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Enrique Viloria Vera
La paz es el nuevo nombre de la guerra
Nicolás Maduro
No
terminamos de asombrarnos con los dislates, locuras, desatinos, insensateces de
nuestro gobernantes anti – históricos. En declaraciones urbi et orbe, el cruel Presidente de la República Bolivariana de
Venezuela fue a la primera línea de fuego para felicitar a los sanguinarios
integrantes de La Guardia nacional.
Nos
imaginamos la cara de regocijo del dirigente revolucionario cada vez que el
ministro de la Defensa le da el diario parte de Guerra, en el que se indica el
número de estudiantes asesinados, heridos o puestos a disposición de la
Justicia Militar ¡El Márquez de Sade es un niño de pecho incapaz de concebir
tanta maldad!
Nuestros
guardias, policías, colectivos, disponen pues de toda la confianza y el apoyo
presidencial para continuar ensangrentando las avenidas, calles y callejones
del país. Muy seguramente, les otorgarán una recompensa en billetes verdes como
el uniforme de los bárbaros guardianes, cada vez que un opositor resulte muerto
o herido o discapacitado.
Felicitados y aplaudidos, nuestros sicarios
oficiales podrán ejercer todo su poder de fuego a voluntad, disparar a
quemarropa, a la cabeza de los escuálidos que más bien quisieran degollar.
Prontamente las cimitarras, espadas y alfanjes serán incorporados al armamento
de los Defensores de la Paz.
Muy
probablemente los canales oficiales mostrarán es sus pantalles las cabezas
decapitadas por los Defensores de la Paz, quienes se las entregarán a los
colectivos para que las empalen y muestren en las plazas de la ciudad o para
que jueguen futbol con ellas en las caimaneras rojo – rojitas. Freídas en
aceite hirviendo serán el torrezno, el chicharrón, que
acompañara las celebraciones revolucionarias de los socialistas del siglo XXI.
No
nos extrañe entonces que los presidentes amigos del proceso propongan a la
Guardia Nacional Bolivariana para el próximo Premio Nobel de la Paz.
El consuelo de los venezolanos y de la
comunidad internacional que contempla y denuncia cotidianamente los atropellos
y violaciones a los derechos fundamentales del ser humano, es recordarles a
nuestros sátrapas bolivarianos, alguna de las siguientes sentencias históricas,
antes de que sean sentenciados por los tribunales internacionales. Por ejemplo,
esta del escritor Tolkien: Tarde o temprano el crimen siempre sale a la luz.
O
esta otra de Fernando Vallejo para atajar la venganza y el reconcomio de muchos
de nuestros actuales dirigentes: No
hagan con otros lo que hicieron con ustedes, no paguen con la misma moneda, el
mal con el mal.
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