FRANCISCO OLIVARES| EL UNIVERSAL
sábado 12 de julio de 2014 12:00 AM
Que se pague un sobreprecio de 16 millones de dólares por la importación de maíz y arroz desde Argentina a Venezuela son esos eventos sin importancia que para los dirigentes del PSUV, la Fiscalía y el Gobierno venezolano no existen o se hacen los locos.
La información con datos precisos del "guiso" que expone el diario argentino El Clarín, señala nada más y nada menos que al ministro argentino Julio De Vido, experto en escándalos financieros, especialmente con el gobierno venezolano y la empresa que hace el negocio es propiedad de los hermanos Vignati, muy cercanos a la familia Kirchner.
La destrucción de la producción agrícola en Venezuela y de la industria de alimentos a través de las expropiaciones, ha tenido diversas aristas. Una de ellas ha sido el tener que importar 75% de los alimentos que se consume en el país y gran parte de ello pagado con sobreprecios que están a la vista.
Pero no sólo el negocio ha sido el sobreprecio, sino la licencia para importar lo que sea, por empresas de maletín o creadas para la ocasión, hasta el punto de que miles de toneladas han quedado abandonadas, pudriéndose en los puertos venezolanos, sin que nadie los reclame o investigue a los responsables de esos sucesos.
Ello es así porque el negocio no está en la venta del producto importado sino en el sobreprecio pagado por el Estado venezolano a las empresas de maletín que exportan desde Argentina y los países aliados, en negociaciones directas, sin licitación y sin transparencia.
Esas mercancías son pagadas en dólares preferenciales y el sobreprecio va directo a cuentas bancarias en los paraísos fiscales.
Por eso causa gracia ver a parlamentarios del PSUV, convertidos en poderosos, hablando de que "serán enérgicos contra la corrupción". Con gran habilidad dibujan una expresión de dirigentes honestos, para finalmente escapar con sus escoltas y camionetas blindadas, para refugiarse en los guetos en donde se pactan decisiones y se tapan escándalos. Igualmente traduce cierta ironía la Fiscal cuando dice que "hará seguimiento a fortunas súbitas" y castigarán a "testaferros de funcionarios públicos" cuando los maletines viajan en aviones oficiales y las comisiones les pasan por las narices.
Pero igualmente también causan gracia los "marxistas trasnochados" según expresión del "líder", quienes desde refugios como Aporrea, o club de los excluidos, auguran la revolución de la clase obrera y de la igualdad, mientras sus dirigentes se apropian de los bienes del país en nombre de una presunta alianza con el pueblo y la Fuerza Armada Bolivariana. Claro, también con el gran capital.
La información con datos precisos del "guiso" que expone el diario argentino El Clarín, señala nada más y nada menos que al ministro argentino Julio De Vido, experto en escándalos financieros, especialmente con el gobierno venezolano y la empresa que hace el negocio es propiedad de los hermanos Vignati, muy cercanos a la familia Kirchner.
La destrucción de la producción agrícola en Venezuela y de la industria de alimentos a través de las expropiaciones, ha tenido diversas aristas. Una de ellas ha sido el tener que importar 75% de los alimentos que se consume en el país y gran parte de ello pagado con sobreprecios que están a la vista.
Pero no sólo el negocio ha sido el sobreprecio, sino la licencia para importar lo que sea, por empresas de maletín o creadas para la ocasión, hasta el punto de que miles de toneladas han quedado abandonadas, pudriéndose en los puertos venezolanos, sin que nadie los reclame o investigue a los responsables de esos sucesos.
Ello es así porque el negocio no está en la venta del producto importado sino en el sobreprecio pagado por el Estado venezolano a las empresas de maletín que exportan desde Argentina y los países aliados, en negociaciones directas, sin licitación y sin transparencia.
Esas mercancías son pagadas en dólares preferenciales y el sobreprecio va directo a cuentas bancarias en los paraísos fiscales.
Por eso causa gracia ver a parlamentarios del PSUV, convertidos en poderosos, hablando de que "serán enérgicos contra la corrupción". Con gran habilidad dibujan una expresión de dirigentes honestos, para finalmente escapar con sus escoltas y camionetas blindadas, para refugiarse en los guetos en donde se pactan decisiones y se tapan escándalos. Igualmente traduce cierta ironía la Fiscal cuando dice que "hará seguimiento a fortunas súbitas" y castigarán a "testaferros de funcionarios públicos" cuando los maletines viajan en aviones oficiales y las comisiones les pasan por las narices.
Pero igualmente también causan gracia los "marxistas trasnochados" según expresión del "líder", quienes desde refugios como Aporrea, o club de los excluidos, auguran la revolución de la clase obrera y de la igualdad, mientras sus dirigentes se apropian de los bienes del país en nombre de una presunta alianza con el pueblo y la Fuerza Armada Bolivariana. Claro, también con el gran capital.
No comments:
Post a Comment