Es que el tema había sido preparado con precisión milimétrica por el importante viraje que representa –en fondo y en forma– y por el relevante rol que el mandatario chino se está reservando en esta nueva cara que China le presenta al mundo. Lo diferencia de sus predecesores la ausencia de timidez y una bien marcada asertividad. Esa fue, en esta ocasión, la tónica abrazada por un líder cuya gravitación se extenderá hasta bien entrada la tercera década de este siglo XXI.
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