Razones tuvo Pino Iturrieta al aseverar en su Contra lujuria, castidad de 1992 que las farragosas “constituciones sinodales” emanadas del arzobispado de Venezuela en septiembre de 1687 (su reedición caraqueña de 1848 llena 486 páginas) son “medulares para el análisis de los hábitos coloniales”, hábitos que dichas constituciones pretendían reglamentar puntillosa y bizantinamente, como sería el caso del traje de las “beatas” que imperativamente debía ser “cerrado hasta el cuello y besando el suelo, so pena de excomunión”....
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