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Saludos,
A veces pareciera que Maduro contrató a la cuñada de Khan no por sus cualidades como profesional en la materia, ni siquiera para sobornar a la Fiscalía, sino simplemente para empantanar la causa. Porque eso es lo que le sirve al régimen: socavar la confianza de las víctimas en la Corte, sembrar sospechas de corrupción e instalar la narrativa de que “todo está arreglado”. En ese terreno son expertos. Y aunque no haya prueba alguna de que Khan “se vendió”, la sola existencia de la polémica es un regalo para la tiranía.
Es bueno precisar que Khan ya está fuera de su cargo y el caso Venezuela I lleva meses en manos de su equipo y del fiscal adjunto, así que en términos prácticos, nada cambia: el proceso sigue, las seis apelaciones de Maduro (con la cuñada de Khan como abogada) fueron antes rechazadas y las investigaciones continúan.
Ciertamente los venezolanos llevamos años viendo cómo la Fiscalía de la CPI avanzaba con parsimonia en nuestro caso, mientras en otras situaciones –incluso contra países que no son parte del Estatuto de Roma, como Israel o Rusia– se actuaba con rapidez y determinación. Esa disparidad ha alimentado dudas sobre la efectividad de la institución frente a dictaduras chanchulleras como la de Maduro.
Y sin embargo, en la compleja lucha que los factores democráticos sostienen en múltiples frentes, la procura de justicia ante instancias internacionales sigue siendo un pilar fundamental. No es perfecta, no es inmediata, pero ha estado en manos de profesionales serios y comprometidos, que ya han derrotado uno a uno los intentos del régimen por frenar la investigación. La decisión de apartar a Khan puede sembrar ruido, pero no borra la verdad ni ha de disipar la esperanza de justicia: solo confirma su urgencia y nos obliga a estar aún más atentos.
Edición elaborada por el Consejo Editorial de Laceiba.
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