De “La Flauta de Pan”, que se ciñe a los cánones del realismo, a un atrevido “Arlequín músico”, que descompone la imagen de un músico y su guitarra: pese a ser dos pinturas de estilos opuestos, las dos nacieron del pincel de Pablo Picasso con solo un año de diferencia, 1923 y 1924. Ya dijo el mismo Picasso (1881-1973) que él era “un artista sin estilo”, ya que este solo servía para “poner barreras al artista, obligándolo a tener un solo punto de vista, las mismas técnicas, la misma fórmula, año tras año durante toda su vida”.Ateniéndose a este principio, el Museo Fabre de Montpellier ofrece hasta el 23 de septiembre la exposición “Donner à voir” con más de cien obras firmadas por Picasso que, en torno a catorce momentos clave, hacen hincapié en los descubrimientos e innovaciones que aportaron algo nuevo en los 77 años de creación del artista.
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