RUBENS YANES| EL UNIVERSAL
miércoles 16 de octubre de 2013 12:00 AM
Nicolás parece, pero no es tonto. Sabe que su popularidad cae, que la situación política y económica se le complica, que las bases de su poder se erosionan exponencialmente. Es por ello que aceita los engranajes del aparato represivo del Estado.
En las últimas semanas lo hemos visto pisar el acelerador en el frente de la "inteligencia" política, creando el Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria (Cessppa), cerrar filas con los militares y se ha movido para pedir –finalmente– le prorroguen poderes especiales para "luchar contra la corrupción".
La corrupción de la oposición y la burguesía, según el mismo ha explicado en innumerables ocasiones. Porque para Maduro pareciera haber corruptos visibles e invisibles. Los visibles son sus adversarios con posiciones de poder: Capriles y los diputados de oposición; los invisibles son las decenas de funcionarios de alto nivel que hace ya rato vienen desfalcando al Fisco, así como la casta de narcos que han tomado posiciones de invisibilidad total en instancias como el Aeropuerto de Maiquetía.
¿Qué pretende hacer Maduro con sus poderes especiales? Pues evidentemente, ante la imparable pérdida de apoyo popular podría no sólo perseguir a los líderes de oposición, sino acelerar el desmantelamiento de los poderes locales a favor de un "Estado comunal", ya que se avizora que perderá mucho terreno en las elecciones de este diciembre.
Pero debilitar a la oposición y socavar lo poco que queda del sistema de balance de poderes son sólo dos iniciativas que podría tomar Maduro ante el panorama que le espera. Siguiendo sus discursos de pueden dibujar otras líneas de acción igualmente peligrosas y apocalípticas, como son la erradicación del sector intermedio de la economía (incluyendo la banca) y activar mecanismos de censura sobre los medios más agresivos.
Maduro ya expresó recientemente lo aberrante que le parece que "la parasitaria e importadora burguesía criolla" tenga peso en nuestra economía, lo que ve como una evidencia de que estamos muy lejos del socialismo cubano que anhela. Así que le darán menos dólares y seguirán asfixiando a los empresarios privados hasta disminuir su influencia. Esto se traducirá en mayor escasez, mayor inflación, mayor dependencia del Estado, mayor devaluación del bolívar.
Pero además, Maduro ya ha actuado también para acallar a los poquísimos medios independientes. No sólo se queja a diario de la cobertura que dan a los problemas que aquejan a todos los venezolanos, sino que ya ha pedido a la Fiscal general que abra averiguaciones contra algunos de ellos. Persiste la política de amedrentamiento y acoso por parte del Estado.
Muchas personas perciben que estas iniciativas de Nicolás son insostenibles. Que ahogar más a la economía, acallar a los medios, horadar el poder del pueblo, le pasarán factura. Pero de ahí la importancia de su accionar en la afinación del aparato represivo. El alumno calca al maestro, pero el maestro de Maduro no es Chávez como creemos, sino Fidel.
Recordemos que el joven Nicolás se formó en Cuba. Allí aprendió cómo funciona un sistema basado en la represión sistemática y en el ahogamiento de toda iniciativa individual. Allí pudo ver cómo un pueblo despojado de todo, puede seguir viviendo obedientemente si se aplican los mecanismos de control adecuados. Y para allá nos lleva.
En las últimas semanas lo hemos visto pisar el acelerador en el frente de la "inteligencia" política, creando el Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria (Cessppa), cerrar filas con los militares y se ha movido para pedir –finalmente– le prorroguen poderes especiales para "luchar contra la corrupción".
La corrupción de la oposición y la burguesía, según el mismo ha explicado en innumerables ocasiones. Porque para Maduro pareciera haber corruptos visibles e invisibles. Los visibles son sus adversarios con posiciones de poder: Capriles y los diputados de oposición; los invisibles son las decenas de funcionarios de alto nivel que hace ya rato vienen desfalcando al Fisco, así como la casta de narcos que han tomado posiciones de invisibilidad total en instancias como el Aeropuerto de Maiquetía.
¿Qué pretende hacer Maduro con sus poderes especiales? Pues evidentemente, ante la imparable pérdida de apoyo popular podría no sólo perseguir a los líderes de oposición, sino acelerar el desmantelamiento de los poderes locales a favor de un "Estado comunal", ya que se avizora que perderá mucho terreno en las elecciones de este diciembre.
Pero debilitar a la oposición y socavar lo poco que queda del sistema de balance de poderes son sólo dos iniciativas que podría tomar Maduro ante el panorama que le espera. Siguiendo sus discursos de pueden dibujar otras líneas de acción igualmente peligrosas y apocalípticas, como son la erradicación del sector intermedio de la economía (incluyendo la banca) y activar mecanismos de censura sobre los medios más agresivos.
Maduro ya expresó recientemente lo aberrante que le parece que "la parasitaria e importadora burguesía criolla" tenga peso en nuestra economía, lo que ve como una evidencia de que estamos muy lejos del socialismo cubano que anhela. Así que le darán menos dólares y seguirán asfixiando a los empresarios privados hasta disminuir su influencia. Esto se traducirá en mayor escasez, mayor inflación, mayor dependencia del Estado, mayor devaluación del bolívar.
Pero además, Maduro ya ha actuado también para acallar a los poquísimos medios independientes. No sólo se queja a diario de la cobertura que dan a los problemas que aquejan a todos los venezolanos, sino que ya ha pedido a la Fiscal general que abra averiguaciones contra algunos de ellos. Persiste la política de amedrentamiento y acoso por parte del Estado.
Muchas personas perciben que estas iniciativas de Nicolás son insostenibles. Que ahogar más a la economía, acallar a los medios, horadar el poder del pueblo, le pasarán factura. Pero de ahí la importancia de su accionar en la afinación del aparato represivo. El alumno calca al maestro, pero el maestro de Maduro no es Chávez como creemos, sino Fidel.
Recordemos que el joven Nicolás se formó en Cuba. Allí aprendió cómo funciona un sistema basado en la represión sistemática y en el ahogamiento de toda iniciativa individual. Allí pudo ver cómo un pueblo despojado de todo, puede seguir viviendo obedientemente si se aplican los mecanismos de control adecuados. Y para allá nos lleva.
No comments:
Post a Comment