Tuesday, October 24, 2017

General Rafael Urdaneta (1788-1845), por Angel Lombardi Boscán

Héroes como tales no existen. Creo que Thomas Carlyle (1795-1891) y Ralp Waldo Emerson (1803-1882) pifiaron al sostener la tesis de que la biografía de los grandes hombres bastaría para sostener una historia de la humanidad basada en la virtud. El héroe muchas veces es un bribón con suerte. Básicamente su estela de éxitos se cocina a fuego lento para construir un imaginario como referente de identidad. Los pueblos necesitan de los héroes como el imberbe de su biberón.
Un héroe es un tótem, basado en el mito. Rafael Urdaneta (1788-1845), el General Urdaneta, es la contribución “más ejemplar” de los zulianos a la causa de la Independencia Nacional. Maracaibo, hay que ser sinceros, fue pro monárquica. Su Gobernador, Don Fernando Miyares, luego de los sucesos del 19 de abril de 1810, se erigió en el líder de la contrarrevolución, y por tanto, Capitán General de Venezuela. Por ello, es un error grueso, seguir repitiendo que Don Vicente Emparan fue el último. Al final de la guerra, cuando ya todo estaba perdido, y sin acción gloriosa de por medio, los marabinos nos terminamos de pasar en el año 1821 a la causa de los vencedores. Esa jugarreta del destino devino en oprobio por no estar alineados con los caraqueños, andinos, orientales y llaneros. Esto quiso ser suplido con la exaltación desmesurada del General Rafael Urdaneta por dos razones: una, su nacimiento circunstancial en Maracaibo; y segundo, fue un íntimo del círculo de confianza del Libertador Simón Bolívar, lo cual le acarreó un innegable prestigio, básicamente, por sus dotes como eficiente soldado, o mejor dicho, como el excepcional intendente que fue.

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