Me confieso un zuliano atípico, pensaba que la celebración de la zulianidad tenía que ver con la exaltación de la gaita, el lago, el puente, la Virgen de la Chinita, el Relámpago del Catatumbo, la portentosa riqueza petrolera que hay en nuestro subsuelo, o nuestra acendrada debilidad por una arepa tumba rancho, los pastelitos y las empanadas, además de un refrescante cepillado. Por otro lado la zulianidad también está asociada a la frontera con Colombia, el contrabando, nuestros guajiros, Machiques y la ganadería; Cabimas y la Costa Oriental; Luis Aparicio y el beisbol; Rafael Urdaneta y la Batalla Naval del Lago, y naturalmente que también a nuestro tormentoso calor. Obviamente la “zulianidad” es la cara muy bien lavada de una ciudad-puerto que paradójicamente vive de espaldas a su mismo lago, y cuidado, hasta del mismo resto del “otro país”.
Y cuando digo bien lavada, no sólo intento ser provocador, sino también tocar la tecla dolorosa de una realidad que debemos atender mejor: la ciudad y sus habitantes. Hoy, por cierto, en éste oprobioso 2019, la ciudad de Maracaibo está completamente destruida por sus propios gobernantes. Algo inaudito en la historia de la ciudad que ya va por quinientos años de fundada
Voy a puntualizar aún más esto, la zulianidad es la “memoria cultural”, conformada por las figuras simbólicas y los recuerdos convertidos en mitos. Mitos evocadores de una belleza ficticia. Para el zuliano promedio los mitos son el refugio compensatorio de una convivencia social disminuida y adversa, mientras que para las elites zulianas ha representado una propaganda conveniente que encubre su propia impericia......
EN: https://www.lapatilla.com/2019/11/27/angel-rafael-lombardi-boscan-sobre-la-zulianidad/
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