A la hora
de defender el triunfo habrá que tener en cuenta, la influencia cubana y la
presencia de paramilitarismo
A medida que avanza un proceso electoral teñido del
más grosero ventajismo, aparecen dos "detalles"trás la sombra: uno es
la presencia cubana y el dominio que ejerce sobre el régimen venezolano; otro
es el militarismo, la influencia dominante que una cúpula castrense ejerce
sobre este régimen.
Estos dos "detalles" los hemos calificado así, pero son fundamentales a la hora de analizar la manera como se desenvuelve el proceso electoral. Dejarlos pasar por alto sin considerarlos sería un error porque ellos van a jugar un papel determinante el 6-D, cuando se haga realidad la victoria electoral de la alternativa democrática, pues la ofensiva de las fuerzas opositoras marcha hacia la victoria, y a la hora de defender el triunfo habrá que tener en cuenta,repetimos, la influencia cubana y la presencia del militarismo en el desenlace de un acto meramente civil como es el electoral.
Voceros del régimen han expresado, una y otra vez, su voluntad de perpetuarse en el poder, según Maduro "cueste lo que cueste" cuando después de 16 años de bonanza petrolera y de un determinado respaldo popular, han fracasado. Si fracasaron, si tienen 16 años en el poder y la República está sumida en la peor crisis de su historia, deben ser desplazados de él.
Debemos alertar al pueblo sobre estas intenciones del régimen moribundo, y así lo decimos: no se puede permitir la perpetuación de un régimen que no piensa en otra cosa que en la violencia, como lo demuestran las últimas declaraciones de Maduro.
El país quiere paz, quiere producir un cambio pacífico, democrático, constitucional y reestablecer una institucionalidad que ha sido barrida: no hay justicia, no hay garantía de juicios justos, no hay a quien apelar, 87 presos políticos están encarcelados en condiciones precarias en el SEBIN, y los tribunales al servicio del Ejecutivo se hacen la vista gorda ante la opinión pública mundial, ya es un descaro.
Pero en cambio es una fortuna el que la mayoría de las fuerzas democráticas continentales estén enteradas de la existencia de la dictadura militar, de este desastre que es Venezuela. Un país sin ley, sin justicia no puede continuar un día más después del 6-D.
No nos gusta cantar victoria por anticipado y los días que faltan de aquí al 6-D deben ser de intensa movilización, pero esta vez es tan visible el triunfo de las fuerzas del cambio que no vacilamos en proclamarlo.
Estos dos "detalles" los hemos calificado así, pero son fundamentales a la hora de analizar la manera como se desenvuelve el proceso electoral. Dejarlos pasar por alto sin considerarlos sería un error porque ellos van a jugar un papel determinante el 6-D, cuando se haga realidad la victoria electoral de la alternativa democrática, pues la ofensiva de las fuerzas opositoras marcha hacia la victoria, y a la hora de defender el triunfo habrá que tener en cuenta,repetimos, la influencia cubana y la presencia del militarismo en el desenlace de un acto meramente civil como es el electoral.
Voceros del régimen han expresado, una y otra vez, su voluntad de perpetuarse en el poder, según Maduro "cueste lo que cueste" cuando después de 16 años de bonanza petrolera y de un determinado respaldo popular, han fracasado. Si fracasaron, si tienen 16 años en el poder y la República está sumida en la peor crisis de su historia, deben ser desplazados de él.
Debemos alertar al pueblo sobre estas intenciones del régimen moribundo, y así lo decimos: no se puede permitir la perpetuación de un régimen que no piensa en otra cosa que en la violencia, como lo demuestran las últimas declaraciones de Maduro.
El país quiere paz, quiere producir un cambio pacífico, democrático, constitucional y reestablecer una institucionalidad que ha sido barrida: no hay justicia, no hay garantía de juicios justos, no hay a quien apelar, 87 presos políticos están encarcelados en condiciones precarias en el SEBIN, y los tribunales al servicio del Ejecutivo se hacen la vista gorda ante la opinión pública mundial, ya es un descaro.
Pero en cambio es una fortuna el que la mayoría de las fuerzas democráticas continentales estén enteradas de la existencia de la dictadura militar, de este desastre que es Venezuela. Un país sin ley, sin justicia no puede continuar un día más después del 6-D.
No nos gusta cantar victoria por anticipado y los días que faltan de aquí al 6-D deben ser de intensa movilización, pero esta vez es tan visible el triunfo de las fuerzas del cambio que no vacilamos en proclamarlo.
Vía Tal Cual
Que pasa Margarita
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