Sunday, October 4, 2015

La mala hora

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Los venezolanos, argentinos y brasileños están hoy pagando la cuenta

de gobiernos populistas.
Guillermo Perry
 
 
 
El Tiempo

Septiembre 20, 2015
 
http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/la-mala-hora/16380730
 
Gobiernos, inversionistas y analistas se dejaron dominar por la euforia durante el boom reciente de precios de las materias primas. Terminado el boom, América Latina se ha desacelerado más que cualquier otra región y está creciendo menos que Estados Unidos. No se trata de caer ahora en la depresión, pero debemos entender lo que sucedió para no volver a cometer los mismos errores.

Venezuela, Argentina y Brasil están en crisis económica por culpa de sus gobiernos. El chavismo malgastó el monumental ingreso del petróleo y perdió reservas internacionales desde el 2003, a pesar de los controles cambiarios. Por eso no tiene hoy con qué importar productos esenciales, y todo escasea. A Argentina le pasó algo parecido desde el 2007, cuando Cristina se entregó al populismo desenfrenado para reelegirse. Y a Brasil, desde el 2013, por errores populistas de Dilma y problemas fiscales estructurales. La inversión y las entradas de capitales cayeron en los tres países por arbitrariedades que cometieron con el sector privado. La caída de precios de las materias primas, en el 2014, no hizo más que agravar los problemas que habían creado sus

gobiernos. Los excesos fueron mayores en Venezuela, y por eso está en una crisis más profunda.

Ecuador está al borde de una crisis mayúscula, pues al estar dolarizado no tiene moneda que devaluar para mitigar el efecto de la caída en el precio del petróleo. Su situación se parece a la que condujo a Argentina a la crisis del año 2000.

Colombia, Chile y Perú se han desacelerado más de lo esperado, pero no caerán en recesión, como los países ya mencionados. La caída de precios de los minerales y el petróleo ocasionaron una reducción drástica en ingresos de divisas y una disminución brusca en las tasas de inversión, tanto en los sectores minero-energéticos y todas las actividades directamente vinculadas con ellos (puesto que no son ya enclaves aislados, como lo fueron en el pasado), como en el resto de la economía, ante las menores perspectivas de crecimiento. En adición, causaron una fuerte disminución en ingresos fiscales, la que, en el caso de Colombia (como en el de Brasil y México), exige un ajuste fiscal procíclico, por cuanto el Gobierno no ahorró durante el boom.

A su turno, las actividades exportadoras distintas al sector minero-energético han tardado en reaccionar ante la devaluación reciente del tipo de cambio. Dejamos que se debilitaran mucho con la revaluación acumulada durante el período de boom, especialmente en Brasil y Colombia, que defendieron muy poco su tasa de cambio. Venezuela es un caso crónico de esa enfermedad holandesa: ya no exporta sino petróleo, y la industria y la agricultura han estado deprimidas por más de una década.

Finalmente, hay el temor de que los bancos centrales tengan que subir eventualmente las tasas de interés ante los aumentos de la inflación, como ya sucedió en Brasil, o cuando la Reserva Federal eleve sus tasas. La FED no las subió esta semana, pero lo hará en algún momento.

Centroamérica y el Caribe, en contraste, se están beneficiando con la caída en los precios de las materias primas (porque son importadores

netos) y con la consolidación del crecimiento en EE. UU., su principal mercado. Por eso hay perspectivas de crecimiento al alza en esa subregión, incluido México, a pesar de su dependencia fiscal del petróleo.

Como decía Tolstói, cada familia infeliz lo es a su manera. Los más infelices hoy en la región son, en su orden, los venezolanos, los argentinos y los brasileños, cuyos gobiernos se empeñaron, a su manera, en políticas suicidas.
Guillermo Perry Rubio (Samacá, Boyacá, Colombia, 1945) es un economista y político colombiano. Fue ministro de hacienda en el gobierno del presidente Ernesto Samper. Senador por el Partido Liberal.



Perry realizó sus estudios en la Universidad de los Andes de y luego viajó a Estados Unidos donde realizó estudios doctorales en economía en el Massachussets Institute of Technology. Se ha desempeñado como director de Fedesarrollo y del CEDE de la Universidad de los Andes, director de crédito público, profesor universitario, y ministro de Minas durante el gobierno de Virgilio Barco. En 1991 hizo parte de la Asamblea Nacional Constituyente.

Después de haber sido Ministro de Hacienda, Guillermo Perry ingresa al Banco Mundial donde se desempeña como economista en jefe de la región de América Latina y el Caribe de esta institución. Perry fue profesor visitante en la escuela de gobierno (JKF) de la Universidad de Harvard entre el segundo semestre de 2009 y el primer semestre de 2010.

Algunos de sus libros más recientes son: From Natural Resources to the Knowledge Economy – Trade and Job Quality (2001), Securing Our Future in a Global Economy (2000), en colaboración con David de Ferranti, Indermit S. Gill y Luis Servén; Beyond the Center: Decentralizing the State (1999); Beyond The Washington Consensus: Institutions Matter (1998); Poverty Reduction and Growth, Virtous and Vicious Circles (2006); Informality, Exit and Exclusion (2007; Beyond Lending, How Multilateral Banks can help Developing Countries Manage Volatility (2009).

Ha sido compilador de: Fiscal Reform and Structural Change in Developing Countries, Vol. 1 and 2 (2000), Decentralization and Accountability (2000), Banks and Capital Markets in LAC (1999), Towards Open Regionalism (1998), Currency Boards and External Shocks: How Much Pain, How Much Gain? (1997) y coeditor of Dealing with Public Risk in Private Infrastructure (1997). Ha escrito también numerosos artículos sobre macroeconomía, política fiscal, política financiera, finanzas internacionales y política energética.
 
 

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