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Saludos,
Una película diferente
Hay una diferencia cualitativa —no solo de estilo, sino de fondo y de circunstancias— entre la primera administración de Donald Trump y la actual con relación a Venezuela.
En la primera, Trump ya comprendía la gravedad de la crisis venezolana y ofreció por ello un fuerte respaldo político a la causa democrática. Pero ese apoyo se quedó en el terreno de la diplomacia y la retórica. Los planes, por más audaces que parecieran, nunca llegaron al Pentágono. El gobierno interino chocó con un muro en el ámbito militar estadounidense, mientras las agencias federales —cada una por su lado— operaban con agendas distintas: unas colaboraban activamente, otras jugaban para atrás y otras simplemente no jugaban.
Eso cambió.
Hoy toda la maquinaria burocrática y militar de Estados Unidos está alineada, de momento: FBI, NSA, CIA, Departamento de Justicia, Tesoro y el propio Departamento de Defensa. Ya no se trata de “apoyar políticamente” a la oposición venezolana. Se trata de ejecutar una política de law enforcement: aplicar la ley, con todo lo que eso implica, a quienes han convertido al Estado venezolano en una organización criminal transnacional.
A Maduro y a su entorno parece que les cayó la locha tarde. Creyeron que este era un remake de Trump 1, una secuela predecible de la misma película. Creyeron que iban a manguarear al actual Presidente de los Estados Unidos, comprar tiempo y seguir en la inercia que los mantiene como unos vampiros, viviendo a costa del sufrimiento de millones.
Pero todo pareciera ir apuntando a que esta es una película diferente.
Edición elaborada por el Consejo Editorial de Laceiba.
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