Rafael Garcia Marvez
Muchos nos adelantamos a predecir que después de la “Toma de Caracas” el pasado 1º de septiembre, al margen de los resultados, que por cierto fueron óptimos, la historia política se iba a partir en un antes y un después de esa fecha.
De la misma manera, pensábamos entonces que las exigencias de la sociedad civil, del pueblo en general, iban a ser otras. Es decir, más firmes, sin treguas, de efímeros intervalos. Prácticamente, un acoso de manera visible y táctica; sin espacios libres entre la salida de Maduro y otras alternativas; solo habría aplausos atesorados para el cambio de gobierno.
En el corazón de los venezolanos viven la rabia, el ahogo por la crisis, las necesidades de alimentos y medicinas, la inflación, la inseguridad; en otras palabras, somos víctimas indignas de la rapiña de los rojos jerarcas, de la chacota del gobierno contra los ciudadanos más relegados. Son, literalmente, las mismas penurias que sufren los osados coterráneos de Villa Rosa iguales a los que están en el otro extremo de ese sector de Margarita.
Es todo un país quien dijo basta, hasta aquí llego yo, se acabó. De manera que lo que expresó María Corina Machado: “conmigo no cuenten si se acuerda el referendo revocatorio para 2017”, no es una frase infeliz, ni un monopolio de su exclusiva manufactura. Lo compran todos los venezolanos que no han estudiado los textos políticos, ni tienen la cultura ni la praxis para comprender un tema tan engorroso de asimilar.
El hecho es que quien se atreva a hablar de paciencia, no obstante tenga razón de hacerlo, será execrado, condenado a perpetuidad. La imperturbabilidad se agotó. Los pobladores del famoso sector de Villa Rosa no son más valientes ni más venezolanos que el resto del país. El arrojo es una constante que está allí, estática, en el cuerpo de la topografía nacional. Tan cruento pudiera ser todo, si el gobierno persiste en ponerle piedras en el camino al RR, que ha hecho fortalecer la mesura, estirarla como una liga, como cuando se tienen en las manos decisiones de vida o muerte.
Subsisten los elementos para asistir a unas elecciones con alto nivel de triunfo; es un trabajo que, digamos, está hecho; están los votos prácticamente amarrados. Hay buena motivación, se ha logrado construir una estructura electoral-organizativa; solo queda un cabo suelto, los militares; de allí el llamado del Frente Institucional Militar para que no le den la espalda al pueblo. Cito: “Consideramos que no pueden ni deben mantenerse al margen de los graves acontecimientos que están ocurriendo a pasos acelerados en los ámbitos político, económico y social, que de no tomarse las medidas correctivas a tiempo, podrían desembocar en más inestabilidad política…”.
Mientras esto ocurre y a pesar de una cantidad de elementos tangibles que auguran un buen futuro, hay que luchar duro, muy duro. El pueblo junto a la MUD y sus dirigentes deben dejar sentir en el asfalto, a cielo abierto, con más fuerza que nunca su impaciencia, su contrariedad definitiva, y su ansioso deseo de salir del régimen. Tan solo queda un paso que dar, quizá el más difícil de todos.
garciamarvez@gamil.com
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