Los padres de Leopoldo López, de
visita en Madrid, lamentan el silencio de los líderes latinoamericanos tras la
condena a su hijo
Leopoldo
López y Antonieta Mendoza hablan en un tono calmado pero con palabras duras. La
rabia va por dentro para los padres de Leopoldo López,
el opositor venezolano preso en Caracas desde febrero de
2014 y condenado el pasado 10 de septiembre a 13 años y nueve meses de cárcel,
acusado de instigar las revueltas populares que se saldaron entonces con 43
muertos. Durante una visita a Madrid en la que esperan entrevistarse con
representantes políticos, Leopoldo padre y Antonieta denuncian las
irregularidades que según ellos se cometieron en el juicio a su hijo, lamentan
el silencio de los dirigentes de América Latina y muestran su esperanza en que
las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre cambien la situación del país
y abran las rejas de la prisión para el líder de Voluntad Popular.
Una
sentencia que no es pública. Los padres de Leopoldo López aseguran que
escucharon durante 20 minutos la condena a su hijo por parte de la juez. Pero que ni ellos ni la
defensa han recibido ninguna notificación escrita de la sentencia. “La ley dice
que a partir de los nueve días laborables debe hacerse pública, pero los
cierres del Tribunal han postergado su publicación. La esperamos para este
viernes, porque solo así podemos apelar”, explica Leopoldo padre. Su esposa
añade: “La sentencia fue la lectura literal de la acusación de la fiscalía.
Ella no hizo el trabajo que tenía que hacer, escuchar a las partes y decidir.
Leyó la acusación como si no hubiera habido juicio”.
Las
irregularidades del proceso. Antonieta Mendoza asevera que el juicio
estuvo manchado “desde que el momento en que se emitió la orden de captura”.
“No había pasado una hora desde que hubo incidentes hasta que Diosdado Cabello,
presidente de la Asamblea Nacional, dijo que Leopoldo era el culpable, sin
ninguna investigación. Luego el juicio estuvo absolutamente militarizado. Los
alrededores del Palacio de Justicia estaban cerrados a cuatro cuadras con
piquetes del ejército. El juicio debía ser oral y público, pero no entraron
medios, observadores internacionales ni dirigentes políticos. Fue un juicio
oculto. La defensa presentó 75 testigos. La fiscalía, 108. Solo uno de los
testigos de la defensa fue aceptado, y porque coincidía con la fiscalía. 108
testigos de la fiscalía, 30 pruebas entre fotografías y vídeos, y nada de la
defensa. Todo es una emboscada del Gobierno”. “La sentencia estaba dictada
desde el primer día”, añade el padre.
Los
pasos siguientes. Los familiares y la defensa del
líder opositor esperan este viernes la notificación escrita de la sentencia
para comenzar el proceso de apelaciones. Primero ante la Corte de Apelación y
luego ante el Tribunal Supremo. Aquí acabarían sus recursos ante las instancias
nacionales. El siguiente paso sería presentarse ante las cortes
internacionales. “Todo esto lo digo sin ser nada optimista, porque durante el
año y medio de juicio se intentaron varias apelaciones y no fueron concedidas.
Y ninguna de las sentencias internacionales que se consiguieron a favor de
Leopoldo, como de las Naciones Unidas, que se pronunció a favor de su libertad,
y que deberían ser de carácter obligatorio puesto que Venezuela es un firmante
de los tratados de las Naciones Unidas y miembro del Consejo de Seguridad, fue
respetada. Vemos con angustia que internacionalmente no hay fuerza para imponer
lo que es una obligación”, denuncia el padre del dirigente.
Sin
apoyo en la región. Al igual que Lilian Tintori, mujer de Leopoldo López, sus padres están llamando a
las puertas de los gobiernos extranjeros. Pero mientras que en España han
encontrado “mucha solidaridad”, lamentan el silencio de los gobiernos de
América Latina. “El presidente Barack Obama habló de presos políticos y exigió
la liberación de Leopoldo. Y John Kerry [secretario de Estado[ condenó la
sentencia. El gobierno español, el estadounidense y el canadiense nos han
apoyado. En nuestra región, no. Y no estamos hablando de meterse en la política
de otro país, sino de violación de los derechos humanos”, esgrime Antonieta
Mendoza. ¿Y por qué ese silencio? Leopoldo López padre señala al factor
económico: “Lamentablemente, si algo nos dejó la presencia de la ideología
chavista en América Latina es que la riqueza nacional, la petrochequera, compró
conciencias, como en Panamá, Jamaica y la mayoría de países que reciben una
dádiva del gobierno venezolano a costa de nuestra economía. En Venezuela no hay
divisas para comprar medicinas y alimento, pero sí hay suficiente petróleo para
enviar a Dominica, a Cuba 100.000 barriles diarios que no se cobran y no hay
contabilidad sobre ellos, Haití…. Hay un trasfondo económico detrás de ese
silencio de los dirigentes de América Latina. ¿Por qué tenerle miedo a un
Estado medio muerto? Nadie lo entiende”.
Elecciones el 6 de
diciembre. Según
Mendoza, en Venezuela hay 78 presos políticos, entre ellos unos 15 estudiantes,
que sufren “condiciones terribles” en prisión. Ante ese escenario, confía en
que los próximos comicios parlamentarios sirvan para cambiar la situación,
aunque admite que se trata de una lucha desigual puesto que hay siete
opositores al régimen inhabilitados. “Esperamos en primer lugar que haya
elecciones”, detalla López padre; “en segundo que sean libres, que se permita
una observación internacional o una auditoría sobre los resultados. Porque no
son libres, y lo digo desde ya, cuando los líderes de la oposición no pueden
competir. Es una elección amañada”. Ambos aguardan ahora a que el movimiento
opositor mantenga su unidad y que la población haga escuchar su voz. “Los
números hablan de la caída del chavismo”, dice Mendoza. “Si la gente sale a
votar, de verdad, si hay un alto nivel de participación, con ese aluvión de
votos, por más que quieran hacer fraude, se puede ganar. Pero dependerá de lo
que hagan para amedrentar y meter miedo. Las encuestas dicen que el 70% de la
gente va a ir votar. La gente está perdiendo el miedo”.
Vía El País.
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