FRANCISCO JOSÉ VIRTUOSO | EL UNIVERSAL
jueves 8 de diciembre de 2011 12:00 AM
El presidente Chávez, los principales voceros de su gobierno y los líderes de los movimientos políticos que lo respaldan, predican a coro que Venezuela avanza hacia la implementación del socialismo. Primero se habló del socialismo del siglo XXI. Ahora se habla de socialismo a secas.
La idea de socialismo propuesta ha sido y sigue siendo muy confusa, desdibujada y, sobre todo, a-histórica, pues no se corresponde con la reflexión contemporánea y las demandas de los nuevos tiempos.
La práctica gubernamental se empeña en decirnos que el mejor camino para el desarrollo humano y la superación de la pobreza es a través del control estatal y del avance progresivo del monopolio del Estado de las actividades de producción, comercio e intercambio financiero en los mercados internos y externos. Expone que la economía a medida que sea más estatista ofrecerá mejores resultados y que la privada debe concebirse de forma marginal. Sin embargo, la economía estatalizada requiere de un fuerte control burocrático y una dinámica permanente de aclamación popular a través de Consejos de participación creados al efecto.
Cuando se pregunta la opinión de la gente, la mayoría se inclina por un régimen de economía mixta que ofrezca diversas alternativas para crear oportunidades de empleo, inversión, comercio e intercambio financiero. Un gobierno que regule pero sin asfixiar y que marque el rumbo pero sin determinar. La gente quiere libertad, participación, dignidad y trabajo y eso solo se consigue con muchas posibilidades y capacidades reales para elegir lo que más convenga.
Los predicadores del socialismo tienen entonces que ingeniárselas para legitimar sus propósitos. La campaña electoral sirve muy bien para ello y la coyuntura que ofrece el mercado petrolero les da una oportunidad de oro. Mediante la campaña el gobierno cuenta con el escenario para ofrecer de todo, desde viviendas, artículos de consumo (de los más variados y exóticos), créditos a muy bajo interés, prestaciones con cálculo retroactivo, diversos servicios a través de las viejas y nuevas misiones, etc. Se ofrece consumo y esperanza a cambio de apoyo y respaldo en las elecciones. Usted recibe conjuntamente con un televisor pantalla plana de 40 pulgadas, pagadero en cómodas cuotas de Bs. 200 mensuales, la promesa de la revolución socialista. Lleve dos por uno.
La elevación de los precios petroleros en el mercado mundial, le ha permitido al gobierno central incrementar el gasto público. En el acumulado de enero a octubre, este gasto alcanzó Bs. 222.413 millones, lo que supone para el mismo período del año pasado un incremento nominal de 45,5%. La técnica de mercadeo del fracasado socialismo del siglo XXI es disponer de una buena chequera.
La idea de socialismo propuesta ha sido y sigue siendo muy confusa, desdibujada y, sobre todo, a-histórica, pues no se corresponde con la reflexión contemporánea y las demandas de los nuevos tiempos.
La práctica gubernamental se empeña en decirnos que el mejor camino para el desarrollo humano y la superación de la pobreza es a través del control estatal y del avance progresivo del monopolio del Estado de las actividades de producción, comercio e intercambio financiero en los mercados internos y externos. Expone que la economía a medida que sea más estatista ofrecerá mejores resultados y que la privada debe concebirse de forma marginal. Sin embargo, la economía estatalizada requiere de un fuerte control burocrático y una dinámica permanente de aclamación popular a través de Consejos de participación creados al efecto.
Cuando se pregunta la opinión de la gente, la mayoría se inclina por un régimen de economía mixta que ofrezca diversas alternativas para crear oportunidades de empleo, inversión, comercio e intercambio financiero. Un gobierno que regule pero sin asfixiar y que marque el rumbo pero sin determinar. La gente quiere libertad, participación, dignidad y trabajo y eso solo se consigue con muchas posibilidades y capacidades reales para elegir lo que más convenga.
Los predicadores del socialismo tienen entonces que ingeniárselas para legitimar sus propósitos. La campaña electoral sirve muy bien para ello y la coyuntura que ofrece el mercado petrolero les da una oportunidad de oro. Mediante la campaña el gobierno cuenta con el escenario para ofrecer de todo, desde viviendas, artículos de consumo (de los más variados y exóticos), créditos a muy bajo interés, prestaciones con cálculo retroactivo, diversos servicios a través de las viejas y nuevas misiones, etc. Se ofrece consumo y esperanza a cambio de apoyo y respaldo en las elecciones. Usted recibe conjuntamente con un televisor pantalla plana de 40 pulgadas, pagadero en cómodas cuotas de Bs. 200 mensuales, la promesa de la revolución socialista. Lleve dos por uno.
La elevación de los precios petroleros en el mercado mundial, le ha permitido al gobierno central incrementar el gasto público. En el acumulado de enero a octubre, este gasto alcanzó Bs. 222.413 millones, lo que supone para el mismo período del año pasado un incremento nominal de 45,5%. La técnica de mercadeo del fracasado socialismo del siglo XXI es disponer de una buena chequera.
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