama el fin del embargo estadounidense contra Cuba desde el podio de
Naciones Unidas no es inusual. Lo han hecho los representantes de la isla y sus
países aliados año tras año desde hace décadas en cada Asamblea General del
organismo, como lo volvió a
hacer la presidenta Dilma Rousseff este lunes. Lo que sí es inédito es que
esas palabras vengan de boca de un presidente de Estados Unidos, como hizo
Barack Obama en su turno de palabra justo después de la brasileña.
“Estoy
convencido de que nuestro Congreso acabará de forma inevitable levantando el
embargo que no tiene ya más sentido”, dijo Obama en su discurso ante los
líderes mundiales, que aplaudieron -también por primera vez- la política de EE
UU hacia Cuba.
Claro
que también era
inimaginable hasta hace no tanto el proceso de normalización de relaciones en
el que llevan trabajando Washington y La Habana desde diciembre. Al igual que parecía imposible
un encuentro entre sus presidentes como el que Obama y su par cubano, Raúl
Castro, volverán a celebrar este martes, por segunda vez en menos de seis
meses. Porque otra novedad es la presencia en la ONU del menor de los Castro,
que no había acudido al foro internacional desde que asumió la presidencia de
su hermano Fidel hace ya casi una década.
Obama defendió
este lunes, otra vez, la diplomacia como arma más eficiente que la fuerza ante
los países antagonistas. Cuba lo ha sido durante más de medio siglo,
pero las políticas de Washington a la isla, empezando por el embargo, no han
funcionado, admitió el presidente ante sus pares mundiales, de igual forma que
lleva haciendo en Washington ante los legisladores del Congreso, que son
quienes tienen el último candado de las sanciones cubanas.
Empezar a
hablar no significa sin embargo que desaparezcan las diferencias con La Habana,
subrayó también Obama. “Seguiremos defendiendo los derechos humanos” en la
isla, prometió. “Pero lo haremos mediante relaciones diplomáticas, un mayor
comercio y lazos entre los pueblos”, agregó. En este marco, el fin del embargo
será “inevitable”, insistió.
“El
cambio no llegará a Cuba de la noche a la mañana, pero estoy seguro de que es
la apertura, no la coerción, la que apoyará las reformas y una mejor vida que
se merecen los cubanos, al igual que estoy seguro de que Cuba tendrá éxito si
busca la cooperación con otras naciones”.
Sus palabras fueron una nueva
invitación abierta a Castro, quien
tomará la palabra en pocas horas. Es de esperar que el presidente
cubano clame de nuevo contra el embargo estadounidense, como ya hizo el
sábado cuando se
estrenó como orador en la Cumbre de Desarrollo Sostenible que precedió a las sesiones
de este lunes. Pero cabría esperar que también Castro aproveche la ocasión para
tender otra mano a Obama, al que ya ha exonerado en los pasados meses de los
agravios históricos de EE UU contra su país. Al fin y al cabo, ambos se la han
jugado con este proceso que tantos consideran irrevocable.
Vía El País.
España
Que pasa Margarita
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