No se sabe si es ironía o paradoja.
El premio Sajárov fue otorgado a la oposición venezolana justo en uno de los peores momentos de su historia: una crisis política de enorme magnitud. Crisis aparentemente derivada de los resultados de las fraudulentas elecciones del 15-O pero agravada por la decisión de uno de sus partidos más tradicionales, AD, al hacer juramentar a sus cuatro gobernadores elegidos frente a una constituyente inconstitucional.
Pero seamos claros: la juramentación no produjo a la crisis. Solo fue su detonante.
La crisis venía gestándose antes de las regionales.
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