Cecilia García Arocha, rectora de la Universidad Central de Venezuela y presidente de la Asociación Venezolana de Rectores Universitarios, tiene claro que la elección de una Asamblea Nacional con mayoría opositora no traerá respuestas inmediatas a las crisis que atraviesa el país, pero confía en que permita el diálogo.
Advierte que la mala situación económica se reflejará “de manera importantísima” en las universidades. Sin embargo, mantiene su posición: “Defenderemos la posibilidad de tener, al menos, las mínimas condiciones para generar los mejores profesionales, que es lo que hemos hecho hasta ahora”.
—¿Qué expectativa tienen las universidades de la nueva Asamblea Nacional?
—Reconocemos la pluralidad de la Asamblea porque representa también la pluralidad de las instituciones. Los que formamos parte de las instituciones tanto públicas como privadas creemos en la pluralidad como sinónimo de democracia. Hay que revisar la Ley de Universidades vigente, que tenga como prioridad el llamado a las elecciones de rectores y decanos, que fueron suspendidas por el Tribunal Supremo de Justicia hace más de cuatro años. El presupuesto es otra prioridad: no se puede planificar a través de créditos adicionales. Eso es una perversión.
—¿Cuál será el papel de las universidades en la nueva AN? ¿Han sido contactados por los diputados?
—Para respetar la pluralidad queremos saber quién será el presidente de la Asamblea. Eso se sabrá el 5 de enero y Averu se reunirá el 12 en la UCV para solicitar una reunión al presidente del Parlamento y a la Comisión de Educación. Queremos ser muy formales.
—Este año fue difícil económicamente para las universidades. Para 2016 les aprobaron 32% del presupuesto solicitado. ¿Se repetirán los paros técnicos en las escuelas?
—Tengo muy claro que la Asamblea Nacional no es un gobierno nuevo que se acaba de elegir. Es muy importante que también el venezolano lo tenga claro. Tenemos que insistir con el ministro de Educación Superior, sea quien sea, que esa es su responsabilidad. Evidentemente hay que hacerle ver al Parlamento que el presupuesto de las universidades es insuficiente y no permite el desarrollo y crecimiento de las facultades. Creemos en una universidad abierta, pero funcionando.
—Cuando las universidades denuncian déficit presupuestario, el gobierno sale a desmentirlas. ¿Por qué hay discrepancias entre los números?
—Cuando el gobierno se refiere a que han dado el presupuesto adecuado incluye compromisos salariales. No pueden incluirse esos compromisos dentro del desarrollo de la universidad. La UCV tiene 15 años siendo Patrimonio Cultural de la Humanidad, pero no ha recibido ni un recurso de la Unesco. Las obras de arte las hemos mantenido con esfuerzo interno y con la banca privada. Es muy importante conocer los presupuestos de la Universidad Bolivariana, de la Unefa, de Unearte. El Consejo Nacional de Universidades tiene que aprobar esos presupuestos y en siete años jamás lo ha hecho.
—En 2015 el ingreso a las universidades también representó un conflicto. ¿Estará el año que viene afinado el sistema de admisión o va a repetirse el choque?
—Averu ejerció las medidas legales que correspondían. La competencia de la selección de los aspirantes, por la Constitución y por la Ley de Universidades, es de los Consejos Universitarios. Quien violó las competencias de la selección fue el CNU. El problema no son los jóvenes asignados; en muchas escuelas ni siquiera se presentaron. Eso es histórico y se lo hemos dicho a todos los ministros desde que yo era secretaria de la UCV.
—Al principio decían que habría sobrepoblación por las asignaciones de la OPSU...
—En algunas escuelas de Humanidades hay sobrepoblación. En otras, no. Pero el proceso culminó y ya se inscribieron. El problema son las condiciones legales. No se puede dirigir una institución ni un país violando todo a tu conveniencia. No se pueden cambiar los mecanismos según lo que le provoque a alguien y menos con un gobierno que cuando no le sale algo como quiere va al TSJ, impugna y obliga.
—Entonces van a mantener todos los mecanismos de ingreso...
—Todos. Son vigentes y nos corresponde a nosotros.
—¿Qué pasó con los recursos que se introdujeron ante el TSJ?
—El recurso de amparo cautelar fue negado de inmediato. El de nulidad absoluta de la decisión de la OPSU se mantiene y no hemos recibido respuesta.
—Los estudiantes han pedido a las autoridades universitarias que se manifiesten de forma más firme. ¿No se han sentido apoyados?
—Soy una persona muy firme, pero respeto las instancias. Creo en la lucha reivindicativa que están llevando los profesores. El estudiante es fogoso, es joven, puede tener esa sensación porque la universidad, afortunadamente plural, no los va a llamar para decirles qué es lo que tienen que hacer, los va a llamar para informarles qué es lo que están haciendo sus autoridades. Si la universidad no hubiera sido firme como ha sido, no estuviera abierta como está.
—¿Por qué la disputa de los cupos se ha dado con las universidades autónomas y no con las creadas por el gobierno?
—El presidente del BCV (Nelson Merentes) es egresado de la Facultad de Ciencias de la UCV, Trino Alcides Díaz, que fue embajador, fue rector de la UCV, Elías Eljuri fue vicerrector administrativo de la UCV. Ellos saben que la universidad venezolana prepara a los jóvenes y saben las deficiencias de las universidades que ellos han creado. El 23 de noviembre recibimos a los nuevos estudiantes en la UCV, la parte baja del Aula Magna estaba llena. Todos aplaudieron a la universidad. Ya no venían asignados por nadie, ahora son ucevistas.
Solidaridad con el gremio
36 dólares, “al cambio innombrable”, es el sueldo mensual de la rectora de la UCV, Cecilia García Arocha. Como profesora titular recibe aproximadamente 30.000 bolívares más la prima de rector que le aporta 1.800 bolívares. Por eso dice estar profundamente solidarizada con la lucha gremial que llevaron este año los profesores, “más allá de si estoy de acuerdo o no con los mecanismos de protesta”.
La UCV tiene 48.000 estudiantes de pregrado y 12.000 de postgrado. Para 2016 el gobierno solo aprobó 32% del presupuesto solicitado: “86% es para pagar sueldos y salarios. Queda 10% para providencias estudiantiles y 4% para funcionamiento. Eso es similar en otras universidades”, explica García Arocha. Sin embargo, dice, el mayor ejemplo de firmeza de la UCV lo constituye más de 3.300 estudiantes de pregrado y 1.195 de posgrado que se graduaron este año. “Le damos mucha importancia a la cantidad de estudiantes, pero más que eso a su formación. Para formar un estudiante hay que fortalecer la docencia, el número de profesores, la extensión, la cultura, el deporte y, por supuesto, las providencias estudiantiles, como becas, preparadurías, transporte y comedor”.
A las necesidades académicas y salariales se unen las necesidades de fortalecer la seguridad social y la de resolver lo más pronto posible lo de la inseguridad dentro de los campus universitarios en todo el país. “En Ciencias las carencias están en los laboratorios; en Odontología con la importación de materiales, en Ingeniería con la tecnología apropiada”.
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