Si medimos el resultado de la estrategia aplicada por la oposición a partir del mes de abril, una ofensiva de protestas y manifestaciones en la calle que sacudió los cimientos de la sociedad venezolana y retumbó en las paredes del palacio de Miraflores, la conclusión a simple vista es que la jugada salió mal. La oposición sacrificó tropas, como lo hizo el Ejército Rojo, durante la Segunda Guerra Mundial, pero de sus filas no surgió un equivalente al mariscal Zukov, que ganara la guerra.
El chavismo logró su objetivo, pero a un costo que haría palidecer a Hugo Chávez, cuando desistió de contar los votos la madrugada del 3 de diciembre de 2007, porque no tenía interés en alzarse con una victoria pírrica. Eso fue lo que obtuvo el chavismo con la elección del 30 de julio de una Constituyente espuria que ha generado el rechazo de los principales países de este hemisferio y de la Comunidad Europea. Es la razón que ha esgrimido el gobierno de Donald Trump para seguir aplicando sanciones.
Las cuentas siguen pendientes, en esta guerra de posiciones que parece no tener fin. Edgar Gutiérrez, politólogo por la Universidad Central de Venezuela, y asesor de candidatos en varios países de América Latina, realiza un balance sobre esta fase del conflicto político venezolano. Se muestra partidario de no participar en las elecciones a gobernadores y explica por qué. Advierte, además, que “la unidad política, la unidad de propósitos de la oposición, ha sido una consigna, que no hemos podido materializar”.
Aviso, lo que va a decir Gutiérrez no es lo que muchos quisieran escuchar.
Seguir leyendo,
EN:
No comments:
Post a Comment